El peronismo aprobó la ley contra los tarifazos y le impuso una dura derrota al Gobierno

El Gobierno presionó fuerte pero el neuquino Guillermo Pereyra y Menem fueron claves. Rodríguez Saá se fue

 

 

 

La oposición se unió en el Senado y sancionó la ley de emergencia tarifaria, pese a las fuertes presiones del Gobierno que llamó hasta último momento a gobernadores y legisladores para ganar la votación.

 

No lo logró y el proyecto fue aprobado con 37 votos, lo justo para una mayoría simple, contra 30 de Cambiemos, que si lograba retirar del recinto a un opositor más podría haber frustrado la votación.

 

En la Casa Rosada hubo gestiones desesperadas y obtuvieron algunos triunfos para esperanzarse: Rodolfo Urtubey cumplió el deseo de su hermano gobernador y votó en contra, Adolfo Rodríguez Saá se volvió a San Luis en pleno debate y la sanjuanina Cristina López Valverde nunca apareció, tras varios llamados de Rogelio Frigerio al gobernador Sergio Uñac. El hermano, José Rubén, es senador y sí votó a favor.

 

La neuquina Lucila Crexell estuvo a punto de abstenerse pero aceptó ir por la negativa cuando el ministro del Interior le prometió prorrogar la ley de emergencia frutícola. “Aprovecho la oportunidad para favorecer los intereses de mi provincia”, justificó el intercambio de favores.

 

Crexell junto a otros cuatro senadores visitaron a Mauricio Macri este martes y según un comunicado oficial se habían comprometido a rechazar la ley. No fue tan así: el sindicalista Guillermo Pereyra votó a favor y lo justificó en el debate.

 

“Este proyecto tiene un montón de imperfecciones, pero no hay otra alternativa porque no he visto en el oficialismo que presenten una opción que contemple lo social, lo que reclama la gente”, explicó. Claramente, cambió de idea cuando supo que podría frustrar la ley si le cumplía al presidente.

 

Argumentos similares usó un rato más tarde el cordobés Carlos Caserio para justificar su aval al proyecto que cuestionó su gobernador Juan Schiaretti. “El día que tenga que pedir permiso para hacer algo, me voy a retirar de la política”, les aclaró a sus colegas.

 

“Estuvieron hasta último momento tratando de lograr que hoy no votemos esto. Si para ustedes eso es la política, bárbaro, pero no jueguen con fuego porque nos necesitamos todos”, advirtió.

 

Fue clave el aporte de los santiagueños Ada Iturrez de Cappellini y Germán Montenegro, que integran el Frente Cívico de Santiago del Estero del gobernador Gerardo Zamora, que dejó en su provincia a Blanca Porcel de Riccobelli. Podrá explicarle a Frigerio que de los tres es la que militó con él desde la juventud. Como en Diputados, el gobernador misionero Hugo Passalacqua cumplió y sus dos senadores se fueron temprano.

 

Carlos Menem fue el personaje del día. Dio quórum temprano, acompañado de su hija Zulema; y volvió a las 3 de la mañana para votar y garantizar una mayoría  que a esa hora Pichetto y Cristina Kirchner, sus alumnos hace dos décadas, no podían garantizar sin él.

 

La ex presidenta habló 48 minutos a las 2 de la mañana, 18 por encima de lo estipulado. “Es mentira que se hayan eliminado los subsidios: se eliminaron los que financiaba el Tesoro Nacional, pero ahora son los ciudadanos los que están subsidiando la rentabilidad de las empresas”, denunció.

 

Se jactó del aumento de la oferta energética y de las líneas de altas tensión durante su presidencia y la de Kirchner (lo había detallado temprano el formoseño José Mayans) y le reprochó a Gabriela Michetti haber votado en contra de la estatización de YPF que el Congreso sancionó en 2012.

 

“Si no hubiéramos nacionalizado YPF, Vaca Muerta sería de Repsol. Y ahora el presidente se la pasa ahí como si fuera una empresa propia. Sólo es posible por el blindaje mediático que hay”, le reprochó.

 

Cristina también hizo hincapié en un tema repetido por toda la oposición y sin una explicación clara del oficialismo: el abultado valor del gas en boca de pozo, que llegaría a los 7 dólares por BTU cuando el precio internacional es 4 y aún menos en algunos países de la región, según Fernando “Pino” Solanas.

 

Sólo el radical Julio Cobos se animó a hablar de una incidencia natural “del dólar” por tener una matriz energética fosilizada, pero no explicó las diferencias de cotización. Sí detalló, como Humberto Schiavonne y Esteban Bullrich, que la falta de oferta energética subsanada con importaciones que originaron un agujero fiscal del que Macri no logra salir.

 

Miguel Pichetto adjudicó al inexplicable precio del gas criollo el aumento de la cotización de las empresas energéticas. “¿Perdieron 10 mil millones de dólares en 10 días y están preocupados por un costo fiscal de 20 o 30 mil millones de pesos?”, se preguntó el rionegrino y recordó que en estos dos años hubo aumentos de 1157% de gas, 371% de luz y 484% de agua, “que es un servicio básico”.

 

“Hay un punto de inflexión donde se demuestra la responsabilidad: en las difíciles. Y ustedes saben lo que ha pasado, no juega solo Argentina”, se defendió el radical Luis Naidenoff, jefe del interbloque de Cambiemos, poco antes de votar. Como chicana, le recordó a Cristina que ella estatizó YPF como presidenta, pero 20 años antes había apoyado su privatización desde la legislatura provincial de Santa Cruz.

 

La ley fue consensuada por la oposición en Diputados, retrotrae las tarifas de luz, gas y agua a los valores de noviembre e indexa cualquier aumento futuro a la variación salarial, a excepción de los consumos superiores.

 

Macri ya anunció que la vetará y los senadores del peronismo no lo ven mal porque a la mayoría no le convence la devolución de las tarifas de energía ya cobradas, que obligaría a las distribuidoras locales a realizar desembolsos imposibles de calcular.

 

Esperaban una contra propuesta del Gobierno, que sólo acercó un tibio dictamen que proponía bajar el IVA a las tarifas y este martes prometió discutir el traspaso de Edelap y Edesur a Provincia y Ciudad.

 

No quiso hablar del valor de las boletas y el presidente rompió todo el lunes con un video diseñado por Marcos Peña, a quien siempre le resultas preferibles

 

“Pudieron cambiar todo el presupuesto, pero las tarifas de Juan Aranguren son sagradas”, cuestionó Pichetto y habló de ninguneos a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, el ala política del Gobierno, que se anotó una dura derrota en medio de su negociación con el FMI.

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