La Niña: el próximo fenómeno climático que se aproxima

Concluye el fenómeno de El Niño (ENOS) que se inició en junio de 2023 y alcanzó su punto máximo en diciembre. ¿Qué nos espera con La Niña?

 

 

Tras meses de inundaciones, lluvias incesantes y temperaturas que batían nuevos récords alrededor del mundo, el fenómeno de El Niño llega a su fin, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Hay un 80% de probabilidades de que haya un periodo neutral de dos meses y, posteriormente, comenzará la fase de La Niña.

Los patrones de El Niño y La Niña tienen consecuencias en distintas partes del planeta y en América Latina impactan en la producción de cultivos clave como trigo, arroz, maíz, provocando efectos en la economía de los países, altamente dependientes de las materias primas.

 

El Niño y La Niña: ¿de qué se tratan?

Ambos son fenómenos que involucran la variación de la temperatura en el Pacífico debido a cambios en la presión del aire. En el caso de El Niño, la temperatura del océano aumenta y, en consecuencia, el clima se hace más cálido. Con La Niña, es a la inversa: el agua se enfría y la temperatura global desciende.

El Niño no tiene un período fijo: suele durar entre 9 y 12 meses y su intensidad también puede variar. El desarrollo de este fenómeno suele ser monitoreado por centros meteorológicos internacionales que utilizan modelos climáticos y observaciones satelitales para predecir su aparición y potenciales impactos.

De la misma manera, La Niña no sigue un calendario fijo y su frecuencia e intensidad pueden variar. Los eventos de La Niña pueden durar de 9 meses a 3 años, y su predicción también depende de observaciones climáticas y modelos meteorológicos avanzados.

El último episodio de El Niño, que comenzó en junio del año pasado, llevó aguas más cálidas a la superficie del Pacífico, lo que agregó calor adicional a la atmósfera e hizo que aumentaran las temperaturas a nivel global, batiéndose récords históricos mes tras mes.

 

El impacto del cambio climático

Los recientes récords mensuales de altas temperaturas a nivel global llevaron a algunos científicos a temer que el mundo pueda estar entrando en una nueva fase aún más rápida del cambio climático.

El Niño es independiente al cambio climático, pero los expertos han observado modificaciones en la forma en que el fenómeno se está presentando como, por ejemplo, una agudización de lluvias, olas de calor y períodos de sequía, según explicó el equipo técnico de la FAO.

Las transiciones rápidas entre El Niño y La Niña se pueden correlacionar también con el cambio climático, aunque la ciencia no permita todavía establecer causalidades de forma inequívoca, añadieron.

En la charla llamada “Preparándonos para La Niña, avances y desafíos para medir su impacto en sistemas agroalimentarios”, expertos coincidieron en que las épocas de transición entre los dos fenómenos que se daban en otras décadas ya no se están produciendo, lo que recorta los tiempos para que las comunidades afectadas se recuperen y se preparen.

“Lo vimos hace un año, salimos de una Niña y en marzo ya teníamos unas señales de Niño. Ahora estamos nuevamente en marzo y abril con señales de Niña (…) No nos hemos podido recuperar del impacto del fenómeno (…) y pasamos al opuesto rápidamente”, dijo Yolanda González, directora del Centro Internacional de Investigación para el Fenómeno El Niño (CIIFEN).

 

Qué consecuencias podía traer La Niña

El paso del fenómeno El Niño, que está ahora en su fase final, a La Niña será de manera abrupta, lo que resta tiempo a las especies y las poblaciones para recuperarse de un evento climático al otro. Los países de América Latina deben estar en alerta, aseguraron el jueves expertos de la región.

La Niña podría presentarse en los próximos meses con oscilaciones en los patrones de lluvias y sequías y una temporada fuerte de huracanes, dijeron especialistas en un panel organizado por la oficina regional de la FAO, en Santiago de Chile.

El efecto de enfriamiento de La Niña también puede desacelerar ligeramente el ritmo del calentamiento global.

Sin embargo, desde la Oficina Australiana de Meteorología creen que este tipo de predicciones deben formularse con cautela y esperan que las condiciones neutrales duren al menos hasta julio.

“Como nunca antes se habían visto las actuales condiciones oceánicas globales, las predicciones basadas en eventos pasados sobre cómo se podría desarrollar el ENOS en 2024 pueden no ser fiables”, indicaron en un comunicado.

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