Alberto Fernández participará de la Cumbre de las Américas

Finalmente el Presidente viajará a LA, la semana próxima, confirmaron fuentes oficiales, y acabó la duda sobre su asistencia pese al bloqueo de Biden a la participación Cuba, Venezuela y Nicaragua. La reunión secreta con un enviado demócrata, el diálogo geopolítico con López Obrador y el gesto de Maduro

 

 

Pasaron varias semanas de rechazos, reconsideraciones y conversaciones – algunas públicas y otras secretas – pero, ante un escenario geopolítico de complejidad casi inédita que incluye en el análisis a la salida de la pandemia, la situación que atraviesa el mundo por la guerra entre Rusia y Ucrania y también la situación política interna de los Estados Unidos, el presidente argentino Alberto Fernández resolvió viajar y estar presente en la Cumbre de las Américas que se realizará la semana próxima en Los Ángeles, a invitación de Joe Biden, y representar allí la voz de la CELAC.

La decisión que tomó el mandatario nacional, pese a la infantil evaluación de algunos jefes opositores que pretenden sentarse en el sillón de Rivadavia en 2023, no fue sencilla y se produjo luego de conversaciones con un enviado del propio Biden, otra con el principal socio geopolítico a nivel regional, un gesto de una de las naciones excluidas del encuentro por parte de EEUU, además de un minucioso balance de la correlación de fuerzas continentales en disputa y las conveniencias futuras.

Fernández no está conforme con la agenda para Latam de su par demócrata, de hecho está desilusionado, hecho que se vulneró aún más cuando Washington formalizó que excluiría a Cuba, Nicaragua y Venezuela de la cumbre regional que se hará en Los Ángeles la próxima semana.

Sin embargo, apeló a la diplomacia secreta para determinar una posición geopolítica que le permitiera mantener intacta la relación bilateral con Estados Unidos pero a la vez preservar su liderazgo en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), incluidos aquellos países excluidos por Biden y que, para el sector liberal del mundo, representan el “autoritarismo” y el “populismo”, caracterizaciones que la oposición argentina endilga al Frente de Todos.

 

Un encuentro presencial, un llamado y un gesto público 

El primer elemento que llevó a la resolución fue cuando la semana pasada Alberto recibió al asesor especial de la Casa Blanca y exsenador, Christopher Dodd, quien llegó hasta Buenos Aires para intentar convencer a la Argentina de estar en la Cumbre de las Américas.

Eso sucedió porque los cuestionamientos y dudas públicas de Buenos Aires habían llegado como mensaje sin escalas a Jake Sullivan -consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos- y a Antony Blinken, secretario del Departamento de Estado. Washington, para ese momento, ya sabía que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no iría y si a eso se sumaba la ausencia de Argentina ponía en una situación de debilidad manifiesta a la Cumbre y a Biden en tanto conductor último de la política para la región.

Entonces, Biden decidió utilizar la experiencia política de Dodd para recorrer la región y convencer a los posibles. Hubo fracaso con AMLO, éxito con Jair Bolsonaro (Brasil) y reunión picante con Alberto, pero que a partir de hoy podrá contarse como otro gol.

El enviado enfatizó “la fortaleza de la relación de Estados Unidos con Argentina, construida sobre nuestro compromiso compartido con la democracia, los derechos humanos y la prosperidad económica”. También le reiteró su “esperanza de que Argentina sea un participante activo de la cumbre, lo cual es especialmente importante dado su rol como líder regional”.

Durante el encuentro en la Casa Rosada, Fernández le reprochó al Dodd la ausencia de Cuba, Venezuela y Nicaragua y puso en duda la presencia de Argentina. El mandatario le manifestó que EEUU tuvo una política “muy difícil” para Latinoamérica durante la gestión de Donald Trump. “Es una vergüenza que su país continúe manteniendo el bloqueo sobre Cuba y Venezuela”, le reprochó.

“Aún no decidí. Gracias por reiterar la invitación”, le dijo el Presidente al enviado de Biden cuando habían pasado dos horas de reunión en Balcarce 50.

En la madrugada del viernes y tras el encuentro con Dodd, Alberto llamó a López Obrador a través de su celular. Le contó a AMLO su charla con el enviado especial de Biden y le preguntó si ya tenía confirmada su posición sobre la Cumbre de las Américas. “No voy. No puedo. Me lo prohibe la Constitución. Sería una injerencia en los asuntos internos de los Estados Unidos”, respondió el mexicano.

Alberto le respondió que, pese a la inconveniencia de “perjudicarlo a Biden”, si AMLO no iría él tampoco. “La Cumbre no tiene valor para Biden (sin sus presencias). Es un costo político para él, que es lo que quiero evitar”, agregó el jefe de Estado argentino.

“Andá vos. Vos no tenés una limitación constitucional. Vas en representación de la CELAC. Y nos representas a todos”, fue el empujón positivo de AMLO para Alberto.

Pese a ese diálogo con López Obrador, a Fernández todavía lo habitaban dudas porque requería, en su rol de líder de la CELAC, un respaldo público entre los mandatarios que habían sido excluidos por la Casa Blanca, pese a que su vínculo con Daniel Ortega es frío, con Nicolás Maduro de desconfianza y con Miguel Díaz Canel de mayor cercanía.

Se encargó el eficiente AMLO: habló con Maduro con el objetivo de disuadirlo a que haga un gesto público. Tuvo éxitto: durante una Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) realizada en La Habana, el líder bolivariano habló y agradeció “las declaraciones valientes del Presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el presidente argentino Alberto Fernández. (…) Sabemos que su voz, firme, clara y valiente, va a ser una de las voces más poderosas para cuestionar la exclusión y el intento de división de América Latina y el Caribe, con esta política errática del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica”.

Además, Maduro colgó esos elogios a Fernández en la cuenta oficial del presidente de Venezuela. Gesto a dos bandas. Y el jefe de Estado argentino lo llamó por teléfono para agradecer el gesto público desde Cuba. Fue una charla de cortesía, entre dos dirigentes que se desconfían mutuamente.

Con el respaldo político de los países de la CELAC excluidos por la Casa Blanca en el bolsillo, el apoyo de AMLO y el casi ruego de EEUU, Alberto viajará a Los Ángeles el 8 de junio para explicar su posición respecto a la situación de América Latina y cuestionar la agenda de la administración demócrata en América Latina. La nueva incógnita será el contenido y el tono. Lo segundo más predecible, lo primero no tanto.

En el Ala Oeste de la Casa Blanca y en el Departamento de Estado ya saben que Fernández asistirá y que, desde su mirada, Dodd tuvo éxito. El presidente argentino viajará junto a una reducida comitiva que integrarán Santiago Cafiero (canciller), Gustavo Beliz (secretario de Asuntos Estratégicos), Julio Vitobello (secretario General de la Presidencia), Gabriela Cerruti (portavoz presidencial) y Jorge Arguello (embajador argentino en DC).

Tras la Cumbre, el secretario de Estado Blinken y el canciller Cafiero definirán una fecha para que Alberto visite oficialmente la Casa Blanca. Se estima que será en el invierno de EEUU.

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