Caos e insultos: el explosivo primer debate entre Trump y Biden

El presidente encendió el escenario en llamas. Biden se mostró acaso demasiado moderado. Ninguno de los candidatos pudo exponer su agenda

 

 

Donald Trump llegó al escenario y le prendió fuego. Normalmente la tensión y el nivel de confrontación en los debates presidenciales tienden a ir escalando conforme pasan los minutos, sin embargo, el presidente no iba a esperar para escalar las confrontaciones. Es difícil describir su desempeño como menos que caótico y explosivo. Interrumpiendo a gritos a su rival, peleando abiertamente con el moderador, lanzando insultos personales a la familia de Joe Biden. Quedó claro que Trump no iba a guardarse un solo golpe.

Del otro lado del ring el vicepresidente Joe Biden distó mucho de ser perfecto, pero el incendio que ocurría en el pódium de enfrente era tan abrasador que sus tropiezos fueron casi invisibles. Pudo mostrar más fuerza al lidiar con las interrupciones de Trump. Pudo ser más asertivo en sus críticas al mandatario. Lo que sí demostró, y es algo que le ha ganado seguidores desde el inicio de la contienda, es que es capaz de mantener la tranquilidad. No intenta vencer a Trump a empujones, quizá porque sabe que perdería.

Biden también demostró que tiene la agilidad mental y la energía para sostener un debate de 90 minutos, aún si el rival es el explosivo Donald Trump, quien por cierto había exigido un antidoping para garantizar que el ex vicepresidente no usara alguna sustancia antes del debate.

Es importante recordar que los debates presidenciales rara vez mueven las preferencias de los votantes. Al final pareciera un ejercicio dirigido a los simpatizantes de cada candidato.

 

“¿Te quieres callar, hombre?”

El pleito empezó desde la primera fase del debate, cuando el moderador, el periodista de la Fox Chris Wallace, quien hace unos meses hizo una dura entrevista al presidente, preguntó sobre si se debía esperar hasta después de la elección para intentar nombrar al reemplazo de la ministra Ruth Bader Ginsburg. El argumento de Trump fue sencillo: es mí deber nombrarlo y tenemos el Senado. “Las elecciones tienen consecuencias”, dijo, citando una de las frases célebres de Barack Obama. Biden, en tanto, intentó argumentar por encima de las interrupciones de Trump que la elección ya había comenzado -por el voto vía correo- y que el pueblo de EU tenía derecho a opinar con su voto sobre quién reemplazaría a Ginsburg.

En algún momento, frustrado con las interrupciones, Biden preguntó a Trump si era capaz de callarse y dejarlo hablar. Una de varias ocasiones en que el presidente logró colmar la paciencia de su rival.

Cuando tocó hablar de la pandemia Trump defendió a capa y espada su desempeño. Aseguró que, de no ser por su pronta acción al inicio de la crisis, cuando prohibió los vuelos a China, hubiera habido cientos de miles de casos más. Biden lo acusó de mentir y dijo que una estrategia de prevención, con máscaras, distanciamiento social y otras medidas, hubiera salvado más vidas y permitido que la economía avanzara.

“¿Ustedes creen por un momento lo que les está diciendo luego de todas las mentiras que les ha dicho sobre el asunto del Covid?”, cuestionó Biden mirando a la cámara. “Ni siquiera ha reconocido que él sabía que esto estaba pasando, sabía lo peligroso que sería desde febrero, y no les dijo nada”, acusó el ex vicepresidente.

Trump defendió su desempeño económico -quizás el área en la que mejor está calificado entre el electorado-repitiendo una y otra vez que había construido la economía más fuerte de la historia. En algún momento dijo que explicaría su plan para regresar a la cima del crecimiento, sin embargo, como con todos los otros temas, ni él ni Biden pudieron desarrollar ninguna respuesta a fondo. Las interrupciones y ataques enfrascaron la conversación en un intercambio de gritos apenas legible.

Biden dijo que, de ganar la elección, echaría atrás la reforma fiscal que otorgó recortes multimillonarios para las corporaciones más grandes de EU. Trump respondió que ese plan arruinaría la economía.

“Quieres terminar con mis recortes, te digo qué, perderías a la mitad de las compañías que han venido. Se irían”, respondió el presidente.

Biden contratacó asegurando que no se había visto crecimiento en la manufactura, que era otra de las mentiras de Trump. Aseguró que la administración Obama le heredó a Trump una recuperación económica que creó los empleos que él presumía: “Le dimos una economía pujante. Él la arruinó”, dijo. “Aún antes del Covid, la manufactura se estaba yendo al hoyo”.

“Yo soy el tipo que trajo de vuelto a la industria automotriz”, continuó Biden. “Me pidieron que trajera a Chrysler y a General Motors de vuelta. Los trajimos de vuelta aquí a Ohio y Michigan. [Trump] lo arruinó”.

“¿Cómo es que, sólo por curiosidad, la esposa del alcalde de Moscú le dio a tu hijo $3.5 millones?”.

A lo largo de la noche Trump atacó al hijo de Biden, Hunter, por sus supuestos negocios en Rusia, sin embargo, las acusaciones fueron muy poco claras y el presidente no pudo profundizar en lo que estaba diciendo. En algún momento confrontó a Biden con un supuesto trato por tres y medio millones de dólares que su hijo habría recibido. Biden negó que fuera cierto.

“Así es el asunto. ¿Quieres hablar de familias y de ética?”, cuestionó Biden en algún momento, aparentemente dispuesto a ventilar la ropa sucia de los Trump. “Yo no quiero hacer eso. De su familia, podemos hablar toda la noche”, sentenció Biden, quizás arrepentido de haber intentado abrir esa puerta.

El momento más explosivo de la noche, cuando Biden se mostró realmente molesto, fue cuando salió el tema de Beau Biden, el otro hijo de Joe, veterano de Irak que falleció de cáncer en 2015.

Biden sacó el tema de los supuestos insultos de Trump contra los miembros del ejército que salieron a la luz este mes en The Atlantic. Visiblemente enojado y alzando la voz, Biden empezó a hablar de Beau.

“Mi hijo estuvo en Irak, pasó un año allá. Ganó la medalla de bronce, la medalla de servicio. No era un perdedor. Era un patriota, y la gente que se quedó allá son héroes”.

Trump lo interrumpió: “No conozco a Beau. Conozco a Hunter”. El presidente aseguró que Hunter había sido echado de manera deshonrosa del ejército y agregó que era un adicto a la cocaína.

Biden rechazó la acusación, aunque reconoció que su hijo, “como muchos de ustedes”, tuvo problemas con las drogas. “Lo arregló, trabajó en ello. Estoy orgulloso de eso. Estoy orgulloso de mi hijo”.

El debate sobre la justicia racial giró en torno a las manifestaciones del movimiento Black Lives Matters. Trump redobló en su mensaje de “ley y orden” mientras que Biden condenó cualquier tipo de violencia, pero dijo que sí existía racismo institucionalizado en las corporaciones de policía de EU y que era importante abordarlo.

El moderador Wallace confrontó al presidente con la violencia ejercido por grupos de supremacistas blancos y le pidió que los denunciara públicamente. Trump, en una secuela de su posición ante la tragedia en Charlottesville al inicio de su gestión, se negó a hacerlo. Envió un mensaje al grupo supremacista Proud Boys, quienes han organizado varias marchas de la ultraderecha.

“¡Proud Boys, échense para atrás y estén alertas!”, pidió Trump. “Les dijo algo, alguien tiene que hacer algo sobre Antifa y la izquierda”, continuó.

El grupo de inmediato se volcó a las redes para celebrar la mención del presidente y lanzaron un logo con la nueva leyenda “Stand back and stand by”.

“Esto. Esta es la América de Donald Trump”, condenó Biden en Twitter.

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