“Mujercitas”, la revisión de un clásico con discusiones actuales

Esta semana llega a los cines la quinta versión de la novela de Louisa May Alcott publicada en 1868, ahora dirigida por Greta Gerwig y con seis candidaturas al Oscar

 

 

El clásico de Louisa May Alcott “Mujercitas” se estrena hoy en las salas del país en lo que se presenta como una revisión de la directora Greta Gerwig en un debate sobre el rol de la mujer en la sociedad y en el arte, que cuenta con seis nominaciones a los premios Oscar, entre ellos, para Mejor Película.

Siguiendo los pasos de la novela, la narración de Gerwig se mantiene fiel a su estilo desde el comienzo y no engaña sobre el tono naiff y liviano que plantea cuando Jo March, personaje interpretado por Saoirse Ronan, sale corriendo y sonriente del despacho de un editor, mientras esquiva gente apesadumbrada por la rutina.

El texto de Alcott, que tuvo sus versiones en 1947 en la cámara de Mervyn LeRoy y en 1994 en la de Gillian Armstrong, ya tenía implícito varios pasajes de reivindicación del rol de mujer en la sociedad y en sus familias, algo que hoy es común.

La virtud de la adaptación de Gerwig reside en que los reclamos, diálogos y debates sobre la mujer y el matrimonio, la mujer y las artes o la mujer en el mundo en general se retoma con un lenguaje actual sin que parezca anacrónico.

La historia, como en la novela, se cuenta a través de Jo March, un alter ego de la escritora, quien era la segunda hermana de cuatro y se desvive por la literatura. La mayor, Meg (Emma Wattson) tiene inclinación a la actuación; la tercera, Amy (Florence Pugh) quiere ser artista plástica y la menor Beth (Eliza Scanlen) toca el piano.

Sin embargo, la realizadora elige variar la línea narrativa y contar la vida de estas cuatro hermanas con flahsbacks desde que son adultas.

“Quería contar la historia cuando ya fueran todos adultos y recordaran su niñez. Era una forma de reflejar mi propia experiencia como lectora”, dijo en una entrevista la actriz que saltó a la fama con “Lady Bird: Vuela a casa”, filme también nominado a la estatuilla de la Academia en 2017.

Así, Jo decide volver de Nueva York, en donde trabaja como maestra y escritora, a ver a su hermana Beth, que padece de una grave enfermedad. En ese regreso, se ve cómo Meg está casada con dos hijos, pobre, pero feliz. Y Amy se encuentra en París estudiando pintura, a punto de compometerse con un ricachón al cual mucho no ama porque su corazón está con Laurie (Timothée Chalamet), el ex pretendiente de Jo.

Los recuerdos de Jo sirven para construir los presentes que viven cada una de ellas y cómo llegaron hasta allí.

Mientras que Jo se juramentó no casarse (al igual que Alcott) para ser libre y no sucumbir ante el machismo de la sociedad, Meg rechazó la idea de “escaparse” junto a su hermana porque prefería formar familia.

“Que mis sueños no sean tan grandes no quiere decir que sean insignificantes”, le dice como una manera de no juzgar ni una ni otra actitud.

La decisión de Gerwig por momentos parece acertada, pero por otros vuelve al filme un tanto confuso porque los recuerdos no tienen referencias visuales y, en algunos casos, son muy breves.

Aunque también, haciendo honor a esa sinceridad que planteó en su primera escena, la reivindicación femenina no parece impostada y tiene un tratamiento que queda muy bien sincronizado con el estilo narrativo que eligió la directora.

“El personaje de Lauriese se siente libre cuando está en casa de las March, rompiendo las barreras de la masculinidad”, sostuvo en otro reportaje, algo que se nota y hasta divierte en un filme que rodó mientras estaba embarazada.

Sin embargo, todo lo planteado en “Lady Bird” por la directora, en un filme sobre una adolescente que rechaza los mandatos sociales, con discusiones profundas y puertas abiertas hacia los corazones de los personajes, quedó fuera de foco.

“Mujercitas”, que compite en los Oscar en las categorías Mejor Película, Mejor Actriz (Ronan), Mejor Actriz Secundaria (Pugh), Guión Adaptado (Gerwig), Diseño de Arte y Música, se queda en la inocencia inicial que si bien es sincera no deja hendijas para la reflexión.

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