En Chile la rabia no cesa

La represión institucional lleva más de un mes dirigiendo su crueldad con mayor saña sobre mujeres, lesbianas, gays, trans, travestis, bisexuales y no binarixs, consignan el informe “Violencias a cuerpxs disidentes en Chile” y la Asociación de Abogadas Feministas de ese país (Abofem). Las muertes de Albertina Martínez Burgos y de Daniela Carrasco, La Mimo, reflejan el inmenso grado de vulnerabilidad de los cuerpos, en un contexto de violaciones gravísimas a los derechos humanos

 

 

El pueblo chileno lleva más de un mes de rebelión popular y resistencia por un hartazgo de 30 años. El gobierno de Sebastián Piñera sólo responde con balas, violaciones y torturas. En un contexto de represión institucional, las feministas organizadas continúan en las calles gritando “El Estado opresor es un macho violador”, como lo hicieron el lunes. Con la rabia todavía presente de las movilizaciones por el Día Internacional de Lucha de la Eliminación de las Violencias hacia mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binarixs, el foco está puesto en los tratos especialmente crueles que despliegan las fuerzas represivas hacia ellxs por su condición de género.

Desde el 18 de octubre la Asociación de Abogadas Feministas de Chile (Abofem) comenzó a denunciar hechos concretos de violaciones a los derechos humanos de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binarixs que se produjeron durante las detenciones ilegales en las calles y también dentro de las comisarías. “Hemos recibido muchas denuncias a nivel nacional de mujeres que han sufrido tratos vejatorios, humillaciones. Han sido obligadas a desnudarse forzadamente en las comisarías, luego a sentarse en cuclillas y esto frente a las demás detenidas. Hay muchas mujeres que son menores de edad. En estos procedimientos, los carabineros las golpearon mientras estaban desnudas, se burlaban de sus cuerpos, las obligan a saltar o las mantenían durante largo tiempo en estas posiciones”, aseguró Bárbara Sepúlveda, directora de Abofem.

Estas formas de tortura específicamente dirigidas a mujeres, buscan disciplinar y castigar a aquellas que salen a luchar y a desafiar su rol dentro de una sociedad patriarcal. Sepúlveda cuenta que durante las torturas “proceden a revisar sus genitales, un procedimiento que es absolutamente ilegal, no existe ningún protocolo de Carabineros que los obligue a realizar este tipo de maniobras, sin embargo, esto se está repitiendo y no solo lo hacen Carabineros, sino también las policías de investigaciones. Esto hace mucho más difícil poder hacer denuncias de estas violaciones a los derechos humanos porque todas las policías están actuando de la misma forma. Nos quedan muy pocas instituciones a las cuales podemos recurrir para denunciar respecto de estos vejámenes.”

En un contexto generalizado de violencia policial que se manifiesta durante las represiones en las calles, los oficiales detienen a las mujeres con mayor saña y es en esos momentos también donde reproducen la violencia sexual: “Cuando toman detenidas a mujeres, les tocan sus partes íntimas, sus pechos y las mantienen largas horas hacinadas en los carros policiales dando vueltas por la ciudad, antes de dejarlas en una comisaría”, explica Sepúlveda.

A estas situaciones de violencia extrema por parte de las fuerzas represivas se les suma la muerte de dos mujeres en circunstancias que aún no fueron esclarecidas. Uno de ellos es el caso de Daniela Carrasco, de 36 años, una artista que trabajaba en la calle y en los barrios, conocida como La Mimo. Su cuerpo fue hallado sin vida el 20 de octubre, dos días después del estallido social, en la comuna Pedro Aguirre Cerda, de la ciudad de Santiago. A partir de ese día comenzaron a circular versiones que afirmaban que su cuerpo presentaba signos de tortura y que habría sido asesinada por las fuerzas de seguridad que se encontraban cercana a esa zona.

Desde Abofem, asociación que lleva el caso de manera pro bono, emitieron un comunicado donde a pedido de la familia de Daniela solicitan no reproducir información no verificada y aseguran: “Queremos recordarles que la investigación para esclarecer las circunstancias de la muerte de Daniela sigue en curso y que los antecedentes que hasta ahora se manejan indican que habría dejado una carta explicando las razones de un eventual suicidio, y que no se hallaron signos evidentes o patentes de tortura o agresión sexual. Indicamos lo anterior, sin perjuicio de que los informes médicos forenses puedan indicar algo distinto más adelante.”

El segundo caso es el de Albertina Martínez Burgos, fotógrafa e integrante del colectivo Migrar Photo, asesinada el 20 de noviembre. Lo único que se sabe hasta el momento es que hubo participación de terceros, razón por la cual la causa se encuentra caratulada como homicidio. No hay aún informe oficial sobre las circunstancias de su muerte. Familiares y amigxs de Albertina pidieron no difundir información o detalles que no hayan sido comprobados previamente.

 

Demodictadura heterosexual

De portar la bandera LGBTQ+ en sus manos, a portar perdigones en su cuerpo; vejámenes y palos en la espalda a una travesti; lesbianas detenidas por ir de la mano y luego violadas por carabineros; de prestar primeros auxilios en la calle a ser abusado sexualmente con un bastón de servicio. Estos son algunos de los testimonios que recopila el informe “Violencias a cuerpxs disidentes en Chile”, elaborado por activistxs, académicxs, organizaciones LGBTQ+ y feministas antirracistas, donde detallan las múltiples formas de violencias perpetuadas por las fuerzas represivas chilenas, específicamente hacia identidades no heteronormadas, en el marco de las manifestaciones contra el gobierno de Sebastián Piñera. Los abusos y violaciones perpetradas hacia estas personas tienen en común un trato especialmente cruel como castigo por su identidad de género.

El informe pretende visibilizar cómo, en medio de un contexto de violencia generalizada en Chile, los abusos hacia lesbianas, travestis, trans, gays y no binaries se presentan con mayor saña. La importancia de registrar y construir memoria al interior del movimiento LGBTQ+ que arrastra heridas que no sanan desde la dictadura de Pinochet.

Desde que el pueblo de Chile comenzó a manifestarse por las calles, la represión de parte de las fuerzas de seguridad del Estado no ha frenado, al contrario, se ha recrudecido. Carabineros y militares están reproduciendo los mismos métodos de tortura, violencia sexual y psicológica propios de la época de la dictadura militar de 1973. El informe señala: “Reconocer este tipo de prácticas expondría a las fuerzas de orden, seguridad y ejército a la Ley 20.357, que tipifica crímenes de lesa humanidad y genocidio y crímenes y delitos de guerra que en su artículo 2 define ´ataque sistemático´ como ´una serie de actos sucesivos que se extienden por un cierto período de tiempo y que afectan o son dirigidos a un número considerable de personas´”.

Desde Abofem están realizando acompañamientos judiciales con las víctimas, y ya han presentado varias querellas. Sepúlveda, aseguró: “Desde que terminó el Estado de Emergencia las denuncias, el maltrato, las torturas por parte de carabineros a los detenidos y detenidas no ha cesado. Seguimos recibiendo denuncias de vejaciones, maltrato, humillaciones, abuso sexual, agresiones constitutivas de violencia sexual contra mujeres, niñas, niños, adolescentes y la población LGBTIQ+. En específico esta última población ha sido bastante humillada, discriminada y maltratada por carabineros y policías. Dos chicos gays fueron violados por carabineros; estos casos están en la Justicia y ya existen querellas vigentes e investigaciones al respecto”.

Josué Maureira es estudiante de Medicina, fue detenido cuando prestaba primeros auxilios a personas heridas en la calle. Carabineros lo golpeó hasta dejarlo inconsciente. De acuerdo a su relato, continúan pegándole por ser homosexual, al verle las uñas pintadas, y lo obligan a desnudarse en la comisaría. “Lo indicado, también ocurrió en el trayecto realizado para constatar lesiones, que pese a su gravedad –le fracturaron la nariz- fueron informadas como leves. Al regresar a la comisaría los golpes prosiguieron, a tal punto que una mujer carabinera se rompió los nudillos al propinárselos, por lo cual, al cargo de “robo en lugar no habitado”, se agregó el de “maltrato de obra a carabineros”. En este contexto fue sometido a tortura sexual, utilizando el bastón de servicio para abusarlo sexualmente. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) se ha querellado en este caso por Tortura Sexual”, señala el informe.

Otro de los testimonios que recopila el documento es el de una pareja de lesbianas que se manifestaban pacíficamente y fueron detenidas por carabineros. Según su relato, fueron aprehendidas cuando los militares notaron que estaban tomadas de la mano. Este hecho desencadenó que, durante el procedimiento adoptado por carabineros, fueran objeto de abuso sexual a través de “tocaciones ilícitas”.

Sepúlveda certificó que desde Abofem han denunciado cinco casos de ataques de lesbo- odio que tuvieron lugar en el marco de detenciones en la vía pública y también en comisarías y cuarteles de policía. “La violencia específica que se ejerce contra las personas LGBTIQ+ en el caso de las lesbianas es un trato vejatorio que consiste en tratarlas como si fueran hombres; las han hecho dormir en calabozos junto a hombres en una comisaría. Esto evidentemente no solo amenaza la integridad física y psíquica de estas mujeres, sino que derechamente puede producirse ahí otra agresión de carácter sexual y ellas ahí en absoluta indefensión”, explica la directora. “Tenemos varios casos donde estas mujeres han sido agredidas solo por su orientación sexual y entre eso, burlas específicas. Existe un castigo especifico que hacen estas policías, buscar una forma de agredir no solo por género sino también por orientación sexual y que tiene que ver con un disciplinamiento de los cuerpos del ser en esta sociedad; es una forma de castigo especial que se ejerce contra estos cuerpos y estas manifestaciones disidentes del género.”

También registraron el caso de un chico trans de 16 años que fue detenido y tratado todo el tiempo como mujer. “Lo obligaron a desnudarse, a quitarse su binder, un trato muy cruel para una persona trans que está en una edad tan sensible como es los 16 años, la adolescencia, es algo que evidentemente ya trasciende la barreras de la violencia física, es una violencia psicológica brutal”, lamentó Sepúlveda. “El chico ya realizó la denuncia, sus padres lo apoyan y eso es un beneficio, por lo menos es algo en lo que se puede descansar, evidentemente buscar hacer justicia en su caso.”

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