Desde diciembre de 2015 cerraron 107 negocios, pertenecientes a los rubros indumentaria y electrónica. Las cámaras sostienen que los tours de compras trasandinos son letales para la actividad
Justo detrás del Centro Cívico, la calle Mitre siempre fue la puerta de entrada al espacio comercial urbano más importante de Bariloche, la ciudad emblema del turismo invernal latinoamericano. Sus negocios se constituyen en un shopping a cielo abierto a lo largo de unas diez cuadras que, en temporada, desbordan de clientes ávidos por adquirir chocolates, indumentaria para la nieve y otros souvenirs autóctonos. Sin embargo, este año el panorama es distinto. A pocos días del inicio real de la temporada (la formal, en el Catedral, ya se lanzó luego la auspiciosa primera nevada a mediados de junio), una veintena de locales exhibe carteles de alquiler y venta en busca de nuevos interesados.
Según datos oficiales, la recaudación impositiva relacionada con los ingresos brutos de los negocios (indicador del volumen de ventas), cayó un tercio si se compara abril-mayo 2016 con el mismo período de 2017.
Un informe de la Cámara de Comercio de Bariloche sostiene que la actividad atraviesa una “delicada situación (…) debido al exponencial aumento de entrada de productos de consumo masivo a la localidad, provenientes de compras de residentes argentinos y de turistas, en el país vecino de Chile”.
El director Ejecutivo del nucleamiento empresarial, Claudio Cabaleiro, aseguró que “esta modalidad se ve amplificada por los llamados tours de compras con destino chileno, organizados y publicitados de manera cotidiana, lo que, sumado a otros factores macroeconómicos, está provocando bajos niveles de facturación, atrasos en las cadenas de pagos y su posible consecuencia en la afectación del empleo”. Según el relevamiento, los rubros más afectados son indumentaria, calzado, juguetes, bazares, blanquería, comestibles y electrónica.
“Todo esto se explica sencillamente: hay productos en comercios, shoppings y supermercados que hoy se pagan en Chile hasta un 60% más baratos que en la Argentina, y eso no es responsabilidad de nuestros hermanos trasandinos, sino de la falta de una política específica que considere de un modo particular la actividad comercial en las ciudades de frontera”, apuntó Cabaleiro.
Como si la realidad presente no fuera preocupante, el Servicio Nacional de Turismo de Chile (Sernatur) estima que 3,7 millones de turistas argentinos cruzarán este año la Cordillera, un promedio de 10.000 por día, incentivados por las promociones como el Black Friday y los fines de semana largos. Esto se ve reflejado en los números del gasto con tarjetas de crédito y débito en 2016 , que se duplicó con respecto a 2015, según la base de datos de Transbank, la administradora de Visa, Mastercard y Diners Club en Chile.
Del otro lado de la cordillera, también manejan cifras que evidencian la razón por la que los barilochenses se desvelan. Para el Departamento de Estudios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile, el mayor crecimiento de compras se da en las zonas cercanas a los pasos de Río Negro y Neuquén. Por ejemplo, las dos regiones chilenas en las que más crecieron las compras con tarjetas extranjeras son Los Lagos (120,7%) y La Araucanía (118,5%).
Costo argentino
Uno de los comerciantes que debió cerrar sus puertas este año en Bariloche, arriesgó una hipótesis que muestra otra arista de la problemática. “Acá nos matan con los impuestos, no se puede competir si prácticamente la mitad de lo que facturamos, se lo lleva el Estado”, sostuvo el hombre, que prefirió mantener el anonimato.
Desde la Cámara mercantil local avalan esta opinión con otro dato estadístico: a través de diversos tributos, municipio, provincia o administración pública nacional se apoderan del 137,4% de las ganancias. Es decir, más dinero del que le queda a cada empresa como beneficio. “La regla es sencilla, mientras más alta sea la presión tributaria, menos competitividad tiene la economía”, cerró Cabaleiro.
