Problemas de bolsillo en las familias: se triplicó la morosidad en el último año, según el Banco Central

La irregularidad del crédito al sector privado alcanzó el 4,2% en septiembre, impulsada por el aumento de la mora en los hogares. Los préstamos a familias treparon a un 7,3% de atraso, muy por encima del 1,7% de las empresas

 

 

Crece la morosidad de las familias y enciende una luz de alerta en el sistema financiero. La última edición del Informe sobre Bancos del Banco Central, con datos a septiembre de 2025 reveló que, mientras el crédito al sector privado vuelve a crecer y los bancos muestran buenos niveles de liquidez y solvencia, la morosidad de las familias sigue en aumento y se convierte en un llamado de atención de la intermediación financiera.

De acuerdo a los datos del BCRA, el ratio de irregularidad del crédito al sector privado se ubicó en 4,2% en septiembre, 0,4 puntos porcentuales por encima del mes anterior. Dentro de ese total, las familias son el segmento más comprometido: la mora en los préstamos a personas humanas trepó al 7,3% de esa cartera, muy por arriba del 1,7% que muestran las empresas; lo que muestra que la fragilidad está mucho más marcada en el mundo de los hogares que en el del financiamiento productivo.

 

Morosidad en alza en hogares endeudados

El aumento de la irregularidad se da en un contexto en el que el crédito empezaría a recuperar terreno. En septiembre, el saldo real de las financiaciones al sector privado en pesos creció 0,5% mensual y acumuló 47% interanual, con fuerte presencia de los préstamos con garantía real y, dentro de ellos, de las hipotecas a las familias, que incorporaron más de 4.700 nuevos deudores sólo en el mes y más de 41.200 en los últimos 12 meses.

Ese dinamismo, sin embargo, convive con una realidad más áspera en la capacidad de pago de los hogares. La suba de la morosidad refleja el impacto de ingresos todavía rezagados, la recomposición parcial del salario real y el arrastre de compromisos tomados en un entorno de alta nominalidad.

Paralelamente, el consumo no muestra una expansión significativa de saldos, pero sí una presión creciente sobre las cuotas, especialmente en tarjetas, personales y, en menor medida, prendarios.

La foto que deja septiembre es la de familias más activas en la demanda de crédito de mediano y largo plazo (hipotecario y prendario), pero con dificultades para sostener en tiempo y forma los compromisos ya asumidos. De ahí el salto de la mora al 7,3% de su cartera, que contrasta con la menor tensión en el universo corporativo.

 

Empresas más sólidas y bancos mejor cubiertos

Del lado de las empresas, el informe muestra un panorama bastante más robusto. La morosidad del financiamiento a compañías se ubicó en 1,7%, muy por debajo de la de las familias. El crédito a firmas creció tanto en pesos como en moneda extranjera, impulsado por los sectores de industria y producción primaria, y lo hizo con un deterioro acotado de la calidad de cartera.

Frente a este escenario, los bancos mantienen un colchón de previsiones elevado: el saldo total de previsiones es equivalente al 102% de las financiaciones en situación irregular, lo que implica que, en promedio, las entidades tienen cubierto con provisiones todo el stock de créditos problemáticos. Medidas sobre la cartera total al sector privado, esas previsiones representan 4,2% del crédito, un nivel que se movió levemente al alza respecto del mes previo.

En otras palabras, la morosidad de las familias crece y se concentra en el tramo más vulnerable del sistema, pero los bancos todavía cuentan con margen de cobertura suficiente para absorber ese deterioro sin comprometer su solvencia.

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