El Ministerio de Salud de Santa Fe confirmó 19 casos en esa provincia y hay un brote nacional. Cuáles son los grupos más afectados
Según datos del Boletín Epidemiológico Nacional emitido esta semana, se confirmaron 382 casos de tos convulsa o coqueluche (también llamada tos ferina) en lo que va del 2025 en el país, sobre un total de 3.589 sospechas.
Estas cifras superan las de los últimos tres años. La mayoría de los casos fueron producidos por la bacteria Bordetella pertussis.
Aunque las jurisdicciones con mayor cantidad de contagios son la provincia de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires y Tierra del Fuego, la vigilancia se aumentó en toda la Argentina.
En la provincia de Santa Fe, el Ministerio de Salud de esa provincia, puso el acento en la vacunación para prevenir esta enfermedad respiratoria. En la provincia ya se detectaron 19 casos de los cuales 16 fueron en Rosario. Ninguno de esos pacientes tuvo un desenlace fatal.
El grupo más afectado en el territorio santafesino es el de menores de un año, seguido por el de 10 a 14 años.
En el país hubo cuatro niños fallecidos por tos convulsa, todos menores de dos años que vivían en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires).
La enfermedad, provocada por una bacteria, se presenta por lo general con tos persistente, dificultad respiratoria, cambios en el color de la piel por falta de oxígeno y vómitos luego de la tos. No suele dar fiebre. Puede derivar en una neumonía. Los episodios de tos pueden prolongarse entre cuatro y ocho semanas. Ante las primeras manifestaciones hay que consultar al médico, sin perder tiempo.
La caída en las tasas de vacunación es una de las principales causas del aumento de casos de un problema de salud que había sido controlado por décadas.
En junio de este año la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó un alerta epidemiológica ante el aumento de diagnósticos de coqueluche en varios países de Latinoamérica, y también por la disminución de las coberturas de vacunación. Lo mismo hizo el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.
Rosario y Santa Fe se encuentran haciendo vigilancia activa, lo que implica que los profesionales de Salud en todos los centros de atención están atentos a la sintomatología de los pacientes ya que la enfermedad puede confundirse con otras. Y reportan todos los casos sospechosos.
Contagios en Rosario y Santa Fe
Por eso el Ministerio de Salud de Santa Fe apunta a mejorar las coberturas. En un comunicado con fecha del 3 de noviembre señala: “Entre las semanas epidemiológicas 1 y 43 de este año, se notificaron 19 casos confirmados, de los cuales 16 corresponden al departamento Rosario, uno al departamento General López, uno a La Capital y uno a Caseros. Nueve de ellos requirieron internación, y no se registraron fallecimientos en la provincia”.
Los casos confirmados en Santa Fe se distribuyen entre niños, adolescentes y adultos, con edades que van desde los 2 meses hasta los 41 años.
Síntomas que hay que tener en cuenta
A partir del aumento de casos de coqueluche registrado a nivel global y regional, “se informó a los equipos de Salud de Santa Fe para fortalecer el monitoreo, el diagnóstico precoz, las medidas de prevención y control de la enfermedad, con especial énfasis en la vacunación”, detalló la directora provincial de Prevención y Promoción de la Salud, Analía Chumpitaz.
En esa línea, remarcó que están previstas capacitaciones con equipos de salud en la ciudad de Rosario, “para fortalecer la detección temprana, el manejo clínico y la sensibilización a la comunidad sobre la importancia de completar esquemas”, señaló.
La coqueluche, también conocida como tos convulsa o tos ferina, es una enfermedad infecciosa aguda de la vía respiratoria baja, causada por la bacteria Bordetella pertussis. Es altamente contagiosa y se transmite por gotitas que se eliminan al toser o estornudar. La enfermedad evoluciona en tres fases (catarral, paroxística y de convalecencia) y puede presentarse con cuadros leves o graves, especialmente en bebés menores de seis meses.
Los síntomas suelen aparecer entre siete y diez días después de la infección. Se inician con fiebre leve, secreción nasal y tos persistente, que puede evolucionar a accesos convulsivos. Entre las complicaciones más frecuentes se encuentra la neumonía, aunque también pueden presentarse convulsiones o afectaciones neurológicas.
La enfermedad presenta un comportamiento cíclico, con aumentos cada tres a cinco años y mayor incidencia durante el invierno y el inicio de la primavera.
La vacuna como prevención
Esta enfermedad es inmunoprevenible. El esquema nacional de vacunación contempla tres dosis durante el primer año de vida (a los 2, 4 y 6 meses) con la vacuna quíntuple celular, y refuerzos a los 15-18 meses, a los 5-6 años y a los 11 años. Además, se aplica una dosis de vacuna triple bacteriana acelular en cada embarazo a partir de la semana 20 de gestación, protegiendo al recién nacido durante los primeros meses de vida. Las vacunas están disponibles y son gratuitas.
El personal de salud en contacto con niños menores de un año debe recibir una dosis de refuerzo de vacuna triple bacteriana acelular cada cinco años. Se estima que la eficacia de la vacunación con al menos cuatro dosis es del 80 %, especialmente frente a las formas graves de la enfermedad.
