Es por la enfermedad de la mancha negra, un hongo superficial que no afecta la calidad de la fruta para consumo; problemas para el ingreso en España e inspecciones en otros países
Una fuerte preocupación se generó en el sector citrícola del país después de que países de la Unión Europea [UE] comenzaran a rechazar los envíos de naranja a ese destino por la presunta aparición de una enfermedad fúngica en la fruta llamada “mancha negra”.
En el sector, dicen que hubo empresas que tuvieron que destruir la carga, reexportarla o traerla de vuelta sin encontrar rastros de la enfermedad. A partir de estos rechazos, cuya cantidad total por ahora se desconoce, alertan sobre una barrera paraarancelaria.
La mancha negra, cuyo nombre científico es Phyllosticta citricarpa, se trata de un hongo superficial que no afecta la calidad de la fruta para consumo, pero la UE lo considera plaga cuarentenaria. Aparece en la naranja y el limón.
A partir de los rechazos de ventas a España, por ejemplo, exportadores junto con el Senasa intensificaron los controles de las cargas. Las inspecciones se dan mayormente en los puertos de España, Portugal e Italia, donde aparecen las intercepciones de partidas con presunta presencia del hongo.
“Es una fungosis de muy poca cuantía, no afecta la fruta ni a la planta. El mismo problema lo tiene Sudáfrica. España, concretamente, lo usa como elemento regulador de la oferta de limones de la Unión Europea en contraestación. La mancha negra, dicen ellos, no la tienen, aunque ha habido reportes de algunas presencias en países de Europa”, dijo José Carbonell, presidente de la Federación Argentina del Citrus (Federcitrus).
La enfermedad está dentro de los protocolos que deben respetar junto con la cancrosis, enfermedad que afecta a los cítricos en las áreas de climas cálidos y húmedos, causada por Xanthomonas citri pv.citri. España es el único exportador de limón dentro de la UE y, por ende, es uno de los países con mayor control en los ingresos a su país.
“Es un elemento que se usa como barrera paraarancelaria. En el caso de la cancrosis, tiene condiciones de afectación que exigen un enorme esfuerzo fitosanitario. La hemos reducido y contenido primero; no es detectable a la salida de la fruta en empaque. Es más chica que una cabeza de alfiler, no detectable, y luego se desarrolla. Complica todo el proceso exportador”, dijo Carbonell.
La mayoría de los países tienen la mancha negra: en 2020 fue el año con más picos de detección del hongo, incluso, con el cierre temporal del mercado europeo. “En ese momento no hubo PCR respaldatorio. Se tomaban las muestras, se hacía el análisis y se determinaba la fungosis. Sin embargo, más de la mitad de esas muestras no tenían la fungosis”, dijo.
El NOA -Tucumán, Salta, Jujuy- es la primera región en embarcar cítricos y ya tuvo detecciones en limón, por tanto, esto condiciona al resto de las exportaciones argentinas.
“En España, en particular, están muy sensibilizados por este problema, pero proveniente de Sudáfrica. Si detectan algo directamente no te lo dejan entrar: destruyen la carga. Las cantidades que envía Sudáfrica son sustancialmente mayores a las que enviamos nosotros. Además, la UE tiene una disputa en este momento en la Organización Mundial de Comercio [OMC] con Sudáfrica por este tema”, dijo Roberto Varela, gerente del NEA en la Cámara de Exportadores de Citrus del Nordeste Argentino (Cecnea).
En Inglaterra, Bélgica, Países Bajos, en principio, no tienen problema para ingresar porque no afecta la fruta desde el punto de vista comestible y tampoco afecta a los humanos. “Igualmente, en la Unión Europea hay regulaciones que todos tienen que cumplir”, aclaró.
En general, las dispersiones de este tipo de enfermedades se producen por partes vegetales, es decir, el árbol, ramas, hojas, pero eso no va con la fruta, según aclararon. “Si se nos escapa algo es imposible detectarlo antes, y las partes vegetales no se envían. España sostiene que, de todas maneras, el riesgo es alto en sus condiciones y que podría contagiarlo igual”, dijo.
La UE no distingue entre una naranja, mandarina o un limón, sino que habla de cítricos en general, según indicaron. “Si las primeras cargas llegan a destino, como sucede con el limón, y captan algo, se ponen especialmente sensibles con el mercado de la Argentina. No quiere decir que no tengamos el problema, pero si encuentran algo automáticamente se arma un problema de proporciones”, sostuvo.
Los productores aplican tratamientos a campo, que según aclararon en ninguna de estas enfermedades son 100% efectivos, sobre todo porque se desarrolla también con el paso del tiempo. “Puede pasar que lo mandaste sin ningún tipo de marca de nada y cuando llega allá el efecto que produce sobre la piel —que son unas pintas rojo-anaranjadas o más oscuras y tal— no las viste, pero que se desarrollaron durante el viaje. Llegás allá con algo que no viste acá y podías haber evitado”, analizó.
Las aplicaciones a campo tampoco tienen completa cobertura, por tanto, puede suceder que algunas no sean alcanzadas cuando se hace la desinfección.
“Los efectos de esta enfermedad son variables dependiendo del estadio de crecimiento del fruto, la variedad y del tipo. Es decir, que no necesariamente la misma mancha va a aparecer en un limón que en una mandarina, y no es la misma mancha que aparece al principio de la temporada, a mediados o al final respecto del fruto”, aclaró. Las manifestaciones son diferentes y la más estridente es la que le da el nombre: mancha negra. Esto es como si fuera un punto de tinta negra sobre la superficie y hundida.
Se cree que en Argentina se potenció a partir de que en las quintas se empezaron a colocar cortinas de árboles para disminuir el movimiento del viento dentro de los cuadros donde están las plantas de cítricos. “La humedad es central en la aparición de enfermedades fúngicas. Al estar protegido del viento, aumentan los niveles de humedad y eso puede influir positivamente en la aparición“, sostuvo.
“Ellos solo dicen: te lo encontramos, pero no tienen la obligación de mostrarte. Nosotros no estamos negando que tengamos el problema, ellos lo saben, tenemos los protocolos de inspección y algo se puede escapar. Y si eso ocurre, la posibilidad de que te lo encuentren es muy baja. Aun así, no tienen la obligación de mostrártelo. Tampoco están en la obligación de recibirlo y se creen en libertad de devolverlo; ahí ya están generando un problema“, cerró el directivo.