Argentina pierde mercados y ahora importa la carne desde Brasil

Los envíos desde ese país se multiplicaron por 40 en la primera mitad del año. Además, Chile restringió la entrada de ganado patagónico por temor a la aftosa, luego de que el Senasa eliminó la barrera sanitaria

 

 

El nuevo paradigma productivo que se corporizó desde la instauración del gobierno de Javier Milei está reconfigurando buena parte de la actividad económica. Y uno de los sectores que ya está reflejando esos cambios es el de la industria de la carne, que sufre en simultáneo los efectos de la apertura importadora y la desconfianza en el exterior por la falta de controles sanitarios.

Así, el tradicional producto, valorado por el gusto popular y reconocido por su calidad en todo el mundo, está perdiendo mercados de exportación. No sólo eso, la producción nacional está siendo reemplazada por la de otros países.

La inesperada tendencia comenzó a verificarse en el primer semestre, en el que se registraron importaciones de carne vacuna procedente de Brasil por más de 1.000 toneladas.

Según datos oficiales de ese país, entre enero y junio ingresaron a la Argentina 1.033 toneladas, una cifra 40 veces mayor que las 24 toneladas del mismo período del año pasado. La cantidad es ínfima para el consumo interno, pero aun así es una tendencia que marca el nivel más alto desde 1997, cuando arrancó este tipo de registros del comercio bilateral.

“El volumen es poco significativo. No es un problema para la producción nacional. Es carne barata, para manufactura”, expresó Fernando Herrera, titular de la Asociación de Productores Exportadores (APEA). “Hay que ponerlo en un contexto global de economía, donde las mercaderías van y vienen. No hay que verlo como si Argentina, por ser un país exportador, no pudiera importar carne. Otros países importan y exportan carne (a la vez). Por ejemplo, Uruguay o Estados Unidos”, señaló para quitarle dramatismo al asunto.

En realidad, los números del Indec son bastante más altos: hablan de importaciones por 8011 toneladas, equivalentes a U$S 32 millones. El dato, que también representa un incremento de 18 veces medido en volumen, se corresponde principalmente por frigoríficos de capital brasileño que operan en el país, lo que lo ubica como una suerte de comercio intrafirma.

Aun con esa salvedad, la cifra es más alta que en la era del macrismo, cuando existían las mismas facilidades que ahora para traer mercadería desde afuera. Luego, con la llegada del Frente de Todos en 2020, se dispusieron restricciones al comercio exterior.

El retraso en la paridad cambiaria, que empezó a hacerse visible a mediados del año pasado, facilitó las operaciones. “Como Argentina se ha vuelto más cara en dólares, se abrió la puerta para importar carne brasileña a precios competitivos”, explicó Diego Ponti, analista de mercado cárnico del grupo AZ, en un reporte difundido por la agencia especializada Bloomberg.

 

Restricción de Chile

En sentido inverso, el gobierno chileno anunció que restringirá la compra de carne argentina. No se trata de una cuestión económica, sino sanitaria: la desregulación propiciada por el Gobierno. Fue luego de que una resolución del Senasa eliminara las restricciones que impedían el ingreso de carne con hueso a la Patagonia, que habían sido implantadas en 2002 para asegurar el estatus de “zona libre de aftosa sin vacunación”.

Por ese motivo, desde el país trasandino desconfían ahora de las condiciones de los envíos desde esa región. El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) de Chile informó que la resolución del Senasa que habilita el ingreso de carne con hueso desde el norte de la barrera sanitaria “representa un cambio en las condiciones presentadas y evaluadas por el SAG, que otorgaron el reconocimiento de zona libre de fiebre aftosa sin vacunación” a las provincias patagónicas.

Por eso, el organismo resolvió que “se suspende la importación a Chile desde Argentina de todos los animales y productos de origen animal, que deben cumplir en su certificación veterinaria internacional con el requisito sanitario de zona libre de aftosa sin vacunación, reconocido por Chile o reconocido por el SAG”.

La situación podría agravarse si a esa decisión se suma alguna restricción similar por parte de la Unión Europea, que al momento de conocerse la desregulación había anunciado una revisión del estatus sanitario de la región patagónica.

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