Además del estancamiento de la actividad y la apertura de importaciones, los industriales aseguran que la reciente volatilidad en las tasas de interés dificulta el acceso a créditos productivos
La industria no logra consolidar su recuperación. Las últimas mediciones privadas marcaron una caída en la actividad durante junio y el entramado productivo no consigue alejarse del piso que tocó a principios del año pasado. Para la segunda mitad de 2025, los industriales, y en particular los del segmento pymes, advirtieron sobre los nuevos riesgos en el horizonte, como el incremento de las importaciones, el aumento de los costos por encima de la inflación y la volatilidad de las tasas de interés, que encarece los créditos para el sector.
Según el Índice de Producción Industrial (IPI) elaborado por FIEL, la actividad industrial durante el mes pasado cayó 1,2% en la medición desestacionalizada contra mayo, mientras que en la comparación trimestral bajó un 0,8% contra el primer cuarto del 2025. Por su parte, el director de la consultora Orlando Ferreres & Asociados, Fausto Spotorno, adelantó que “los números de los últimos meses indicaban que (la actividad industrial) se estaba desacelerando”.
En este sentido, el último informe del Observatorio IPA (Industriales Pymes Argentinas), afirmó que el crecimiento en la comparación interanual “se explica más por el efecto estadístico de la profunda contracción de 2024 que por un cambio estructural”.
Además, explicó que los sectores más dinámicos, como vehículos, muebles y maquinaria, “repuntan, pero con baja capilaridad hacia el conjunto de la industria, mientras que ramas intensivas en empleo como confecciones y metalurgia permanecen en retroceso”.
“La economía real, que es la que vivimos a diario los industriales, está sufriendo una crisis más profunda de la imaginada. Recién en unos meses se podrá reflejar en las estadísticas y, llegado ese momento, para algunas fábricas será tarde”, afirmó el titular de IPA, Daniel Rosato.
Los problemas hacia adelante
Para la segunda mitad del año, el panorama no es promisorio. “Las expectativas empresarias lo confirman: más del 70 % de los industriales no espera mejoras en el corto plazo. Este panorama sugiere que el ciclo industrial podría estar alcanzando un techo técnico, sin impulso interno sostenido ni una estrategia clara de reindustrialización”, alertó el Observatorio IPA.
En consonancia, FIEL reconoció que “la sostenibilidad de la recuperación muestra un deterioro y, hacia los meses por venir, en varios sectores se agotó el efecto positivo de base de comparación”.
El presidente de la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC), Leo Bilanski, aseguró a Ámbito que “el denominador común en el sector industrial desde que arrancó (Javier) Milei es el despido”, una consecuencia que le adjudicó al “impacto de la apertura indiscriminada de importaciones”.
Sostuvo que durante 2025 “hubo un boom de tours empresariales a China para comprar productos que empezaron a llegar este primer semestre y que van a llegar en el segundo semestre también de manera brutal”. Por esa razón, “el sector industrial debería tener otra caída más el próximo trimestre y así hasta fin de año”.
De acuerdo al último relevamiento del ENAC, el 19% de las pymes despidió personal en el segundo trimestre de 2025, mientras que solo el 14,9% lo incorporó. Además, hallaron que ocho de cada diez empresarios no contratará trabajadores en el tercer trimestre del 2025.
La suba de los costos
El informe del ENAC también estimó que los costos aumentaron un 18,9% durante el segundo trimestre, en comparación a la suba de la inflación en ese periodo que, según el INDEC, fue de 5,49%. “Ese aumento de costos desproporcionado, cuando lo querés validar cambiando el precio, no se puede porque el consumidor no tiene poder adquisitivo y no lo está validando. Entonces te comes rentabilidad para sobrevivir. Para nosotros es el inicio de una recesión”, se lamentó Bilenski.
Por su parte, el secretario general de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica (CAMIMA), Jose Luis Ammaturo, explicó a este medio que el nivel de actividad está “un 2% por encima del año pasado”. Sin embargo, aclaró que el desempeño es heterogéneo. “Los sectores metalúrgicos que están ligados a la energía, el petróleo, la minería, alimentos y agroindustria están mejor. Los que están ligados a la fundición, textiles o al mercado interno, están más complicados”, detalló.
Además, explicó que hay empresas de algunos sectores “que están empezando a tener algunas complicaciones porque sus costos no pueden competir contra productos importados, no porque no sean competitivos, sino porque la estructura de costos en Argentina es diferente”. De todas maneras, reconoció que de momento no registraron “una importación masiva de productos, dado que tampoco la economía es que haya mejorado fuertemente”.
El impacto de las tasas y la falta de crédito
El empresario metalúrgico le reconoció al Gobierno que “ha normalizado la economía” y la volvió “similar a la que tienen otros países del mundo”. Sin embargo, mencionó también que “en la mayoría de los países del mundo también hay líneas de crédito que son accesibles para la industria y también para el consumidor, que hacen que la economía funcione”.
“Se ha visto que el consumo de la población se ha volcado más a bienes durables, algo que no sucedía con la alta inflación: autos, motos, bicicletas, electrodomésticos. Eso es importante. Pero eso aún no ha derramado en crédito más accesible para la industria”, argumentó.
En este sentido, mencionó la volatilidad de las tasas durante los últimos días: “Nos interesa que bajen, porque va a llevar a muchas empresas a abocarse más a inversiones, a no estar tan preocupados en la tasa en un momento en que uno se interesa por aumentar la productividad, y la mejor manera es invertir. Y para invertir se necesita un capital que lo ideal es que las empresas lo obtengan mediante crédito. Este crédito hoy es muy caro”.
En consonancia, el último informe de FIEL planteó que para julio existe un “potencial impacto sobre la demanda de mayores tasas de interés sostenidas para contener el exceso de liquidez existente en la economía”.
Por su parte, Bielisnki consideró que “los créditos no están liberados para las pequeñas y medianas empresas”. Y agregó: “Están más restringidos que nunca porque los bancos para darte crédito te piden flujo. Y si estás entrando en una recesión, ¿qué flujo vas a tener?”.
Aseguró que en la situación actual “lo que hacen los bancos es restringir el crédito y prestarle el Estado, colocan la plata en cauciones, en las LECAP o en las herramientas que le dé el Estado. Es mucho más administrable eso que darle el dinero a las pequeñas y medianas empresas”.