La ONG calificó al plan de entrega de ayuda como “una masacre disfrazada de ayuda humanitaria”. La ofensiva israelí en Gaza dejó al menos de 56.259 muertos, la gran a mayoría mujeres y niños
La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció este viernes que el plan de entrega de comida en la Franja de Gaza se convirtió en «una masacre disfrazada de ayuda humanitaria» y reclamó el fin del operativo organizado por Israel y Estados Unidos.
La ONG cuestionó el sistema de reparto encabezado por la Fundación Humanitaria para Gaza y advirtió que obliga a la población palestina a arriesgar la vida para conseguir alimentos. También alertó sobre un aumento del 190% en el ingreso de pacientes con heridas de bala en sus hospitales.
MSF advirtió que el sistema, que lleva cerca de un mes en funcionamiento, no sólo expone a la población a condiciones degradantes, sino que ya dejó más de 500 personas muertas por disparos de las fuerzas israelíes en el marco de esas entregas. “Esto obliga a los palestinos a elegir entre morir de hambre o arriesgar la vida por unas pocas provisiones”, denunció la organización.
Además, el periódico israelí Haaretz reveló que soldados israelíes admitieron que se les ordenó disparar contra la multitud para mantenerla alejada y que habían usado fuerza letal innecesaria contra personas que no parecían suponer ninguna amenaza.
La matanza cotidiana también fue condenada por las agencias de atención humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que consideraron el sistema de distribución de alimentos como una «trampa mortal».
“La comunidad internacional mira para otro lado”
Según explicó la MSF, el mecanismo actual obliga a miles de personas a recorrer largas distancias hasta llegar a los cuatro centros de distribución, donde deben “pelear por las sobras de alimentos”. Además, alertó que las condiciones del reparto impiden el acceso a mujeres, niñas y niños, personas mayores y con discapacidad. “Allí se producen asesinatos y heridos, mientras la comunidad internacional mira para otro lado”, cuestionó MSF.
Los centros de entrega, ubicados en zonas completamente controladas por el Ejército israelí tras el desplazamiento forzado de la población, tienen el tamaño de una cancha de fútbol y están rodeados de garitas de vigilancia, montículos de tierra y alambre de púas. “Están vallados y sólo tienen una entrada y salida”, describió el coordinador de emergencias de MSF en Gaza, Aitor Zabalgogeazkoa.
“El personal de GHF tira los pallets y las cajas con comida, abre la reja y deja que entren miles de personas a la vez para pelear hasta por el último grano de arroz”, detalló. “Si alguien llega temprano y se acerca demasiado a los controles, le disparan. Si llega a tiempo pero se amontona con el resto y cruza los montículos, le disparan. Si llega tarde, está en una ‘zona evacuada’ y también le disparan”, denunció.
El relato fue corroborado por Hani Abú Sud, miembro de la comunidad del centro de salud de Al Mauasi: “A mucha gente le disparaban a matar. Esto no es ayuda, es una trampa mortal. Solo queríamos alimentar a nuestros hijos. ¿Qué otra opción tenemos? Un kilo de lentejas cuesta entre 6 y 10 euros. La muerte se volvió más barata que la vida”.
Aumentan los heridos por balas en hospitales
MSF alertó que, desde que se puso en marcha este sistema, aumentó considerablemente la cantidad de personas con heridas de bala que llegan a sus hospitales. Solo en su centro de atención de Deir al Balá, los casos aumentaron un 190% durante la semana del 8 de junio, en comparación con la anterior.
Además, denunció que los hospitales que siguen funcionando en Gaza están devastados, con insumos mínimos, sin analgésicos, anestesia ni sangre. Su clínica en Al Mauasi, que no está preparada para recibir personas con traumatismos, tuvo que atender a 423 heridos desde el 7 de junio, todos provenientes de los puntos de reparto.
Por eso, MSF remarcó que “la ayuda humanitaria no puede estar bajo control de una parte beligerante con objetivos militares” y acusó a Israel de aplicar una “táctica deliberada de privación de alimentos” como arma de guerra, en violación del Derecho Internacional Humanitario.
El informe de MSF coincide con otro publicado esta semana por Save the Children, que denunció que más de la mitad de los episodios violentos registrados en el marco de estas entregas afectaron a niños y niñas, ya sea porque fueron heridos o asesinados. “Este no es un operativo humanitario. Es una emboscada”, afirmó el director regional de la organización, Ahmad Alhendawi.
Save the Children analizó 19 incidentes ocurridos desde el 27 de mayo y constató víctimas infantiles en al menos diez de ellos. “La gente va a buscar comida sabiendo que puede morir. Nadie quiere ir y es lógico. ¿Cómo culparlos?”, se preguntó Alhendawi, quien agregó: “Obligar a civiles a meterse en zonas valladas para luego dispararles no es ayuda humanitaria, es crueldad. No se puede permitir que una parte en conflicto use la asistencia, el acceso a la ayuda y el hambre como armas”.
Más bebés muertos por desnutrición
Mientras tanto, al menos dos bebés palestinos murieron en las últimas horas a causa de la desnutrición provocada por el bloqueo israelí. Mahmud Surrab, tío de Nidal, un bebé de cinco meses, contó que falleció por falta de leche. “Hay muchos más en el hospital en condiciones similares o peores”, advirtió.
También murió Kinda, una beba de apenas diez días, por desnutrición y falta de medicamentos. Su padre, Mohamed al Hams, confirmó el deceso mientras las autoridades de Gaza —controladas por Hamás— no se pronunciaron oficialmente.
Según datos médicos palestinos, ya se registraron al menos 244 muertes por desnutrición desde el inicio de la ofensiva israelí, en su mayoría bebés y personas mayores.
En total, el ataque de Israel sobre la Franja de Gaza dejó al menos 56.259 muertos, la gran mayoría mujeres y niños.