Con estas cirugías se pueden corregir anomalías congénitas fetales que generarían posteriores discapacidades motoras, problemas para controlar esfínteres, entre otras consecuencias
El Hospital Garrahan se convirtió a mediados de abril el primer hospital público argentino en realizar una compleja operación prenatal, que involucró la intervención quirúrgica del feto desde el interior del vientre materno, para curar la anomalía de una bebé en desarrollo. Se trató de la primera cirugía de reparación de Mielomeningocele fetal intrauterina, un hito para la medicina pediátrica en el país y en la región latinoamericana. Las autoridades de la prestigiosa institución pública celebraron que, tras la operación, la paciente dio a luz mediante una cesárea el pasado domingo a su bebé, quien nació con condiciones normales y sin riesgos para su salud.
La Mielomeningocele fetal intrauterina es una forma grave de espina bífida, un defecto congénito. Ocurre durante las primeras semanas del desarrollo embrionario, cuando el tubo neural —que dará origen al cerebro y la médula espinal de la persona— no se cierra completamente. En profundidad, los huesos de la columna están incompletos y dejan que se escape la médula espinal y las meninges. Mediante una cirugía prenatal, se pueden prevenir alteraciones neurológicas, urológicas y traumatológicas.
En Argentina, esta anomalía se presenta en alrededor de 1 cada 1.500 recién nacidos, según los datos del Hospital Universitario Austral, la institución privada argentina con más experiencia en cirugías reparatorias de esta malformación de la columna vertebral —realizó unas 200 intervenciones desde 2015—.
Además del Austral se practicaron operaciones de este tipo en otros centros privados, como el Hospital Italiano de Buenos Aires, en el Hospital Privado de la Comunidad de Córdoba en conjunto con la maternidad provincial, en el Hospital Fernández de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (con apoyo del Austral) y en el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC).
“Aunque anteriormente se hicieron intervenciones en hospitales públicos, siempre se realizaron con equipos médicos del sector privado”, especificó la ginecóloga y obstetra, especialista en medicina Materno Fetal, Analizia Astudillo.
En tanto, explicó que la operación de abril en el Garrahan fue la primera que se ejecutó con un equipo interdisciplinario específico de un hospital público nacional para estas cirugías.
“Lo inédito es que, además de ser el centro nacional por excelencia de derivación de nacimientos con Mielomeningocele, el Hospital Garrahan ahora está operando prenatal”, ponderó.
En las instituciones privadas, “el valor aproximado de la cirugía es de unos 15 millones de pesos”, remarcó, pero si se suma el costo por “la internación, la atención para el parto, y demás, el monto se va a unos 50 millones de pesos”. En ese sentido, destacó que “el sistema de salud público, a través del Hospital Garrahan, atiende totalmente gratis a pacientes que no tienen cobertura médica”.
“Lo que tiene el Garrahan es que siempre responde. La gente que siempre está, nunca vas a tener un no. Nunca dejan a un paciente tirado, más allá del momento crítico en el que estamos. Jamás se dejó de atender a nadie y se garantiza la atención médica en todo momento, ya sean las guardias, la atención en las salas, las cirugías”, expresó Astudillo con orgullo.
Astudillo es ginecóloga y obstetra de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Realizó su residencia en el Hospital de Clínicas y continuó con la especialización en medicina fetal en Inglaterra durante dos años con el equipo de Kypros Nicolaides, para luego profundizar sus conocimientos en intervención fetal a través de una beca en España.
En 2021 regresó al país y decidió dedicarse a la medicina materno-fetal “en el sector de salud pública”. “Estaba buscando un hospital donde se pueda desarrollar todo lo que es diagnóstico materno-fetal, de anomalías congénitas fetales y cirugía fetal. Y bueno, el lugar, obviamente, fue el Garrahan”, dijo. La profesional detalló a este medio que trabaja como cirujana fetal y fetóloga en el equipo que conduce la jefa del área de neonatología, Patricia Bellani.
Un hito en la medicina pediátrica pública
La intervención intrauterina en cuestión se realizó el 9 de abril, en el marco del Programa de Diagnóstico y Tratamiento Fetal del Hospital Garrahan. El equipo estuvo integrado por cirujanos, neurocirujanos, obstetras, anestesistas, instrumentadoras y enfermeras junto a profesionales instructores de Universidad Federal de Paraná, en Curitiba (Brasil), que llevan realizadas 150 cirugías fetales.
Durante la cirugía, se expuso el útero fuera del cuerpo de la madre para reparar la lesión espinal del feto. La operación duró casi cuatro horas y requirió altísima precisión quirúrgica para proteger el sistema nervioso central del bebé.
Tras la cirugía fetal, la mamá, una joven de 28 años, permaneció internada durante tres días en la Unidad de Cuidados Materno-Fetales bajo el control de obstetras y terapistas especializados en obstetricia pediátrica. Luego del alta, se alojó en Casa Garrahan por dos meses, ya que debía permanecer en un lugar cercano al Hospital hasta el nacimiento de la bebé.
Si bien la cesárea estaba programada para el 17 de junio, la mamá rompió bolsa en vísperas del día del padre —durante la noche del sábado pasado—, y el equipo del Garrahan se puso en marcha inmediatamente para llevar adelante la operación en el hospital. Finalmente, la niña, que fue llamada Samira, nació el 15 de junio a las 3:35 de la madrugada, con la ayuda de neonatólogos, obstetras, cirujanos, especialistas en cuidados críticos maternos y enfermeros.
“Fue una cirugía perfecta, operamos la malformación en la semana 27 del embarazo y nació en la 36, con una cicatriz perfecta, expresó Astudillo, con orgullo, y sobre la bebé contó: “Está muy bien. Al nacer pesó 2,700 kg y no requirió internación intensiva ni ningún tipo de intervención”.
“Los neurocirujanos le están realizando ecografías cerebrales, pero sin ser invasivos. No hubo que reoperar o reintervenir. Por el momento viene todo bien, mueve los piecitos, se prendió a la teta… Hoy es una niña sana, pero con un diagnóstico de Mielomeningocele, por lo que tendrá que hacerse controles a lo largo de su vida”, aclaró.
Por su parte, la jefa de Neonatal del hospital, Bellani, consignó: “El haber podido realizar tanto la cirugía fetal como la cesárea en el mismo hospital donde se atenderá a la bebé es un enorme paso en la atención integral y humanizada de estos casos complejos. Acá tenemos genetistas, obstetras, neonatólogos, urólogos, neurocirujanos, equipo interdisciplinario de Mielomenigocele que realizará su seguimiento hasta los 18 años”.
Detección temprana y operación pre y posnatal
Por el enorme impacto que la Mielomeningocele fetal intrauterina tiene en la vida de los pacientes, el diagnóstico temprano durante el embarazo es crucial. Se suele detectar entre las semanas 12 y 22 de gestación mediante ecografía morfológica.
Astudillo contó a las madres que reciben este diagnóstico le brinda tres diferentes alternativas: “Por un lado, está la opción de interrumpir el embarazo (abortar), por el otro, la de hacer la cirugía de reparación intrauterina, y por último, la operación posnatal”. En todos los casos, son las gestantes las que deciden.
Sin embargo, “no todas las pacientes son candidatas” al tipo de intervención quirúrgica prenatal, puntualizó. Al respecto, sostuvo que “hay un momento determinado del embarazo para operar”, que suele ser entre la semana 20 y la 27 de gestación. Además, la gestante tiene que encontrarse en un buen estado de salud para “tolerar unas seis horas de anestesia general”, entre otros requerimientos.
“Al sistema de salud público muchas veces nos llegan tarde, de 28 o 30 semanas, y es imposible de operar porque el útero y el bebé ya son muy grandes. Mientras más temprano tengas el diagnóstico, más fácil es la cirugía y la corrección”, cuestionó. En este marco, argumentó que “los bebés con diagnósticos tardíos son niños que están condenados a nacer y tener la cirugía postnatal”, y afirmó que “el Garrahan opera todo lo postnatal, lo nuevo es que opera lo intrauterino”.
En rigor, la fetóloga aseguró que muchas madres con pocos recursos económicos se veían obligadas a “interrumpir sus embarazos porque no contaban con esta opción en el sistema de salud público”, o bien, “esperaban a que nazcan sus hijos y los operaban posnatales, con todas las problemáticas que eso implica”. Pero, con esta nueva posibilidad que brinda el Hospital Garrahan, “se achica la brecha entre pacientes que sí tienen dinero y corbertura con las que no. Ya que estas últimas ahora pueden asistir a esta institución pública”, remarcó.
A las mujeres que estén pensando en tener un bebé, recomendó “planificar tres meses antes tomar ácido fólico, a través de una pastilla de ácido fólico de un de 1 g por día”. También sugirió tener una buena alimentación, hacerse los controles ideales ginecológicos previos a embarazarse, y, posteriormente, realizarse “las dos ecografías más importantes del embarazo: la del screening del primer trimestre, entre la semana 11 y 14; y luego, la segunda, que es la más importante del embarazo, el escáner fetal donde se mira toda la anatomía del bebé y se chequea parte por parte, cerebro, corazón, riñones, abdomen, piernas, movilidad”. Finalmente, recomendó hacerse “un buen control obstétrico ginecológico”.