El Consejo de Seguridad se reúne por cuarta vez, sin miras de éxito. EEUU es blanco de críticas por su tibieza, mientras que Francia, Egipto y Jordania iniciaron contactos
La ofensiva de la comunidad internacional se intensificó este martes para intentar detener los bombardeos del ejército israelí en Gaza y las salvas de cohetes palestinos sobre Israel, sin visos de amainar tras más de una semana de escalada sangrienta.
Desde que empezó el 10 de mayo este nuevo ciclo de violencia murieron al menos 223 personas, la gran mayoría palestinos.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá por cuarta vez para una sesión de emergencia el martes, pero Estados Unidos sigue oponiéndose a la adopción de una declaración que llame al “cese de la violencia”.
El presidente estadounidense, Joe Biden, acusado por su propio partido de falta de firmeza frente a Israel, expresó el lunes su apoyo a un “alto el fuego”, en una nueva llamada telefónica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
Pero en el terreno los protagonistas hacen oídos sordos a estos llamamientos. “Nuestra línea es seguir atacando objetivos terroristas”, recalcó Netanyahu.
En Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, el presidente Mahmud Abás pidió al enviado estadounidense Hady Amr una “intervención” de Washington.
La vocero de la Casa Blanca, Jen Psaki, defendió el enfoque diplomático “discreto” pero “intensivo” del gobierno de Biden sobre este asunto.
Los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y de Egipto, Abdelfatah al Sisi, hablaron el martes para mediar en el conflicto, con la intervención del rey Abdalá de Jordania, según París. Hay otro canal abierto, a través de la ONU, con la ayuda de Qatar y de Egipto.
La Unión Europea (UE) abordará el conflicto, el más mortífero desde el verano de 2014, este martes en una videoconferencia de sus ministros de Relaciones Exteriores.
El 10 de mayo estalló el conflicto con una andanada de misiles de Hamás contra Israel en “solidaridad” con los cientos de manifestantes palestinos heridos en enfrentamientos con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este.
La violencia se originó por la amenaza de expulsión de familias palestinas a favor de colonos israelíes en este sector palestino ocupado por Israel durante más de 50 años.
El conflicto se extendió a Cisjordania, donde 21 palestinos murieron en una semana en enfrentamientos con el ejército israelí, uno de ellos el martes en Hebrón, según las autoridades palestinas. El ejército dijo que se frustró un intento de ataque por parte de un hombre armado.
Tras la convocatoria de una huelga general por parte del partido Fatah, de Abás, los comercios y las escuelas de Ramala y otras ciudades de Cisjordania cerraron el martes.
El llamamiento tuvo eco en las ciudades árabes israelíes y en las ciudades “mixtas” de Israel, donde la tensión entre judíos y árabes es elevada.
El martes por la mañana los bombardeos prosiguieron en la Franja de Gaza, tras una noche de ataques intensos en el enclave que iluminaron el cielo, constataron periodistas de la AFP.
Los bombardeos de la víspera alcanzaron las oficinas de la Media Luna Roja catarí y la única clínica dedicada a la detección del coronavirus en este territorio asolado por la pobreza y bajo bloqueo israelí desde hace casi 15 años.
Entre el lunes por la noche y el martes por la mañana, el ejército israelí registró 90 ataques con cohetes desde Gaza en dirección al territorio israelí y atacó por su parte “65 objetivos terroristas” en el estrecho enclave de dos millones de habitantes.