La Fuerza Aérea Argentina inicia la recuperación de la capacidad de transporte estratégico con la incorporación de un Boeing 737-700 que arriba hoy al país
El brigadier Xavier Isaac, titular de la institución, hizo gestiones el año pasado por intermedio de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) para la identificación y selección de la mejor aeronave del mercado (precio, estado del avión y condiciones operativas) destinada a la dotación de transporte. La crisis sanitaria por la pandemia reveló el faltante de una capacidad perdida tras la baja de los dos últimos cuatrirreactores Boeing 707 matrículas TC-91 y TC-92 de un lote de seis con que contaba el arma aérea. El desprogramado sistema Boeing 707 además de disponer de gran movilidad y capacidad de respuesta por su volumen de carga y traslado de tropas, fue un avión utilizado en búsqueda y exploración lejana en Malvinas, a pesar de no estar provisto inicialmente de equipos de inteligencia electrónica. En 1984 uno de los 707 se equipó con un sistema de inteligencia de emisiones de origen israelí y formó parte del primer grupo de guerra electrónica del país, capacidad hoy inexistente. En 2006 los Boeing 707 dejaron de volar y se abrió un compás de espera en la adquisición de un sistema de reemplazo. El recién llegado birreactor 737-700 matriculado T-99 toma la posta de vara alta dejada por el 707. La decisión del Gobierno de abrir la billetera y poner casi 9 millones de dólares por esta aeronave se precipitó como el rayo ante el escenario de insuficiente movilidad aérea para responder múltiples demandas de misiones de traslado de equipos médicos, personal sanitario, tropas, víveres y otros insumos que ocasionó la pandemia.
La máquina que perteneció a la empresa Ethiopian Airlines y luego a SAS -preservada en el aeropuerto St. Athan de Cardiff, en el Reino Unido-, trae piso reforzado para soportar carga (aunque no tiene el portón lateral) y motores de la versión 737-800 de 26.000 libras de empuje cada uno. Fue adquirido a través de una licitación internacional convocada por OACI. El organismo especializado de las Naciones Unidas brinda servicios (rentados) de cooperación y asistencia técnica al país miembro en: contrataciones, adquisiciones, licitaciones y demás tareas que hagan al desarrollo seguro y ordenado de la aviación civil. Once aviadores militares, ocho auxiliares de carga y nueve tripulantes de cabina de pasajeros pertenecientes a la Fuerza Aérea recibieron entrenamiento teórico y práctico en el Centro de Formación y Entrenamiento de Pilotos de la República Argentina (CEFEPRA), ubicado en el Aeropuerto Internacional Ezeiza, donde se capacitan los pilotos de Aerolíneas Argentinas. En el caso de los pilotos -de los cuales tres son mujeres: mayor Débora Pontecorvo; capitán Analía Amaral Kay; y la primer teniente Vanesa Farías, el curso incluyó una etapa de vuelo en el simulador FFS (sigla inglesa, full flight simulator) clase D, de alto realismo. La última etapa de puesta a punto se hizo en talleres de México, recibió el tradicional color gris de los aviones militares y el nombre: Islas Malvinas.
“El pintado del esquema podría haberse resuelto en la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA)” dijo a este diario una fuente del sector. “FAdeA pintó con esquema retro de los años 80 un Boeing 737-700 matrícula LV-GOO de Aerolíneas Argentinas en setiembre del año pasado y se programaron 6 aviones más para el mismo diseño”, completó la fuente. La mención focaliza la ausencia de seguimiento en la declamada política de estimular la producción nacional en materia de defensa. Existe una mesa de enlace –se reúne nuevamente el viernes 30- promovida por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas e integrada por funcionarios de Defensa, jefes de logística de las fuerzas y empresas del sector que busca generar el trabajo conjunto en la toma de decisiones para el desarrollo de industrias estratégicas, en este caso la aeroespacial.
Compre Nacional
Argentina recibirá en breve por 16.7 millones de dólares, 10 aviones Beechcraft C-12B Hurón adquiridos a los Estados Unidos bajo el programa FMS (Foreign Military Sales, sigla inglesa de Ventas Militares a Extranjeros). Es un programa del gobierno estadounidense (Pentágono, departamento de Defensa) que permite a países amigos o aliados adquirir equipos militares, sin intermediación y a precios similares a los que pagan las fuerzas norteamericanas, es una compra al contado. La operación actualizó reclamos de empresas privadas de alta especialización del sector aeronáutico a los ministerios de Kulfas y Rossi. La Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (CArAE) pidió en sendas notas el cumplimiento de la Ley de Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores y la Ley del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF), esta última norma tiene entre sus objetivos: “Favorecer la sustitución de importaciones, el desarrollo de proveedores y la inserción internacional de la producción local de bienes y servicios orientados a la defensa”.
Ocurre que el año pasado en dos encuentros virtuales convocados por Kulfas los empresarios de pymes aeroespaciales informaron a Desarrollo y Producción y también a Defensa sobre la necesidad de que se monitoree la compra de equipamiento extranjero a fin de que se cumpla con algún tipo de offset (compensaciones comerciales, transferencia de conocimiento, servicios, etc ) a empresas locales. La actualización de aviónica, el pintado del esquema, la provisión de conjuntos y subconjuntos fabricados en el país, la inspección de motores, son algunas de las tareas que pueden afrontar pymes locales en la puesta a punto de aeronaves adquiridas en el exterior. Los empresarios sostienen que a pesar de la norma (Compre Nacional), los organismos contratantes (las fuerzas y el ministerio de Defensa) no tienen en cuenta al sector privado aeroespacial al momento de gestar sus proyectos. Un caso reciente fue la negociación por 12 aviones Texan II adquiridos en el gobierno anterior vía FMS a los Estados Unidos por 160 millones de dólares, sin un solo renglón de offset. Otro ejemplo en el rubro naval, la compra de 4 patrulleros marítimos a Francia por 319 millones de euros que tampoco incluyó compensaciones destinadas al desarrollo de la industria local.