De acuerdo a un balance elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Alto Comisionado ONU para ese fin, ser un defensor de los derechos humanos y líder social en Latinoamérica implica un riesgo mortal. Así lo alertaron ambas instituciones en relación a los “altos números de asesinatos de personas defensoras de derechos humanos y líderes sociales en la región, sumado a los ataques, amenazas, hostigamientos, campañas de estigmatización y desprestigio”
Esto, a la par de “los procesos de criminalización contra quienes se dedican a defender a la sociedad desde las comunidades”, destaca la agencia ANSA. El caso de Colombia es representativo, donde en materia de asesinatos es el país que acumula la mayor cantidad de crímenes con un total de 63 casos, según el reporte de Naciones Unidas. La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos no solo tiene el registro de esos crímenes, sino que ya tiene otros 43 casos en proceso de verificación.
Los casos ocurrieron en 19 de los 32 departamentos que tiene Colombia y corresponden al periodo entre el 1 de mayo y el 30 de septiembre. Luego le sigue México como la segunda nación más peligrosa con un total de 15 asesinatos hasta septiembre pasado. En este caso, la muerte del biólogo José Luis Álvarez Flores es un caso paradigmático: denunciaba la explotación de recursos naturales en Chiapas y Tabasco.
Honduras y Brasil también quedaron en el radar de los organismos internacionales. “En el país centroamericano se registraron al menos diez asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos, sin contar con las cuatro personas que perdieron su vida durante las protestas por temas de salud y educación de este año”, cita ANSA.
En tanto, otros cuatro casos de asesinatos de defensores de los derechos también se contabilizaron en Brasil, incluido el líder indígena Emyra Wajãpi. La muerte no es la única forma de interrumpir la lucha de estas personas, también se incluyen las agresiones y los ataques de quienes se dedican a este oficio. Un ejemplo de ello es Cuba, una de las naciones donde ejercer como defensor de derechos humanos es quedar en la mira de las autoridades.
Este “modus operandi” aplica a varias naciones como Colombia, Brasil, Guatemala, México, Nicaragua, Perú y Venezuela. La oposición puede ser por temas religiosos, territoriales, por recursos naturales, narcotráfico o protestas contra los gobiernos de turno. En el documento también se constata un llamado urgente ante los hostigamientos y persecuciones de las que son objeto los defensores de los migrantes en la frontera de México con Estados Unidos.