El papa Francisco está cansado. Como usualmente hace, el eclesiástico suele pedir al final de cada reunión, sea una audiencia o un Angelus, que “recen por él”. De hecho, en su reciente viaje a naciones de África lo dejó en claro cuando aseguró que “desde hace un tiempo realmente lo necesita, como una suerte de limosna”. Ahora, sus palabras sonaron mucho más con sus declaraciones a la revista Civiltá Cattolica
“Es importante que la gente rece por el papa y sus intenciones. El Papa está sometido a tentación, está muy asediado: solo la plegaria de su pueblo puede liberarlo”, afirmó Francisco a la publicación dirigida por el padre Antonio Spadaro. “Cuando Pedro estaba preso, la Iglesia rezó incesantemente por él. Si la Iglesia reza por el papa, esto es una gracia. Yo realmente siento continuamente la necesidad de pedir la limosna de la plegaria”, aseguró el Papa.
Se trata, literalmente, de una auténtica confesión que revela hasta qué punto el papa es consciente de tener “enemigos” internos, cita la agencia ANSA, como “la búsqueda de una reforma en la Iglesia, la lucha contra los privilegios, la predilección por los últimos y los migrantes, y ahora el Sínodo sobre la Amazonia, todos terrenos donde surge el fuego amigo”.
“No hay ninguna magia en ser elegido papa. El cónclave no funciona por magia. La elección como papa no me convirtió de golpe, de modo de hacerme menos pecador que antes. Yo soy y sigo siendo un pecador. Por eso me confieso cada dos semanas”, explicó Francisco que en sus coloquios no deja tema sin tocar: desde la xenofobia al clericalismo, del clima al proselitismo, las empresas o la política, las masas y el fútbol, entre otros temas.
“La identidad misma de la Iglesia es evangelizar. Lamentablemente, sin embargo, no sólo en las sectas, sino también dentro de la Iglesia católica hay grupos fundamentalistas. Subrayan el proselitismo más que la evangelización”, resaltó el Sumo Pontífice.
En la ONU
El papa Francisco no expone en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, pero es suficiente con dejar un mensaje para todo el mundo y que los jefes de Estado tomen cuenta de la postura de la entidad religiosa y de los millones de ambientalistas que exigen soluciones y resultados concretos en la lucha contra el calentamiento global.
Es por ello que en un videomensaje para la cumbre de la ONU sobre el cambio climático, el Sumo Pontífice denunció que “los compromisos de los Estados son aún muy fluidos y están lejos de alcanzar los objetivos fijados”. “Es necesario preguntarse si hay una voluntad política real de destinar mayores recursos humanos, financieros y tecnológicos para mitigar los efectos negativos del cambio climático y ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables, que son las que más sufren”, remarcó.
Luego, expresó: “El cambio climático es uno de los fenómenos más graves y preocupantes de nuestro tiempo. Se trata de uno de los principales desafíos que debemos afrontar y por eso la humanidad está llamada a cultivar tres grandes cualidades morales: honestidad, responsabilidad y coraje. Aunque la situación no es buena y el planeta sufre la ventana para una oportunidad aún está abierta. Todavía. Todavía estamos a tiempo. No dejemos que se cierre”.
Este lunes comenzó en Nueva York la 74° Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en la que el foco vuelve a ser el cambio climático y la protección del medioambiente. En el marco de esta cumbre, en la que asistieron 66 países, el líder del Vaticano, el papa Francisco hizo un llamado a los gobernantes a “poner la propia inteligencia al servicio de otro modelo de progreso” para enfrentar la emergencia climática.
El líder de la Iglesia católica es un conocido defensor del medioambiente. Inclusive este próximo mes se espera se realice el Sínodo de Obispos para discutir sobre la preservación de la Amazonía. Debido a que este lunes comenzó la Asamblea con la cumbre de acción climática, en la que participó la joven activista Greta Thunberg, Francisco pidió a los líderes políticos a trabajar con “honestidad, responsabilidad y valentía” para combatir el calentamiento global.