Sica recibe la CGT para discutir la implementación de un bono de $5.000

En Azopardo creen que el Gobierno está obligado a “un gesto”

El sinuoso y complicado camino de concretar un bono de $5.000 para los trabajadores será el eje del encuentro que mantendrán desde las 17 la cúpula de la CGT y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica. Desde Azopardo fueron terminantes en la previa para señalar a BAE Negocios que “el Gobierno está obligado, por la situación del país y los trabajadores, a ofrecer un gesto”, considerando también que la “arquitectura” del pago adicional es menester de la Casa Rosada. No deberían irse sólo con compartir un café y agua mineral del ministerio de Sica creen los cegetistas. Con el cónclave del lunes 9 como antecedente directo, donde la CGT planteó la necesidad de un pago adicional “lo más abarcativo posible”, en virtud de la constante de recesión e inflación que castiga a los asalariados, antes y después de las PASO, dicha alternativa es una carrera con obstáculos que el Gobierno debió afrontar ante la inocultable resistencia empresaria.

Empero, para las patronales el principal “sofocón” ya pasó, teniendo en cuenta que apenas surgió la chance del bono hubo temor a que se pudiera implementar por decreto, cosa que no sucedió. Mientras tanto, en el arco sindical hay números que no dejan lugar a dudas: la inmensa mayoría de las paritarias se cerraron a considerable distancia de la inflación estimada para este año, superior al 50% y la “corrosión” del poder adquisitivo del salario tiene un piso de 30%, dato que incluso validó desde la estadística oficial el Observatorio de Derecho Social de la CTAA en un detalle pormenorizado, segmento por segmento de trabajadores.

En Azopardo dejaron entrever a BAE Negocios que “las empresas no están dispuestas a pagar un solo peso sin que reciban algún beneficio a cambio”. Arquitectura que complica la mecánica del bono, con mayor energía “negativa” que el adicional que se definió en diciembre del año pasado que, quienes llegaron a abonarlo, lo hicieron “en cómodas cuotas”. Hasta ahora el bono es una suerte de “juego de palabras” para dirigentes que más allá de la calma preelectoral autoimpuesta se dividen en adherentes a la CGT y críticos del modelo de conducción de Azopardo desde 2016, en primer término con un triunvirato a la cabeza y luego de la salida de Juan Schmid en binomio. “Los empresarios están más abocados a caerles simpático a Alberto Fernández que a solucionar algún tema de Cambiemos”, lamentan en ambos frentes.

Las cuestiones de fondo que deberá resolver el próximo gobierno todavía ni siquiera comenzaron, lamentan algunos jefes de gremios relevantes. Detrás de bambalinas y la efervescencia de allegados del sector que comandan los Fernández/Fernández, no hay posibilidades de que Héctor Daer sea el futuro ministro de Trabajo. En las cercanías del referente de Sanidad consideran que su rol “es imprescindible en la nueva etapa que, Dios y urnas mediante, comenzará desde el 10 de diciembre”.

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