El avance del fuego en la selva del Amazonas en Brasil no se detiene, ya complicó también la región comprendida en Bolivia y el mundo entero se enfrenta a un presidente Jair Bolsonaro que es protagonista de declaraciones y reacciones insostenibles. Pero esto no es todo, porque las llamas no sólo amenazan la salud del continente y del mundo: ahora hay otra región en peligro
Del otro lado del Atlántico, los incendios en África son todavía más extensos. Los focos en el continente negro se concentran en Angola y en la República Democrática del Congo, donde se registran casi 10 mil focos de incendios, según muestran los satélites de la NASA. En la amazonia, los focos activos no superan los 2100.
Según la agencia ANSA, la selva de la cuenca del Congo es identificada como el “segundo pulmón verde” del planeta después del Amazonas y tiene una superficie de unos dos millones de kilómetros cuadrados en varios países, con la mitad de su territorio en la República Democrática del Congo, y el resto en países vecinos como Gabón, Camerún y República Centroafricana.
Tal como ocurre en el ecosistema del Amazonas, en las selvas de la cuenca del río Congo se absorben toneladas de CO2 con santuarios de especies en peligro de extinción, como los elefantes de bosque o los grandes simios. Es decir, una zona de un inmenso valor natural que debe ser preservado. Un estudio de la Agencia Espacial Europea (ESA) detalla que África Subsahariana alberga aproximadamente el 70% del área quemada en el mundo. Esto contribuye con un 25-35% de emisión de gases de efecto invernadero como consecuencia del humo que generan los incendios.
Después de las críticas de la semana pasada por los líderes mundiales y protestas en las embajadas de Brasil contra la administración de Jair Bolsonaro en distintos países, el Gobierno brasileño ha decidido tomar cartas en el asunto para proteger al “pulmón vegetal del planeta“. Desde este domingo dos aviones Hércules C-130 trabajaron en combatir las llamas que están azotando la selva amazónica.
Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, solamente entre el viernes y el sábado se registraron 1.130 nuevos incendios, que de acuerdo a esta información en su mayoría se han declarado en la cuenca del río Amazonas. Asimismo, el Ministerio de Defensa declaró que los aviones ya comenzaron a echar miles de litros de agua sobre las llamas. Los incendios se han expandido a tal punto, que la ciudad de Porto Velho en el estado deRondonia (noroeste) estaba cubierta este domingo por un fuerte humo.
“Cada año empeora, este año el humo ha sido muy serio”, dijo a la AFP Deliana Amorim, de 46 años, en Porto Velho, ciudad donde viven medio millón de personas. Bolsonaro había anunciado el viernes el envío de tropas militares a la región amazónica, a pesar de no haberse querido involucrar en la situación claramente desbordada. Inclusive, en la parte del Amazonas en Bolivia, las llamas ya han arrasado casi un millón de hectáreas.
“Somos una de las democracias más grandes del mundo, comprometidos con la protección del medio ambiente y respetamos la soberanía de cada país. ¡Muchas gracias a decenas de jefes de Estado que me escucharon y nos ayudaron a superar una crisis que solo interesaba a aquellos que querían debilitar a Brasil!”, dijo Bolsonaro en un tuit este domingo.
Sin embargo, el presidente brasileño es conocido por ser un escéptico del cambio climático y su lenta respuesta de enviar ayuda a la Amazonía fue duramente criticada por presidentes como Emmanuel Macron, de Francia. De acuerdo con especialistas los focos se deben al gran avance en los últimos meses de la deforestación, que en julio se cuadruplicó con respecto al mismo mes de 2018, según datos del INPE. Esta situación también ha sido agravada por las actividades mineras y agropecuarias que se realizan en la zona, las cuales también son apoyadas por Bolsonaro.
Pero las llamas no son lo único que ha expuesto al Gobierno del presidente de ultraderecha, las cifras que ha revelado el INPE sobre la deforestación en el Amazonas también es altamente preocupante, sobre todo si se tiene en cuenta que este es el “pulmón vegetal del planeta” y un tesoro ecológico de 5,5 millones de kilómetros cuadrados que actualmente están siendo devastados por las llamas.