Desde el lunes, los proveedores pasan a los súper aumentos en alimentos de hasta 25% y piden remarcar al ritmo de la devaluación. Aceiteros y harina, los más duros. Qué va a pasar con el consumo
La inestabilidad cambiaria tiene un problema mayor que los efectos sobre el mercado. Convulsionados por el sacudón post PASO, los empresarios que producen alimentos están negociando la entrega de productos a supermercados con un dólar a $65, dos pesos por encima del valor que cerró el Banco Nación. Todo, en un escenario donde, en sólo tres días, las principales empresas ya pasaron listas con aumentos de entre el 10 y 25%.
Desde tres de los grandes supermercados que se nuclean en la Asociación Supermercados Unidos (ASU) consignaron que hay empresas que están negociando precios casi en paralelo con los niveles de devaluación. Según el sector, los más duros son los empresarios aceiteros y harineros, insumos clave en la canasta básica.
La situación del dólar tensó tanto la cuerda que las ventas se paralizaron el mismo lunes por no tener precio. En medio de la pelea, en la que el Gobierno parece no encontrar la vuelta, se libra una pequeña batalla entre productores y supermercados, dado que el súper dólar que quieren negociar es por mercadería que fue producida con una divisa mucho más barata, aquella lejana en torno a los $40. Es decir, están vendiendo producto stockeado a precio nuevo.
Algunos casos concretos. Unilever, Molinos, Menoyo, Establecimiento Las Marías, Morixe, Arcor, Dos Hermanos y Bunge pasaron en las últimas horas listados de precios con 10% de aumento. Aceitera General Deheza (AGD) subió 25% y Molino Cañuelas aumentó 15% en harinas, 20% en aceite y 10% en galletitas. Toda esta situación detonó un problema adicional: el Gobierno quedó entrampado en el programa Precios Esenciales.
La iniciativa, que estipuló una canasta de 64 productos congelados por seis meses, se enfrenta a una devaluación que descalza sus valores de los de los productos que están sin valor fijo. Ya existe una presión de los privados para que la Secretaría de Comercio, que conduce Ignacio Werner, se siente a evaluar qué hacer con los precios congelados. De hecho, ha habido varias empresas que no entregaron producto dentro del programa a raíz de la disparada en los precios.
Todo este contexto tiene otros dos elementos: el primero, un informe muy reciente de la consultora Scentia refleja que en julio, contra igual mes del año anterior, el consumo cayó 10% en volumen. Totaliza un 7,6% de contracción en lo que va de 2019. Ergo, lo que los supermercados compren a dólar $65 tendrá poca rotación y venta. El segundo, la inflación de agosto irá por encima del 3% justo cuando, muy lento, empezaba a ir hacia una baja.