La caída representa un 13,9 por ciento interanual, convirtiéndose así en la peor caída en lo que va del año
Los medicamentos, debido a la inflación, ya aumentaron un 41 por ciento entre enero y julio, y, al mismo tiempo que las compras de la población, se desplomaron un 13,9 por ciento interanual el mes pasado. Esta representa la peor caída en lo que va del año. El sector industrial, el Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos aseguraron que julio es el peor mes del año en cuanto a la compra de medicamentos.
La crisis económica se reflejó en el cierre de 74 farmacéuticas que hubo desde enero en adelante, lo que impactó también en una pérdida de empleo superior a las 800 personas. “En julio del año pasado, se habían comercializado cincuenta millones de unidades (de medicamentos) y ahora fueron 43,5 millones”, advirtieron desde el sector empresarial.
En cuanto a los productos que registraron más baja en su compra son antihipertensivos o medicamentos para enfermedades crónicas, mientras que, por el deterioro en el poder adquisitivo, subió el consumo de ansiolíticos y antidepresivos, destacó el Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos. La disminución en la compra no solo se afecta a las farmacias, sino que también se registró un deterioro en la compra mayorista en hospitales públicos y clínicas.
Hay que tener en cuenta que el sistema de descuentos de hasta 70 por ciento para medicamentos, que anunció el Gobierno nacional en abril pasado, hasta el momento no fue instrumentado por los funcionarios idóneos, según comenta la Confederación Farmacéutica Argentina. “El plan existe, pero siempre fue privado y el Gobierno intentó apropiárselo en los anuncios”, agregaron los representantes de la institución.
Por otra parte, el Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal planteó recientemente que “los farmacéuticos hemos manifestado nuestra preocupación, ya que se podría producir la interrupción de tratamientos de enfermedades crónicas por parte de los pacientes”. Este escenario representa un deterioro paulatino de la calidad de vida de los ciudadanos argentinos, que ante la fuerte caída en el poder adquisitivo y la suba de la inflación tiene que priorizar la compra de alimentos.
El secretario general del sindicato, Marcelo Peretta, fue muy crítico con esta situación y dijo: “La irracionalidad de los precios es un grave problema de salud pública. Todo quedó librado al mercado y los grandes laboratorios aumentan lo que quieren”. Las variables económicas están repercutiendo directamente en los precios de los medicamentos, haciendo imposible el acceso ininterrumpido a los mismos.
Un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda destacó que la situación del mercado interno argentino demuestra un claro factor de perjuicio para un estrato de la población como los adultos mayores. Este panorama desalentador demuestra que la inflación repercutió fuertemente en uno de los sectores más importantes, la salud. No solo hubo caída en las compras, sino que varias farmacéuticas tuvieron que cerrar sus puertas por este fenómeno, generando desempleo.
