Del intento de suspenderlas a fomentarlas: la fe de los conversos. El nuevo objetivo es forzar más la polarización para ganar en primera vuelta. Creatividad, videos y WhatsApp. El factor inercia
Pinchado por inviable el globo de ensayo político y mediático para suspender las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el Gobierno dará un golpe de timón completo a su estrategia y pondrá en marcha en los próximos días una campaña para promover una participación masiva en esa instancia a través de videos, cadenas de WhatsApp y declaraciones de sus principales referentes.
Los “defensores del cambio” del jefe de Gabinete, Marcos Peña, harán circular en todos los grupos de chat de los que participen mensajes efectistas que alertarán a los simpatizantes del Gobierno del peligro de relajarse y servirle en bandeja un triunfo a la fórmula post kirchnerista Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
Para eso, los principales referentes del oficialismo ya pusieron a trabajar a sus creativos con una serie de ideas fuerza. No irse de mini vacaciones el fin de semana del domingo 11 de agosto es una de ellas. Otra, la instalación de una lógica que divide claramente el mundo entre “ellos” (los K) y “nosotros”. Una más, la instalación irónica de la cuestión de la corrupción, señalando, por caso, que los kirchneristas “van a votar en lancha”. Todo, a través de videos y mensajes de gráfica atractiva y ritmo veloz, en los que la imagen caricaturizada de la ex mandataria predomina claramente por sobre la del verdadero presidenciable. La puja será con Cristina, no con Alberto.
El temor que subyace a la ofensiva es que muchos macristas convencidos se relajen y se permitan no acudir a las urnas, descartado como quedó el plan de entronizar como candidata a María Eugenia Vidal y dado que nada se juega en las PASO en términos de la postulación del Presidente a la reelección.
En el fondo, los estrategas de Juntos por el Cambio se afanan por evitar que una eventual derrota abultada en las PASO le dé una mala señal al mercado financiero y se traduzca en nuevas presiones cambiarias, justo cuando el precario control de esa variable clave hace renacer en la Casa Rosada la esperanza de dar vuelta a su favor un proceso electoral muy difícil. La idea, entonces, es achicar al extremo cualquier posible desventaja en las primarias.
Como el juego de la polarización ya está lanzado a pleno, mutó el cálculo que imperaba hasta hace un par de semanas, basado en la expectativa de ganar el ballotage en base al “voto espanto” (ante el eventual regreso del kirchnerismo). Ahora se trata de convertir las PASO en una primera vuelta informal y transformar el primer turno propiamente dicho, el del 27 de octubre, en una suerte de segunda vuelta en la que la suerte se juegue a todo o nada.
¿Pero cómo y por qué se pasa de sondear una posible suspensión de las PASO para fórmulas presidenciables a alentar una participación masiva en esa instancia?
Por un lado, obviamente, porque ese intento naufragó prematuramente y dejó instalada, para peor, una sensación de debilidad del Gobierno: se busca suspender una votación si es que se presume que se la va a perder. Pero la idea fuerza del “voto espanto” pretende convertir, como una toma de judo, esa debilidad en fortaleza motivando la participación masiva del electorado propio y fomentando aún más la polarización en detrimento de las candidaturas de Roberto Lavagna y José Luis Espert.
“Si jugamos a fondo, el partido va a estar más equilibrado para agosto. Encima nos juegan a favor medidas como el Ahora 12, el diferimiento del aumento del gas, los salarios que se empiezan a recuperar gracias a las paritarias… Lástima que no se pudo bancar fiscalmente que los aguinaldos no paguen Ganancias”, dijo una fuente del Gobierno familiarizada con los secretos de la campaña en ciernes.
“Hay que recordar que Mauricio perdió las PASO y la primera vuelta en 2015. La cuestión, como pasó en ese momento, es que la diferencia no sea demasiado grande. Si lo conseguimos, esta elección la vamos a ganar con la inercia, no solamente por el alivio que va a sentir la gente con esas medidas sino por la estabilidad del dólar y la caída de la inflación”, agregó. Dólar e inflación, dos factores que están vinculados y que, justamente, no terminan de estar garantizados. La película que se viene será de suspenso.