Mike Pompeo, jefe de la diplomacia de Estados Unidos, prohibió que en su país flameen las banderas arcoíris en el mástil de sus embajadas para celebrar el mes del orgullo gay. Este funcionario, un cristiano evangélico, aseguró en alguna oportunidad que define al matrimonio solamente como la unión entre un hombre y una mujer
“El secretario considera que, respecto al mástil (de las embajadas), solamente la bandera estadounidense debería ondear ahí”, afirmó Morgan Ortagus, portavoz del Departamento de Estado, a la prensa. Sin embargo, la vocera resaltó que los diplomáticos en el extranjero podrán colocar esas banderas en cualquier otro sitio de las embajadas durante el corriente mes.
“El actual mes del orgullo ha sido celebrado en todo el mundo por muchos empleados del Departamento de Estado”, agregó Ortagus. El Gobierno anterior al de Donald Trump, presidido por el demócrata Barack Obama, permitió que la bandera arcoíris ondeara en las embajadas del país norteamericano sin problemas e incluso en una ocasión iluminó la Casa Blanca con esos colores.
Por otra parte, de acuerdo con un documento oficial difundido este lunes por el Vaticano bajo el título de “Varón y mujer los creó”, la Santa Sede dio a conocer que está en pleno debate sobre la cuestión del género entre los jóvenes, una cuestión delicada y de actualidad para el que solicita “distinguir” entre ideología y estudios.
“La Congregación para la Educación Católica, dentro de sus competencias, tiene la intención de ofrecer algunas reflexiones que puedan orientar y apoyar a cuantos están comprometidos con la educación de las nuevas generaciones a abordar metódicamente las cuestiones más debatidas sobre la sexualidad humana”, anunció en un texto.
“La jerarquía de la Iglesia católica manifiesta que está dispuesta a dialogar sobre las diferencias sexuales, pero en base a investigaciones y no a la ideología. Se trata de abordar una verdadera y propia emergencia educativa, en particular por lo que concierne a los temas de afectividad y sexualidad”, admitió el escrito rubricado por el cardenal Giuseppe Versaldi, prefecto de la congregación.
“Para la Iglesia, la desorientación antropológica caracteriza el clima cultural de nuestro tiempo y contribuye a desestructurar la familia, con la tendencia a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer, consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural”, finalizó la misiva de la Santa Sede.
