Sergio Massa y el tiempo de las definiciones

El tigrense reivindica su pertenencia a Alternativa Federal, pero no termina de cerrarle la puerta al kirchnerismo. Su prioridad es “ganarle a Macri”. Por qué el líder del FR espera a la liga de gobernadores para mostrar sus cartas

Sergio Massa viene repitiendo como una letanía a quien quiera escucharlo que hace por lo menos nueve años que no habla con la ex presidenta Cristina Kirchner. Y no hay por qué no creerle. Desde que el tigrense se encargó en el 2013 de enterrar el sueño de una “Cristina eterna”, su nombre se convirtió casi en una mala palabra para la ex mandataria y el peronismo alineado detrás de los K.

Sin embargo, desde entonces, mucha agua corrió debajo del puente y la dinámica política argentina terminó por confirmar que en el particular modo de concebir sus relaciones, al menos las políticas, de los amores a los odios de la ex presidenta hay un solo paso. Y viceversa. Que lo diga si no Alberto Fernández, que volvió del exilio al cristinismo –no sin algunas escalas previas- y hoy es el principal operador político de la ex presidenta y promotor de su aún no confirmada candidatura presidencial.

Justamente, hace tiempo que el ex jefe de Gabinete de los Kirchner viene intentando, en privado, primero, y en público, después, sumar al líder del Frente Renovador a la foto de “unidad” que el peronismo exhibió el martes pasado en la sede del PJ con Cristina en el centro de la escena. Y a medida que se acerca el plazo legal para la conformación de los frentes electorales (el 12 de junio), esas presiones se hacen sentir y al tigrense le va llegando el tiempo de las definiciones.

Por ahora, en su entorno siguen negando un acercamiento con la ex Presidenta, no así que exista diálogo con el kirchnerismo: “No hay ningún tipo de acuerdo con el kirchnerismo”, dijo, contundente, su jefe de campaña, el diputado Diego Bossio, en respuesta a la invitación pública y formal del presidente del PJ José Luis Gioja a que Massa se sume a ese sector del peronismo. Invitación que Massa, hay que decir, sigue sin responder.

Esas presiones para que Massa se defina, claro está, no vienen solo de los K. “Las señales de que Sergio podría llegar a un acuerdo electoral con el kirchnerismo son muchas. En el peronismo bonaerense y entre los intendentes no se habla de otra cosa que del supuesto pase de Massa”, le dijo, no sin cierto fastidio a este diario días atrás, el vocero político de Roberto Lavagna Alejandro Topo Rodríguez.

Y es que en el lavagnismo viene creciendo el malestar por algunas señales que exhibe el tigrense ultimamente que lo desperfilan de la ancha avenida del medio y lo acercan a los K: una de ellas, dicen cerca del economista, la reciente presencia del empresario Daniel Vila, cercano a Massa, en la primera fila de invitados en el lanzamiento del libro de CFK, Sinceramente. Otra, las declaraciones del intendente Tigre y hombre del massismo, Julio Zamora, quien aseguró que apoyará a Cristina si es la candidata del PJ a la Presidencia.

Pero el trasfondo de ese malestar del lavagnismo con el tigrense es otro: no es ninguna novedad que Lavagna quiere convertirse en el candidato por consenso de AF sin pasar por una interna y pretende que tanto Massa como Urtubey declinen sus aspiraciones y le dejen el campo orégano para quedarse con el premio mayor.

El tigrense se niega a dar un paso al costado y lo “corre” a Lavagna con las encuestas, donde el economista no termina aún de despegar, pese a que varias encuestadoras aseguran que el ex ministro tiene mucho por crecer una vez que oficialice su candidatura, a diferencia del tigrense, cuyo 10% de intención de voto actual, dicen, sería su techo. Para que haya acuerdo, uno de los dos tendrá que ceder.

La clave para saldar este entuerto parece estar hoy en la liga de gobernadores del PJ, con el cordobés Juan Schiaretti a la cabeza y su arrollador triunfo el domingo pasado y tiene que ver con la disposición real que tengan los mandatarios provinciales de consolidar una oferta electoral fuerte con chances de romper la grieta.

“Los gobernadores están viendo qué hacen, hay que ver qué hacen también frente a Cristina y si se juegan o no a fortalecer el espacio de Alternativa. En eso seguramente habrá novedades en los próximos 10 días. Si eso no es así, los dirigentes estarán liberados… Nuestra prioridad es ganarle a Macri”, admiten en el massismo, sin cerrar ninguna puerta.

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