Con casi todas en superávit por la mayor coparticipación, los oficialismos se blindan frente a los candidatos de la Casa Rosada que pierden chances de sumar provincias
El año electoral está lanzado y en cada distrito se juega una “batalla” por los votos pero, aunque cada elección presenta su propia particularidad, hay datos que dejan en una posición de fortaleza a los oficialismos provinciales pero, con la paradoja, que el mismo dato genera debilidad al oficialismo nacional.
Hasta ahora sólo hubo una elección, Neuquén, en donde el oficialismo fue reelecto. Parte de la explicación de lo que muchos analistas empiezan a ver como una tendencia -oficialismos reelectos- se debe a la situación económica que hoy muestran las provincias.
Las estimaciones muestran que de los 24 distritos del país veinte culminarán el 2019 con un superávit mayor al 3% y sólo cuatro -Entre Ríos, Buenos Aires, Salta y Tucumán- estarán con equilibrio fiscal en el rango de – 3% y + 3%. En 2015, el mapa mostraba cinco provincias con déficit, cinco con equilibrio y el resto con superávit. Buena parte de esto es consecuencia del crecimiento de las transferencias vía coparticipación que luego del fallo de la Corte Suprema se le devolvió a las provincias el 15% que retenía la ANSeS.
Un trabajo de la consultora CN Finanzas señala que en febrero hubo $ 118.400 millones transferidos de manera automática, una mejora contra los $ 82.213 millones de igual mes de 2018.
Con estos mayores fondos las provincias tienen resto para afrontar los pagos de los salarios de los estatales y los docentes lo que les genera una situación de paz social y hasta hay margen para obras de infraestructura y ayuda social. La contracara de esto es la Nación.
El ajuste presupuestario achicó los fondos tanto para obras de infraestructura como para ayuda social, que tiene un margen de acción atado al acuerdo del FMI. Esto, en medio de un vendaval de noticias negativas tanto económicas como sociales, hace que la marca Cambiemos se vaya devaluando.
En la Casa Rosada lo saben y aseguran que esto es consecuencia de “cumplir con lo pactado y con las transferencias”. Pero también saben que las aspiraciones de ganar más provincias que había en 2018 están cada vez más lejos, por lo que apuntan a no perder. “Si ganan los oficialismos en donde los que gobiernan son partidos provinciales como por ejemplo sucedió en Neuquén con Omar Gutiérrez a nosotros nos sirve, y de alguna manera es como si ganáramos porque después del 10 de diciembre vamos a trabajar en conjunto”, explicó un fuente de Balcarce 50 que sigue de cerca los armados electorales.
En las consultoras y think tank también empiezan a observar esta situación. En el último trabajo del Ieral de la Fundación Mediterránea “Menos pesos, más dólares, pero con plazos que se acortan”, el economista Jorge Vasconcelos, señala que una las paradojas que plantea la crisis económica en la que se encuentra sumergida la Argentina es que por las transferencias “los oficialismos de cada jurisdicción lucen bien plantados” para enfrentar el año electoral, “y habrán de impulsar obra pública y actualizar sueldos a buen ritmo. De hecho, en febrero, nueve provincias salieron del terreno negativo en la variación interanual del consumo de cemento. Una buena para el Gobierno nacional por el lado del nivel de actividad, pero al costo de una posible disminución de las chances de Cambiemos en cada provincia en la que es oposición (19 de 24)”.