La recesión sigue mostrando sus efectos. Además del dato que indicó el desplome de la fuga de capitales, ayer el Indec señaló otros dos que dieron cuenta de las consecuencias del programa monetario que secó la plaza de billetes: la facturación de los supermercados cayó 10% en términos reales, durante octubre, mientras que la de los shoppings tuvo una contracción extraordinaria de 18,6%
La frase resonó en los pasillos del BCRA aquel día de fines de septiembre en el que se presentó el programa monetario de virtual emisión cero: “Sin pesos, el público no podrá comprar dólares”. Luego el vicepresidente del Central, Gustavo Cañonero, la repitió públicamente. Esa falta de pesos, que también tiene su correlato en la caída del salario real, que según el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) fue del 15% interanual en noviembre (era de 12% en octubre), impactó además, tal como se preveía, en la capacidad de consumo de los hogares. Por eso los datos oficiales mostraron semejante derrumbe las ventas de shoppings y supermercados.
La caída del consumo privado había quedado en evidencia con la publicación de los datos de cuentas nacionales del Indec, esta misma semana: durante el tercer trimestre el desplome fue del 4%. El dato muestra la variación negativa del principal generador de actividad productiva en la demanda agregada pero a la vez también el deterioro de la calidad de vida de los asalariados.
En ese sentido, la publicación por parte del Indec de los informes de las encuestas de Supermercados y Shoppings de octubre sirvió como adelanto parcial acerca de cómo continuó el desempeño del consumo durante el cuarto trimestre. Los números que mostraron una fuerte caída generó que algunos analistas se acordaran de las palabras del ex diputado Luis Brandoni, que dijo “la calidad de vida de la gente más necesitada mejoró notoriamente”.
“La crisis de la economía real, es decir la producción, el empleo, la distribución y el consumo, se profundiza, ya que aumenta la caída de ventas en supermercados cuyas ventas el 69,2% son Alimentos y Bebidas. ¿Le avisan a Brandoni?”, dijo el economista Alejandro Barrios.
Octubre fue, además del primer mes de apretón monetario, el cierre de un bimestre récord en materia inflacionaria y por ende de caída extraordinaria del poder adquisitivo de los ingresos fijos. Septiembre había dado un IPC de 6,5% y octubre uno de 5,4% y así se registró el bimestre récord desde el 2002.
Desde ACM afirmaron que la tendencia de deterioro del consumo seguirá hacia adelante: “Estos indicadores dejan ver que el consumo en supermercados y centros de compras profundizó su baja en octubre, un mes posterior a la corrida cambiaria, donde la aceleración inflacionaria afectó fuertemente el consumo de las familias. En los meses que siguen las altas tasas de interés junto con la continuidad del traslado a precios de la devaluación seguirá incidiendo en el consumo masivo y en especial de bienes durables por lo que esperamos que las ventas minoristas sigan mostrando variaciones interanuales negativas”.