Se apagan motores de actividad y anticipan más complicaciones del empleo

Construcción, agro, demanda brasileña y mercado interno, los principales motores de la actividad industrial, muestran una baja en las perspectivas de crecimiento

 

 

 

La combinación de súbita corrida cambiaria, disparada de las tasas de interés, y el imprevisto y, al mismo tiempo, veloz acuerdo de asistencia financiera con el FMI, tuvieron un efecto letal sobre la economía real. La vieja apelación a los palos en la rueda, se hizo realidad inclusive en aquellos sectores productivos considerados los motores de la actividad económica.

 

Un informe de Radar Consultora, destaca que “al igual que la actividad económica, la industria entró en un proceso de caída generalizada”, con una baja más pronunciada en aquellos sectores que ya mostraban dificultades. “En este escenario, es esperable que la reducción de los puestos de trabajo, que no se detuvo aun cuando la industria crecía en términos agregados, se profundice.”

 

Lo más preocupante es que esta desaceleración o incluso el estancamiento, según los diversos sectores, se está viendo inclusive en el desempeño de los principales drivers de la actividad industrial. Por razones diversas aunque concurrentes, la construcción, el agro, la mayor demanda brasileña y cierta mejora de la actividad en general, empeoraron sus perspectivas en los últimos meses.

 

En el caso de la construcción, el informe atribuye la desaceleración al “recorte del gasto en obra pública y la desaceleración de créditos hipotecarios”. Este freno se traduce en “señales de reversión de la tendencia previa” como la baja del 3,8% en los despachos de cemento en mayo, la primera caída interanual desde febrero de 2017 y también señales de alerta en la provisión de materiales de construcción, reflejada en la caída del 5% en el Índice Construya y caídas desestacionalizadas (contra el mes anterior) en cuatro de los últimos seis meses. También se observó la baja de 1,6% en los permisos de edificación en la Ciudad de Buenos Aires en el primer cuatrimestre del año.

 

La industria de alimentos se caracteriza por la heterogeneidad. Mientras carnes rojas y el sector lácteo muestran signos positivos, otros segmentos están en caída, afectadas por la menor demanda del mercado interno. En el primer caso, se destaca la mejora del 11,6% en la faena de carne vacuna, impulsada por la fuerte demanda del exterior, en especial de China (las exportaciones crecieron 110%), el principal destino y Rusia (400%), el de mayor crecimiento, señala Radar. Por su parte, el sector lácteo se recuperó después de dos años de tropiezos, mientras que carne aviar y productos pesqueros tienen números en baja.

 

Sobre las perspectivas de la industria, el informe afirma que “la caída del poder adquisitivo que implicará la aceleración inflacionaria permite proyectar una merma de las ventas al mercado interno, que viene siendo la principal limitante del sector”, pero aclara que “la suba del tipo de cambio podría beneficiar temporalmente la rentabilidad de aquellos sectores con salida exportadora”.

 

Del lado de los perdedores están las industrias textil (cayó 5,6%), indumentaria (6,2%), calzados y marroquinería (4,9%), mientras que la industria química y petroquímica marcó un descenso del 13% en abril y del 3% en el primer cuatrimestre, con un desplome del 28% en agroquímicos, un rubro particularmente afectado por la sequía, con su impacto en las ventas al mercado doméstico.

 

Por su parte, en la industria siderúrgica “se apaga el motor”, dice Radar, producto de la caída de actividad en la construcción, y contracción también en la metalmecánica. El complejo automotriz, en tanto, crecen fuerte las exportaciones por la demanda de Brasil (43%), con una mejora a ritmo más lento de la industria de autopartes y caída del 10% en neumáticos.

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