Marielle Franco, víctima de las balas y de las “fake news”

“Hijo de puta”, le gritaron dos hombres en una iglesia del barrio de Ipanema, en Río de Janeiro, al sacerdote jesuita Mario Miranda cuando dijo en una misa dominical que la lucha de la concejal Marielle Franco se mantendrá viva pese a su asesinato

 

 

 

Los dos hombres fueron expulsados por los otros fieles de la Parroquia de la Resurrección, en el afamado barrio de la zona sur de Río, la más turística de la ciudad, pero el episodio muestra la ola de odio lanzada tras la muerte de la activista desde las redes sociales a las calles a través de “fake news”, noticias falsas y, en este caso, difamatorias.

 

Muchas de supuestas noticias que mancharon la memoria de la concejal de izquierda partieron de sectores de derecha y ultraderecha, como el Movimiento Brasil Libre (MBL), el grupo de jóvenes que comandó la campaña para el impeachment que sacó del poder a Dilma Rousseff en 2016.

 

Líder de los negros de las favelas, defensora de los derechos humanos, la concejal del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) se hizo famosa por denunciar la violencia policial en las comunidades y oponerse firmemente a la intervención militar en Río de Janeiro.

 

Franco fue asesinada acribillada a balazos en el centro de Río y su muerte conmociona al país, pero una porción de la población -incluida una jueza de cámara- ha diseminado falsedades sobre su persona y colocado en debate las capas de racismo y clasismo existentes en una sociedad que abolió la esclavitud recién en 1888, cuando ya todos los países de Occidente lo habían hecho.

 

En las familias y amigos que tienen grupos de Whastapp en Brasil muchos han salido del grupo debido a los comentarios difamatorios.

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