Para el organismo, la medida está encuadrada en la ley 27.233
Históricamente el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) tiene a su cargo la certificación de las exportaciones de todos los productos agropecuarios y frutícolas. Sin embargo los sellos del organismo público serán ocupados en parte por entes privados, amparándose en la Ley 27.233.
Concretamente, a fines de diciembre pasado el Senasa firmó un acuerdo con la Fundación Regional de Sanidad y Calidad Citrícola del NEA (Fundanea), al cual le traspaso la prestación de servicios en protección vegetal vinculados a la certificación de fruta fresca cítrica para exportación. El mismo incluye a los productos de las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos.
Históricamente el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) tiene a su cargo la certificación de las exportaciones de todos los productos agropecuarios y frutícolas. Sin embargo los sellos del organismo público serán ocupados en parte por entes privados, amparándose en la Ley 27.233.
Concretamente, a fines de diciembre pasado el Senasa firmó un acuerdo con la Fundación Regional de Sanidad y Calidad Citrícola del NEA (Fundanea), al cual le traspaso la prestación de servicios en protección vegetal vinculados a la certificación de fruta fresca cítrica para exportación. El mismo incluye a los productos de las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Buenos.
Dessde Ferdercitrus, la Federación Argentina del Citrus, su presidente José Carbonell señaló que “la propuesta del Agroindustria y el Senasa apunta a convertir a Cámaras de productores y a entidades de apoyo a la tarea de control fitosanitario y de prevención de plagas que es por definición propia del organismo en entes autónomos con una mucho mayor responsabilidad”.
“En el caso de la citricultura los principales destinos de las exportaciones de fruta fresca se rigen por estrictos protocolos de sanidad vegetal cuyo auditor, certificador de calidad e interlocutor con entidades similares e importadores es justamente el Senasa”.
Fuentes del Senasa explicaron que “la certificación sigue siendo oficial en la medida que el país de destino lo exija dado que hay productos y mercados a los cuales no es necesario hacerlo, es el caso de los industriales como el aceite de soja”.
Por lo pronto, si el exportador necesita un aval del Senasa como una cuestión de refuerzo, podrá pedirlo.
Además desde el organismo oficial resaltaron que “el cambio empezó en marzo pasado y lo que se transfiere es la gestión y no el proceso de certificación que continúa en manos del Senasa”.
Se entiende entonces que las modificaciones son parte de un rediseño del Senasa en función de las tareas que tiene y no tiene que hacer. En este punto la discusión pasa por entender qué es lo que puede delegar a los privados donde para algunas cosas de ahora en más se deberá pagar. Pero también pasa por el recorte del presupuesto que ya llegó a todos los organismos del Estado o en su defecto una reasignación del mismo.
La línea es muy finita y se entiende la preocupación de la industria con los cuales habrá que delinear acciones en conjunto para que los alimentos no salgan con enfermedades que a la larga terminen cerrando mercados. Solo el tiempo dirá si la medida fue correcta o no.