El Estado Islámico asumió la autoría del atentado de Estambul del pasado 31 de diciembre en una fiesta de Año Nuevo que dejó al menos 39 muertos y 69 heridos. El agresor, que todavía no ha sido detenido, accedió a la exclusiva sala de fiestas Reina, en la orilla europea del Bósforo, y ametralló a bocajarro a los más de 500 asistentes de la élite secular que celebraban la llegada de 2017
A través de un comunicado del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), aseguró que “en continuación de las sagradas operaciones que el Estado Islámico está llevando a cabo contra el protector de la cruz, Turquía, un heroico soldado del califato golpeó uno de los más famosos club nocturnos donde los cristianos celebran su festivo apóstata”.
La masacre asestó un nuevo golpe a Turquía, enfrascada en varios frentes militares a ambos lados de la frontera turco-siria, y objetivo claro de las milicias kurdas y de la cúpula del Estado Islámico, como lo atestiguan los más de 300 muertos en atentados durante 2016.
Entre las víctimas mortales hay una joven israelí, un libanés, un belga y tres indios. Entre los heridos hospitalizados hay al menos 24 extranjeros, entre ellos saudíes, marroquíes, libaneses y libios, según la última actualización de las autoridades turcas. El primer ministro turco, Binali Yildirim, señaló que tres de los heridos se encontraban este domingo en estado crítico.
El presidente Recep Tayyip Erdogan condenó el ataque terrorista de Estambul y prometió ser implacable con los autores.
