La empresa presentó el pedido ante la Justicia de Santa Fe. Pretende seguir negociando con sus acreedores “sobre la base de las condiciones ya planteadas”. Pero esa propuesta de pago con mayores plazos ya fue rechazada por bancos y proveedores
Le quedaban pocas opciones a la firma agroindustrial Vicentin y luego de dos meses de haberse declarado oficialmente en default con deudas por u$s1.350 millones, ayer informó que pidió la apertura del concurso de acreedores ante la Justicia comercial de la provincia de Santa Fe. En su edición del jueves 6 Ámbito Financiero había anticipado esta decisión.
Según detalló ayer la empresa en un comunicado, la causa recayó en el Juzgado de Primera Instancia Distrito N° 4 en lo Civil y Comercial de Reconquista.
En la práctica, esto significa que a partir de ahora la Justicia vigilará el camino que recorra la firma agroindustrial que busca refinanciar sus millonarias deudas y en paralelo pretende reactivar cuanto antes sus dos plantas industriales ubicadas en la provincia de Santa Fe.
En este contexto, la firma reiteró, una vez más, su intención de salir cuanto antes de esta situación. Incluso en el escrito enviado a los medios explicó que “Vicentin se propone continuar trabajando con sus proveedores y productores granarios sobre la base de las condiciones ya planteadas; así como también seguirá manteniendo las conversaciones avanzadas con el Banco de la Nación Argentina y demás Instituciones Oficiales y con el resto de las Instituciones Financieras, todo ello con el objeto de llegar a un acuerdo general apoyado en un plan de negocios sustentable sobre esas bases y en el marco de este nuevo contexto”.
Vicentin buscaba esquivar la instancia del concurso de acreedores desde diciembre pasado, cuando se declaró en default. Incluso su directorio confiaba en que llegaría a acordar un plan de pagos con sus acreedores.
En una primera instancia aspiraba a lograr una sustancial quita en el monto de su deuda por parte del Banco Nación, a quien le debe más de $18.300 millones por un polémico crédito que recibió durante la gestión de Javier González Fraga. Y también propuso plazos de pago de hasta ocho años para sus acreedores del sector granario, con un pago inicial de 20%. Los que siguieron proveyendo granos podrían cobrar en 6 años. Ninguna de estas opciones fue aceptada y enseguida comenzaron a acumularse presentaciones judiciales. Algunos pidieron el embargo de sus bienes y otros, la quiebra.
En paralelo estaba latente la posibilidad de que la empresa vendiera alguno de sus bienes para reunir dinero en efectivo y así liquidar deudas. Pero esto tampoco fue posible. En un primer momento, los dueños de Vicentin no querían ceder y por más que el default ya era una realidad, buscaban conservar el control de la empresa. A lo sumo, esbozaban la idea de sumar un “socio estratégico”.
En concreto, recibieron más de una oferta de compra por parte de dos empresas multinacionales y una nacional, pero no hubo acuerdo sobre el valor de la operación y todo volvió a foja cero.
Ahora, con la presentación del concurso de acreedores, será la Justicia la que evalúe la viabilidad o no de un proceso de venta de activos y determinará a qué precio. Lógicamente este escenario es poco conveniente para la firma agroindustrial, que hasta el año pasado estaba entre las líderes locales en procesamiento y exportación de granos.
Un capítulo aparte son sus acreedores del sector primario, más precisamente productores, acopios y cooperativas que le vendieron granos. A partir del default de Vicentin este grupo afronta a su vez un descalce financiero que tiene en alerta al sector agroindustrial local. Por lo pronto, la semana pasada cayó en default la primera corredora de granos afectada por esta situación.