La activista sueca de 16 años tuvo que volver a Europa luego de la cancelación de la sede de Chile por las revueltas sociales. Se embarcó rumbo a España en un catamarán ecológico cuyos dueños son una familia de youtubers australianos que documentan todo el viaje
El nombre de Greta Thunberg se hizo famoso desde aquel 20 de agosto de 2018, cuando la estudiante de secundaria se plantó ante el Parlamento de Suecia e inció una huelga de estudio a favor del clima, para exigir a su gobierno un mayor compromiso político en pos de la lucha contra el cambio climático y la crisis ecológica que vive hoy nuestro planeta. Bajo el hashtag #fridaysforthefuture, a las pocas semanas su voz se multiplicó en todo el mundo.
Así, con tan solo 16 años, la activista sueca se fue convirtiendo en un ícono de la lucha contra el cambio climático, dando voz a una generación preocupada por su futuro y generando esperanzas en millones de personas (sobre todo niños y adolescentes) que quieren, además de querer ser escuchadas en sus comunidades sobre la problemática del medio ambiente, buscar soluciones concretas ante el aumento de la contaminación mundial en suelo, aire y agua.
Después de 15 meses de iniciada la llamativa huelga estudiantil, ahora el mundo entero está en alerta y pendiente de sus pasos, que próximamente la llevarán a participar de la Cumbre de Cambio Climático (COP25) organizada por Naciones Unidas en Madrid, España, del 2 al 13 de diciembre próximo.
La impulsora del movimiento Fridays For Future (Viernes por el Futuro) está cruzando actualmente el océano Atlántico en el catamarán de vela ‘La Vagabonde’, un velero propiedad de una pareja de youtubers australianos que documentan a través de las redes sociales sus periplos por el mar desde el 2014 a través y que ahora acogen la travesía transatlántica de Greta.
Y es que la joven ecologista decidió no utilizar medios de transporte que contaminen a fin de reafirmar su causa por el clima y a fin de disminuir las emisiones de CO2 que se acumulan en la atmósfera y que en 2018 alcanzaron un récord.
Una gran travesía por mar
Después de manifestarse durante un año en distintas citas internacionales importantes como el Foro Económico Mundial de Ginebra, el Comité Económico y Social Europeo de Bruselas, el Austrian World Summit de Viena, la Asamblea Nacional en París y otras muchas manifestaciones en Berlín, Hamburgo, Roma y Laussane, la joven activista ya estaba lista para su próximo gran desafío.
En agosto, un año después de iniciada la protesta al pie del parlamento sueco, la joven impulsora del movimiento estudiantil de lucha por el planeta anunció que cruzaría el océano, desde el Reino Unido hasta Estados Unidos, para asistir a la Cumbre de Acción Climática de la ONU de Nueva York y la Cumbre del Clima de Santiago de Chile.
Así fue que se embarcó a bordo del velero Malizia II, un vehículo de “cero emisiones” de carbono, que utiliza energía solar para alimentar sus turbinas subacuáticas, con el que logró desembarcar en la gran manzana a principios de septiembre.
Su llegada a suelo estadounidense provocó un sismo ecológico en todo el mundo, al participar ante decenas de jefes de Estado y líderes empresariales en la sede de Naciones Unidas para reprocharles la inacción ante la crisis climática. Fue un discurso cargado de emoción y rabia, donde Greta interpeló a los presidentes en la Asamblea de la ONU.
Además, participó de las manifestaciones estudiantiles por el clima, que por aquel entonces ya iban por la 55a semana consecutiva, y luego continuó su viaje en tren para propagar su protesta por el territorio norteamericano. En poco más de un mes, Greta encabezó marchas estudiantiles en Washington, Iowa, Edmon, Los Ángeles, Charlotte y, en suelo canadiense, en Montreal, Alberta y Vancouver.
Greta aprovechó su viaje para visitar algunos lugares de conservación de especies en peligro como un centro de Quebec dedicado a los mamíferos marinos y el santuario de animales de Ontario. Incluso se reunió con activistas indígenas del pueblo indígena Lakota, situado al norte del río Missouri, para solidarizarse con su lucha para proteger su tierra, agua y tradiciones.
Cambio de sede y vuelta a cruzar el Atlántico
Ya en continente americano y luego de viajar por EEUU y Canadá, Greta se propuso llegar a Chile donde tendría lugar la Cumbre de Cambio Climático de la ONU. Pero los graves incidentes sociales obligaron a Naciones Unidas a cambiar la sede del evento climático mundial y trasladarlo a Madrid.
Tras el anuncio oficial y ante la negativa de subirse a un avión por ser un gran medio de transporte contaminante, la joven volvió a pedir ayuda a través de las redes sociales para llegar a España. A los pocos días anunció que había encontrado un medio de trasporte ecológico para llegar a la conferencia del clima, en donde los líderes políticos de todo el mundo discutirán el futuro de la lucha contra la emergencia climática.
Así fue que a mediados de noviembre Greta zarpó hacia Madrid junto con esta familia de youtubers australianos con el fin de arribar al Viejo Continente a principios de diciembre, según explica en el ‘diario de viaje’ que comparte en su cuenta de Twitter.
Si bien originalmente, el velero en el que viaja debía desembarcar en Galicia, el pronóstico de mal tiempo durante la larga travesía hizo que los navegantes cambiaran el rumbo hacia el puerto de Lisboa, en Portugal.
Ello generará que la activista deba procurarse un traslado a la capital española mediante tren o coche eléctrico para seguir fiel a su postura no contaminante y generar la menor huella ecológica posible.