El aumento rige desde esta medianoche, dado que pasaron los 90 días de precios congelados. Las estaciones de YPF, Axion y Raizen, que comercializa la marca Shell, comenzaron en día con sus valores actualizados
El congelamiento de los precios del petróleo y los combustibles líquidos terminó a la medianoche. El mercado tomó como referencia el movimiento de YPF, que al cierre de esta edición se aprestaba a anunciar un aumento moderado, en torno a 5%. Con esa suba, que sería seguida por otros dos incrementos más en diciembre, las refinadoras aspiran a recomponer antes de fin de año el atraso de 10% que tienen sus valores respecto a la paridad de exportación (export parity).
La petrolera estatal tiene más del 55% del market share, y por eso sus decisiones anclan los ajustes del resto. No obstante, algunas estaciones en el conurbano de otras marcas ya se habían anticipado a la suba. En Capital Federal, el nuevo precio -aproximado- para el litro de nafta súper pasará a ser $ 50,18; la premium, $ 57,90; el gasoil súper, $ 46,98; y el diesel grado 3, $ 54,96.
“Rige nuevamente la Ley de Hidrocarburos, donde los precios son fijados por las empresas”, planteó el secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, ante la consulta acerca de la posición del Gobierno y los intentos que podría hacer para que las subas no recalienten el índice inflacionario.
La postura oficial es consecuente con lo dispuesto en agosto, cuando tras la devaluación post-PASO congelaron los precios 90 días para contener la inflación, pero a sabiendas de que la medida debía ser transitoria para no afectar las inversiones, en especial Vaca Muerta.
El atraso de precios supo ser mayor al 30% a mediados de septiembre, según las petroleras, y de 20% de acuerdo a los cálculos oficiales. A partir de hoy faltará un 10%. Las compañías del sector pujarán ahora por cómo repartir esa pérdida.
En esta negociación comercial están las petroleras integradas, que producen y refinan (YPF y Pan American Energy, con su marca Axion), y las productoras no integradas (Vista Oil & Gas, Tecpetrol, Pluspetrol y Shell, entre otras).
El precio que debería percibir este último grupo es uno cercano a los u$s 56 por barril, teniendo en cuenta la paridad de exportación en un “mercado libre”. Pero como las refinadoras no trasladaron todo el atraso en una cuota y fueron “prudentes”, tal cual aspiraba el Gobierno, abonarán a las productoras no integradas un valor en torno a los u$s 52 por barril. Allí radicará la pelea que viene.
En adelante, además, en la primera semana de diciembre el Gobierno aumentará otra vez los precios de los biocombustibles (biodiesel y bioetanol de caña de azúcar y de maíz) y los tributos internos (Impuesto a los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono -IDC-) en un rango de entre 5% y 6%.
Los impuestos internos a los combustibles, que suman un 23% del precio final al público minorista, deberían subir el 1° de diciembre un 12,6% por el traslado de la inflación minorista del tercer trimestre (julio-septiembre), pero el Gobierno desdoblaría ese incremento para que no impacte todo.
Las petroleras esperan ahora definiciones del presidente electo, Alberto Fernández, para reactivar sus inversiones o frenarlas definitivamente.