La verdadera historia de Hiroshima: el día de la extinción humana

Una fecha que marcó un antes y un después en la historia

El 6 de agosto de 1945 debe ser una de las fechas que la humanidad debe atesorar por siempre, pero no porque hoy se conmemora el día en que Estados Unidos dejó caer una bomba nuclear sobre una ciudad de Japón, sino porque desde ese día hasta hoy el mundo cambió por completo, y se abrió una era de disputas globales con el miedo latente y totalmente cierto de una nueva escalada global que ponga fin, no a Hiroshima, sino a un continente o al mundo entero.

La detonación de esa bomba no sólo mató de forma instantánea a más de 100.000 japoneses, sino que, junto con la de Nagasaki, puso fin a la Segunda Guerra Mundial, dando inicio a una nueva era nuclear en el planeta y a una hasta el momento desconocida Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Los conflictos armados, la política internacional y la seguridad planetaria nunca sería la misma desde el mismo día en que la extinción humana ya sería posible con tan solo dar una orden.

Little Boy era el nombre en clave de este devastador dispositivo nuclear, una bomba de uranio lanzada desde el bombardero B-29 Enola Gay que explotó a 590 metros de altura sobre el centro de Hiroshima. Así, liberó una energía equivalente a 13 kilotones (13.000 toneladas) de trinitrotolueno (TNT). Lo que vino después fue un ruido ensordecedor seguido de un resplandor que iluminó todo el cielo.

El radio de alcance de la bomba claramente no fue de 12 kilómetros a la redonda. Según los testimonios de quienes presenciaron la devastación, los supervivientes de la explosión “literalmente parecían fantasmas que deambulaban entre cenizas y humo todos expuestos a la lluvia radioactiva”, relata uno de los tantos documentales sobre el fatídico día. El efecto fisiológico y psicológico hizo el resto: miles y miles de muertos, en el acto y con el correr de los años.

“Hiroshima, la verdadera historia” es uno de los documentales que además de mostrar la tragedia humana, detalla las conversaciones privadas de los líderes más poderosos del mundo, tanto de un bando como del otro, como así las horas posteriores a la explosión en las calles de lo que pasaría a ser lo que quedaba de la ciudad nipona. Según los testimonios de quienes presenciaron la devastación, los supervivientes de la explosión parecían fantasmas que deambulaban entre cenizas y humo y expuestos a la lluvia radioactiva. El efecto psicológico inmediato a la destrucción fue la parálisis colectiva y la sensación de terror constante.

Con imágenes de archivo y declaraciones de testigos de aquellos acontecimientos, ‘Hiroshima, la verdadera historia’ explora los momentos cruciales, los lugares clave, y los movimientos decisivos de los protagonistas de aquel terrible suceso que hasta ahora acabó con la vida de miles de personas.

6 de agosto de 1945

Uno de los momentos más trágicos de la historia de la humanidad se cumple hoy. Se conmemora el 74 aniversario de la primera bomba atómica de los Estados Unidos sobre esta ciudad, Hiroshima, un evento que cambió para siempre la historia no sólo de Japón sino del curso del planeta durante el resto de su vida. Ante ello, miles de personas llevaron a cabo un minuto de silencio en memoria de los que perdieron la vida aquel 6 de agosto de 1945.

La deflagración desatada entonces mató en el momento a miles de personas, y durante el resto de los meses que siguieron, perdieron la vida otras 140.000. “Como el único país que ha experimentado la devastación nuclear en la guerra, necesitamos trabajar persistentemente para lograr un mundo libre de armas nucleares. Es la misión de nuestro país, y eso no cambiará nunca. Debemos trabajar para que la nueva era sea pacífica y esperanzadora”, afirmó el primer ministro del país, Shinzo Abe.

“Little Boy, como el ejército estadounidense llamó a su bomba, tuvo unos efectos devastadores, algunos desconocidos entonces, como aparición de sucesivos cánceres, entre ellos muchas leucemias, en los días, meses e incluso años siguientes”, remarcaron las autoridades niponas que increíblemente y con el correr de las décadas, lograron llevar a una nación arrasada por una bomba a una potencia global.

Así, la ciudad japonesa de Hiroshima instó hoy a los jóvenes a no olvidar ni menospreciar la tragedia atómica e hizo un llamamiento a los líderes mundiales, para que suscriban el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares. “Para enfrentar nuestras circunstancias actuales y lograr un mundo pacífico y sostenible, debemos trascender las diferencias de estatus u opinión. Para lograrlo, las generaciones venideras no deben desestimar los bombardeos atómicos y la guerra como meros hechos del pasado”, se proclamó en el discurso durante la ceremonia de conmemoración del 74 aniversario del bombardeo.

“A las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945 la ciudad japonesa se convirtió en el primer lugar en ser atacado con una bomba atómica. Desde la rendición de la Alemania nazi en el mes de mayo, la Segunda Guerra Mundial daba sus últimos coletazos, pero quedaba por cerrar definitivamente el frente oriental. Estados Unidos consideró que el lanzamiento de la bomba atómica podría zanjar definitivamente el terrible conflicto bélico que desangraba al mundo desde 1939″, repasa la historia.

Aquella mañana, por orden del presidente Truman, el bombardero Enolay Gay sobrevoló Hiroshima dejando caer el ingenio nuclear al que se había bautizado como Little Boy. Los efectos fueron devastadores. Más de 80.000 personas murieron en el acto, abrasadas o desintegradas por las temperaturas cercanas a los 50.000 grados alcanzados por la explosión. Aun así, Estados Unidos lanzaría una bomba más sobre Nahasaki antes de terminar la guerra.

Hoy, un país pero todos los continentes recuerdan un evento que sacudió al mundo y dio lugar a una nueva era con Estados Unidos como potencia global. Inició, también, la era de armas nucleares y una carrera armamentística que pone en jaque el futuro de la humanidad ante cada amenaza que se genera sobre la faz de la Tierra. No depende de una nación, sino de varias, pero la salud del mundo, como ese día, sigue dependiendo de quien decida apretar el botón rojo.

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