Además, remarcó que “la Iglesia se siente atacada continuamente desde el interior y el exterior”
El papa Francisco encabezó este viernes el Vía Crucis que se desarrolló en el Coliseo, ante miles de fieles que arribaron de distintas partes del mundo. Allí, pidió que se hagan visibles “todas las cruces del mundo” y remarcó que “la Iglesia se siente atacada continuamente desde el interior y el exterior”.
“Señor Jesús, ayúdanos a ver en tu Cruz todas las cruces del mundo”, expresó Francisco ante la multitud, y luego hincapié en “personas hambrientas de pan y amor” y “heridos en su inocencia”.
Además, Bergoglio mencionó a las familias destrozadas, las personas solas y abandonadas hasta por sus propios hijos y parientes, los descartados y marginados y los pequeños, heridos en su inocencia y en su pureza, y las “puertas cerradas” a los inmigrantes “a causa del miedo y de los corazones blindados por cálculos políticos”.
Luego, hizo referencia a la Iglesia, y reafirmó: “Jesús, ayúdanos a ver la cruz de tu Iglesia que, fiel a tu Evangelio, fatiga a llevar tu amor hasta entre los mismos bautizados” y luego remarcó que la institución “se siente atacada continuamente desde el interior y el exterior”.
Las meditaciones de este año fueron compuestas por una monja italiana, Eugenia Bonetti, quien trabaja para rescatar a migrantes y mujeres forzadas a la prostitución en las calles de Italia.
Previamente, Francisco presidió la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro. Allí rezó postrado en tierra vestido con los paramentos rojos y con la cabeza apoyada en un cojín. La ceremonia duró cerca de dos horas y culminó con la comunión, cuando todos los presentes se dirigieron al Coliseo.
En tanto, el jueves lavó los pies de 12 detenidos de una cárcel de las afueras de Roma y pidió que el gesto sirva “para que seamos más amigos y hermanos en el servicio a los demás”.
“Haré este gesto para imitar el gesto de Jesús. El obispo no es el más importante, debe ser el más servidor. Cada uno de nosotros tiene que ser servidor de los demás. Es la regla del Evangelio, la regla del servicio, no de hacer el mal o humillar a los demás”, expresó el Papa.