Ruanda a 25 años del peor genocidio de la historia africana

En tan sólo unos días, cientos de miles de muertos en la nación del continente negro

 Ruanda conmemoró este domingo el 25 aniversario del peor genocidio de la historia de África cuando en 1994, en tan solo 100 días, perdieron la vida 800 mil personas, la mayoría de ellas masacradas a golpes de machete, una tragedia de la que el país pudo sobreponerse pero que nunca se olvidará.

El presidente ruandés, Paul Kagame, proclamó un luto tan largo como aquella pesadilla manchada por la sangre de la minoría tutsi. Es por eso que durante 100 días, la llama del recuerdo continuará ardiendo, la cual fue encendida por el jefe de estado ruandés en el Memorial del Genocidio en la capital, Kigali, donde están sepultadas 250.000 de las víctimas étnicas entre las más demenciales del siglo XX.

“Nuestros cuerpos y nuestras mentes llevan la marca de las amputaciones y heridas” pero “los ruandeses nos garantizamos un nuevo comienzo”, dijo Kagame durante la ceremonia de conmemoración. “El tiempo no puede borrar las horas más oscuras de nuestra historia. Es nuestro deber recordar”, le hizo eco el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quien intervino junto a muchos jefes de estado africanos y el primer ministro belga, Charles Michel.

El 6 de abril de 1994 fue abatido en el cielo de Kigali, y en circunstancia nunca esclarecidas, el avión en el que viajaba el presidente ruandés Juvenal Habyramina, apoyado por Francia. Al día siguiente las masacres comenzaron y fueron perpetradas por las Fuerzas Armadas Ruandesas (FAR), los milicianos hutu (la etnia de mayoría y a la que pertenecía el mandatario), así como por muchos civiles hutu exaltados por la propaganda anti tutsi.

Los extremistas hutu responsabilizaron a los rebeldes tutsi (etnia minoritaria) del Frente Patriótico Ruandés (FPR) guiado por Paul Kagame, el cual siempre lo negó. Otros -recordó la cadena británica BBC- están convencidos que los que organizaron el abatimiento del avión fueron los mismos hutu, para impedir al presidente firmar un acuerdo de paz con los tutsi.

La matanza terminó el 4 de julio con la entrada a Kigali del Frente Patriótico Ruandés -apoyado por Uganda-, permitiendo a Kagame convertirse en el líder de Ruanda desde entonces, encabezando así la recuperación de su país, que salía de la nada. Los canales de televisión transmitían casi todos los días las imágenes de cadáveres apilados en todas partes, de los ríos rojos de sangre.

Pero la comunidad internacional se mantuvo esencialmente observando, mientras que el papel de algunos países europeos permaneció opaco. “En aquella época, el gobierno francés tenía 47 hombres infiltrados en el ejército ruandés que obviamente desempeñaban un papel importante en el genocidio”, escribió la analista británica Linda Melvern, citada por la BBC.

Una llamada en cuestión que debe tener algo de base si el presidente francés, Emmanuel Macron -que propuso que el 7 de abril se convierta en el día internacional de conmemoración del genocidio en Ruanda- creó en cuestión de días una comisión de expertos para verificar las posibles responsabilidades de París.

“Esta comisión, de ocho investigadores e historiadores, bajo la égida del profesor Vincent Duclert, tendrá como misión consultar el conjunto de archivos franceses relativos al genocidio, en el período 1990-1994, para analizar el rol de Francia (…) y contribuir a un mejor conocimiento del genocidio de los tutsis”, dijo en el comunicado.

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