El riesgo país alcanzó ayer su máximo nivel en tres meses, en una jornada negra para los mercados emergentes dentro de los cuales, como ya es habitual, la Argentina se llevó la peor parte
El índice que elabora JP Morgan, que compara el diferencial de tasa entre los bonos locales y sus pares de Estados Unidos, se disparó a 791 puntos básicos, su marca más alta desde el inicio de enero. Se vuelve a acercar así al nivel crítico de los 800 puntos.
En la misma línea, los seguros contra default (CDS) a 5 años de la deuda argentina treparon a su mayor nivel desde fines de diciembre, dejando en claro que crece la desconfianza de los inversores internacionales sobre la economía del país.
A nivel doméstico, el S&P Merval dejó una caída ayer del 1,3%, gracias a un repunte de último minuto que le permitió suavizar el derrumbe de las acciones líderes, que durante la rueda llegaron a perder un 2,85 en promedio.
“Las preocupaciones por una desaceleración económica global siguen despertando cautela y rebalanceos defensivos. El flight-to-quality está afectando especialmente a los emergentes, que enfrentan salida de capitales, y de ahí la presión sobre sus activos y las depreciaciones de sus monedas”, señaló el economista Gustavo Ber.
Y agregó: “En el caso de la Argentina, por ser considerado high beta, los movimientos se ven potenciados por su mayor volatilidad, dado que además los inversores deben soportar una elevada incertidumbre electoral y las vulnerabilidades económicas”.
Apenas cinco papeles lograron escapar de los números rojos dentro del panel líder de la Bolsa porteña. A la cabeza del podio de los más castigados por los inversores se ubicó Teelcom, con un desplome de 4,2%, seguido de cerca por Central Puerto, con un derrape de 3,8%, y por Banco Macro, que cayó 3,6 por ciento.
Dentro de la región, la Bolsa brasileña se hundió un 3,6% y el real se depreció 2,3%, alcanzando su menor nivel en casi tres meses.