Doña Aspirina está viejita pero siempre actual, cumple 120 años

El fármaco, ampliamente utilizado para tratar dolores de cabeza, salió a la venta en Alemania un 6 de marzo de 1899

 

 

 

El ingrediente activo de la aspirina, el ácido acetilsalicílico, es un derivado sintético de un compuesto, la salicina, que se encuentra de forma natural en las plantas, especialmente en el sauce. Los extractos de sauce se utilizaban tradicionalmente en la medicina popular y ya en el año 400 a.C. el médico griego Hipócrates recomendaba un brebaje de hojas de sauce para tratar los dolores de parto.

En 1763, un clérigo inglés, el Reverendo Edward Stone, realizó el primer estudio científico adecuado de la medicina herbal cuando describió los beneficios que observó después de haber dejado la corteza de sauce molida a 50 feligreses que sufrían de fiebre reumática.

En 1897, Félix Hoffmann, de la compañía farmacéutica Bayer, desarrolló el proceso de sintetizar el ácido acetilsalicílico, llamado más tarde “aspirina”, en 1899.

En los primeros ensayos clínicos se encontró que la aspirina es un tratamiento potente para el dolor, la fiebre y la inflamación. Hoy es el medicamento más conocido y utilizado en el mundo, con un estimado de 100 mil millones de tabletas ingeridas cada año. Incluso los astronautas toman un suministro cuando viajan al espacio.

Durante la década de 1970, el científico británico John Vane descubrió que la aspirina bloquea una enzima necesaria para la producción de hormonas naturales que intervienen en muchos procesos corporales, incluyendo el dolor y las lesiones musculares. En 1982 el profesor Vane ganó el Premio Nobel de Medicina por este trabajo.

Los científicos biomédicos siguen descubriendo nuevas posibilidades de la aspirina para futuras aplicaciones clínicas. Por ejemplo: se administra a aquellos proclives a un infarto, ya que reduce el riesgo de coágulos sanguíneos que bloquean los vasos y privan de oxígeno al corazón.

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