“Amar a Dios es servir a los otros sin reservas”

“El amor por Dios y el amor por el prójimo son inseparables, de hecho, se apoyan el uno al otro. Son las dos caras de una sola medalla”, dijo hoy el Papa Francisco durante el Angelus en el Vaticano. “Amar a Dios significa invertir nuestras energías todos los días para ser sus colaboradores en el servicio a nuestro prójimo sin reservas, en buscar perdonar sin límites y en cultivar relaciones de comunión y fraternidad”, dijo el pontífice

 

 

 

 

“El prójimo es la persona que encuentro en el viaje de mis días. No se trata de preseleccionar a mi prójimo. Esto no es cristiano. Si creo que mi prójimo es el que preseleccioné, esto no es cristiano: es pagano”, agregó.

 

Hace falta muchas veces “tener ojos para verlo y corazón para querer su bien. Las necesidades del prójimo requieren ciertas respuestas eficaces, pero aún antes reclaman compartir”, prosiguió.

 

“Con una imagen podemos decir que el hambriento no necesita solamente un plato de sopa, sino también una sonrisa, ser escuchado y también una plegaria, tal vez hecha juntos”, aconsejó Jorge Mario Bergoglio.

 

Hace falta “proyectarse no solamente hacia las urgencias de los hermanos más pobres, sino sobre todo estar atentos a su necesidad de cercanía fraterna, de sentido de la vida y de ternura”, prosiguió.

 

Por eso alertó sobre “el riesgo de ser comunidades que viven con muchas iniciativas pero pocas relaciones: el riesgo de ser comunidades como ‘estaciones de servicio’ pero con poca compañía, en el sentido pleno y cristiano del término”.

 

“Sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a Dios y lo sería otro tanto pretender amar a Dios sin amar al prójimo”, concluyó Francisco.

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