Vestidas como en la novela de Margaret Atwood, actrices, periodistas y diputadas realizaron una acción sorpresa frente al Parlamento para exigir la sanción de la Ley. La cantante Elena Roger leyó la carta que la escritora canadiense envío a los senadores argentinos
Vestidas como los personajes de la novela “El Cuento de la Criada” de Margaret Atwood, más de cien mujeres realizaron este miércoles una performance impactante frente al Congreso Nacional para exigir la sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que el Senado debatirá el próximo 8 de agosto.
Con túnicas rojas, cofias blancas y las cabezas gachas, el grupo integrado por periodistas, actrices y diputadas rodeó en silencio el Parlamento, frenó sobre la avenida Entre Ríos y desenfundó los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito al grito de “¡Aborto legal ya!”.
El atuendo elegido está cargado de simbolismo: es el asignado a las mujeres fértiles en el libro de la escritora canadiense, en el que las personas con capacidad de gestar son obligadas a tener hijos para las clases dominantes de una dictadura machista denominada Gilead.
Mientras las “criadas” desfilaban bajo la garúa, adentro del Congreso se llevaba adelante la sexta audiencia pública en el plenario de comisiones de la Cámara alta donde disertan expositores a favor y en contra de la IVE de cara a la firma del dictamen, el próximo 1 de agosto, y al debate final en el recinto, una semana después.
De la acción en la vía pública participaron diputadas nacionales como Mónica Macha, de Unidad Ciudadana, y Victoria Donda, de Movimiento Libres del Sur. Además, la cantante y actriz Elena Roger, reconocida internacionalmente por su papel de Evita, fue la encargada de leer la carta que Atwood envío a los senadores y senadoras argentinas exhortándolos a convertir en ley el derecho al aborto.
El texto completo:
“¿Un Estado esclavista?
A nadie le gusta el aborto, incluso cuando es seguro y legal. No es lo que ninguna mujer elegiría para festejar un sábado por la noche. Pero a nadie le gustan tampoco mujeres sangrando hasta la muerte en un baño por un aborto ilegal. ¿Qué hacer?
A lo mejor una manera diferente de acercarse a la respuesta sería preguntar, ¿en qué clase de país querés vivir? ¿En uno en el que cada individuo es libre de tomar decisiones concernientes a la salud y el cuerpo de ella o él, o en uno en el que la mitad de la población es libre y la otra mitad es esclavizada?
Las mujeres que no pueden tomar la decisión sobre si tener o no bebés son esclavas, porque el Estado reclama como propiedad a sus cuerpos y al derecho a dictar el uso al que deben someterse sus cuerpos. Y si el Estado está tan interesado en los bebés, ¿por qué no honrar a las mujeres que tienen más bebés respetándolas y sacándolas de la pobreza? Pero dudo que el Estado esté dispuesto a brindar los recursos necesarios. En cambio, solo quiere reforzar el truco barato habitual: obligar a las mujeres a tener bebés y luego hacer que paguen. Y que paguen. Y que paguen. Como dije, esclavitud.
Si se elige tener un bebé, eso es, por supuesto, un asunto diferente. El bebé es un regalo, dado por la vida misma. Pero para ser un regalo, debe ser dado libremente y libremente recibido. Un regalo también puede ser rechazado. Un regalo que no puede ser rechazado no es un regalo, sino un síntoma de tiranía.
Nadie está forzando a las mujeres a tener abortos. Nadie tampoco debería obligarlas a someterse a un parto. Fuerce partos si usted quiere, Argentina, pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es. Es esclavitud: es reivindicar poseer y controlar el cuerpo de otra persona, y sacar provecho de eso”.