La selección nacional de fútbol tiene programado un último amistoso en Israel, pocos días antes del inicio del Mundial. La decisión de sostener ese encuentro ha sido fuertemente criticada, no sólo por el riesgo que implica para los jugadores y las complicaciones derivadas del viaje en la última semana de entrenamiento, sino sobre todo por la oportunidad de ir a diputar un partido a una zona de conflicto, donde el estado israelí viene atacando a civiles palestinos que protestan contra el traslado de la embajada estadounidense a Jerusalem
El encuentro fue oficializado el pasado 16 de mayo tras una reunión entre Tapia y el embajador israelí Ilán Sztulman. La Selección partirá este jueves en avión privado a Tel Aviv, desde donde se trasladará en bus hasta Jerusalem. Al día siguiente habrá entrenamiento en el estadio mismo durante la mañana y por la tarde el equipo visitará el Muro de los Lamentos.
El partido está programado para el día martes 9 de junio, a una semana exacta del inicio de la Copa del Mundo a disputarse en Rusia. Pero desde más de un mes distintas entidades de defensa de los derechos humanos a nivel mundial vienen presionando a la Asociación de Fútbol Argentino y a la selección para que cancele ese compromiso amistoso, denunciando que es utilizado por el Estado de Israel como una legitimación internacional en medio de una masacre de civiles palestinos, recrudecida en las últimas semanas luego de que, a instancias del presidente estadounidense Donald Trump, EEUU decidiera mudar su embajada a Jerusalem, a la que de esta manera legítima como capital de Israel, siendo que es una ciudad dividida con Palestina, que también la reivindica como su capital histórica (Al-Quds para los árabes).
El partido de Argentina, además, iba a celebrarse originalmente en la ciudad de Haifa, más alejada del centro del conflicto político. Pero en los últimos días las autoridades israelíes lo reprogramaron en el estadio Teddy Kollek, en el sur de Jerusalem, construido sobre las ruinas de un pueblo árabe borrado por las fuerzas militares sionistas por los años de la creación del Estado de Israel, en 1948. El partido amistoso con Argentina se enmarca en los festejos del 70 aniversario de este evento.
Además de los beneficios económicos directos que obtendrán la AFA y los jugadores del amistoso, es probable que haya que entender la decisión de sostener a toda costa la programación de un amistoso que complica seriamente la última semana de entrenamiento de la selección argentina también como parte del proceso político de acercamiento que el gobierno de Mauricio Macri viene llevando adelante con el Estado de Israel, expresado tanto en visitas oficiales como en cuestionadas compras de armamentos y compromisos de inversiones bilaterales.
A nivel internacional la iniciativa Boicot Desinversión Sanciones viene reclamándoles a autoridades deportivas y jugadores que rechacen jugar ese partido, por el que se sabe que la AFA embolsará una cifra cercana a los tres millones de dólares, que presuntamente se destinarán a mejorar las instalaciones de la selección en Rusia. BDS ya ha logrado que cientos de personalidades en el mundo se pronuncien contra la ocupación israelí de Palestina y sus métodos criminales, así como también que numerosos artistas internacionales suspendan sus conciertos en Israel (en el ámbito artístico la voz más reconocida de esta campaña es la del ex Pink Floyd Roger Waters).
Jibril Rajoub, presidente de la Asociación Palestina de Fútbol, también se ha manifestado en las últimas horas contra la realización del encuentro, afirmando que con él Israel busca “un lavado de cara” a nivel internacional que ayude a ocultar las numerosas violaciones de los derechos de los palestinos y los asesinatos de civiles, que en las últimas semanas ya sumaron más de 60, incluyendo mujeres, niños, discapacitados e incluso paramédicos. “No es un partido de paz. Es un partido político que busca un lavado de cara de la ocupación fascista y racista. Este partido está en contradicción con las resoluciones de la ONU y con la normativa de la FIFA”, plantea en una carta enviada a la AFA. “Vamos a iniciar una campaña contra la federación argentina, apuntando personalmente a Messi que cuenta con decenas de millones de seguidores en los países árabes y musulmanes. Pedimos a todos quemar las camisetas con su nombre y sus posters”, añadió el dirigente palestino.
Rajoub también recurrió directamente a Lionel Messi, recordándole que su presentación sería absolutamente contradictoria con su rol de embajador de buena voluntad del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés). En el mismo sentido, niños palestinos descendientes de los árabes expulsados de la ciudad de Malha, donde luego se construyó el estadio en el que jugará la selección argentina, le enviaron una carta a Messi pidiéndole que no juegue: “Como se nos ha dicho, vienes a jugar con tus amigos a Malha, en un estadio construido sobre nuestra aldea destruida”. Los niños cuentan que la alegría de tener cerca a su ídolo futbolístico se transformó en decepción: “Pero nuestra felicidad se convirtió en lágrimas y se rompieron nuestros corazones. ¿Es acaso lógico que Messi, el héroe, vaya a jugar en un estadio construido sobre las tumbas de nuestros ancestros?”.