A poco más de un mes del inicio del evento Gianni Infantino se reunió con Vladimir Putin, se mostró muy conforme con la organización y dijo que va a ser “la mejor Copa”
Rusia está “totalmente preparada” para recibir el Mundial de Fútbol. Así lo afirmó ayer el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, agradeciendo al presidente del país, Vladimir Putin, los esfuerzos realizados por el país anfitrión.
“Están trabajando para hacer de este Mundial el mejor Mundial de la historia”, declaró Infantino en un encuentro con el mandatario local ruso en la ciudad de Sochi, a orillas del Mar Negro.
“Los comentarios de nuestros expertos de la FIFA son extremadamente positivos”, añadió, estimando que “esto prueba que Rusia está totalmente preparada para recibir al mundo y celebrar un verano de celebraciones aquí, en este bello país”.
Infantino subrayó además “el nivel único de implicación, esfuerzo y profesionalidad” de Rusia para buscar el éxito del evento.
Putin, por su parte, prometió brindar “un campeonato del más alto nivel”.
“Todos esperamos que nuestros jugadores se impliquen en el juego, lo den todo, jueguen al máximo de su potencial”, declaró, abogando por “un fútbol sin compromiso, el que los hinchas quieren”. Además, destacó que a falta de 42 días para el Mundial ahora comienza la fase crucial de la organización y llamó a los dirigentes regionales a no dejar para última hora la conclusión de las infraestructuras y les advirtió contra conductas “para la galería”. También resaltó la importancia de garantizar la seguridad, aunque pidió a los órganos de seguridad “corrección” y “delicadeza”.
“Hay que recordar que el Mundial es una gran fiesta para muchos miles de aficionados de todo el mundo”, señaló.
Putin e Infantino visitaron luego el estadio de la localidad que fue anfitriona de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 y que el presidente ruso se ha propuesto convertir en una capital mundial del deporte.
Por primera vez en la historia, Rusia organiza la Copa del Mundo, con una gran demostración de medios y desafíos muy importantes, como la lucha contra los “hooligans” (barrabravas) y el racismo, o incluso la amenaza de atentados ampliada por la intervención militar rusa en Siria.
Los partidos se llevarán a cabo en doce estadios y once ciudades, que van desde Kaliningrado, ciudad en un enclave ruso en el mar Báltico limítrofe con Polonia, hasta Ekaterimburgo, en los Montes Urales.