La pensadora, desilusionada con Cambiemos, encabeza un denominado “Espacio de Pensamiento Crítico” que debutó con una dura carta abierta
Mientras en las canchas de fútbol y algunos recitales se impone el hit del verano “Mauricio Macri…”, el colectivo de intelectuales argentinos “Espacio de Pensamiento Crítico” elige otras formas para criticar al gobierno nacional, pero lo hace de forma firme.
Encabezados por Beatriz Sarlo, Roberto Gargarella y Rubén Lo Vuolo, esta flamante agrupación de pensadores disparó en un comunicado fuertes críticas a las políticas de Cambemos y, en particular, a su mirada sobre los derechos humanos.
“Es necesario hablar del Gobierno sin el atenuante de la insistente coartada acerca de la herencia recibida”, dice el texto que, entre otras cuestiones, remarca lo que considera “un grave retroceso en cuestiones de libertades individuales”.
En este último caso, los intelectuales critican la avanzada del Poder Ejecutivo contra “la protesta social, la problemática indígena y la seguridad ciudadana, por entender que la misma representa una ruptura con los mejores valores que buscó construir la recuperación democrática en el país”.
Además, señalan que “la violencia institucional se agravó”, al tiempo que mencionan el caso de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado y la posición que tomaron Macri y Patricia Bullrich al respecto. Lo mismo en relación al crimen del mapuche Rafael Nahuel, “asesinado por parte de las fuerzas de Prefectura, una acción criminal justificada públicamente por altos funcionarios de gobierno”.
El caso Chocobar también forma parte del texto, sobre el que puntualiza que “desde los lugares más prominentes del Gobierno se alienta la idea según la cual la muerte del delincuente es una opción más” y “se busca justificar crecientes acciones de represión estatal”.
“Que el Presidente felicitara en público a un agente policial procesado por haberse excedido en el ejercicio de sus funciones, y responsable de haber matado a un presunto delincuente es de una gravedad difícil de exagerar: ningún gobierno puede celebrar nunca la muerte de nadie, ni merece poner nunca a quien ha matado como un ejemplo”, apuntaron.