Con el acuerdo las provincias obtienen un refuerzo en las transferencias que reciben de la Nación, de 6,7% a 7,4% del producto entre 2017 y 2020). Así, ese último año, el superávit primario sería del 1,9% del PBI (1,6% si se excluye a Buenos Aires)
Para el Ieral ese nivel sería suficiente para generar una reducción de la presión tributaria por el equivalente a 22,7% de la recaudación de II.BB. y Sellos en 2020 y a 39% si se sumara a Buenos Aires en el cómputo. “Este es un escenario moderado”, define Capello.
En cambio, en uno más optimista en el que los gobernadores lograran un resultado primario consolidado del 2,2% (2,4% con Buenos Aires), el superávit fiscal les permitiría bajar entre 33% y 52% la presión fiscal conjunta de II.BB. y Sellos.
Los números fiscales provinciales son muy heterogéneos: en 2016 fueron nueve las jurisdicciones superavitarias (Córdoba, Corrientes, La Pampa, San Juan, San Luis, Santiago del Estero, Formosa, La Rioja, y Santa Fe) y 15 las deficitarias. Para el conjunto, el déficit primario fue de 0,4% del PBI, mientras el rojo financiero fue de 0,8%.
Con un crecimiento económico moderado, si las provincias cumplen la regla fiscal -mantienen el gasto corriente primario constante (en el caso de las deficitarias, el primario total) en términos reales-, el Ieral estima que sería posible pasar de un déficit este año a un superávit a partir del que viene.
Sin considerar a la provincia de Buenos Aires, el consolidado provincial pasaría de un resultado primario negativo del 0,3% del producto a uno positivo de 0,1% en 2018; 0,6% en 2019 y 1,9% en 2020. Los valores aumentan si se incluye a Buenos Aires: rojo primario de 0,5% del PBI este ejercicio; superávit de 0,4% en 2018; 1,3% en 2019 y 1,9% en 2020.
Los objetivos de la reforma
75% Ingresos Brutos
Es el porcentaje que aporta este tributo al total de ingresos provinciales propios
0,4% Superávit
Sería el porcentaje del PBI de superávit en 2018 incluyendo la provincia de Buenos Aires