Con divisiones profundas, el consejo directivo se reúne hoy en Azopardo
Con sus divisiones clásicas y otras más recientes superando el punto de hervor, la CGT debatirá hoy a través de su consejo directivo si ratifica o suspende la marcha a Plaza de Mayo para repudiar el modelo económico que se había anunciado para el martes 22. Entre las voces que reclamaron con más energía que esa protesta, paso inmediato a decretar un paro nacional, estuvo la del bancario y referente de la Corriente Federal (CFT) Sergio Palazzo, quién consideró que la postergación se definiría con una sola palabra, “mamarracho”. Incluso dentro del triunvirato de conducción de la central hay notorias diferencias de parecer entre Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Schmid.
La sede de Azopardo al 800 recibirá a los jefes sindicales convocados para las 14 a fin de definir postura. En la falange “dialoguista” se ubican los “gordos” e “independientes”. Se fundamentan en la lectura del resultado de las PASO y el riesgo latente de quedar como “garantes” respecto de cualquier incidente que se pueda generar el próximo martes. Ambos grupos poseen a gremios con relevante cantidad de afiliados y han marcado en diversas etapas la sensación térmica de la CGT. No es dato menor que en oposición a esta inquietud estén los sindicatos de transporte más la CFT, aseverando que no hay otra salida que la movilización y ponerle fecha al segundo paro que tendría lugar en la era Cambiemos. Schmid reforzó su postura a favor de la marcha al expresar ayer que la alternativa de concretarla “es total”. El jefe de Dragado y la CATT juega sus cartas por la senda que le permitió arribar a la conducción compartida (fluido contacto con la Iglesia) pero también sufriendo el bombardeo del “fuego amigo”.
Con poder estratégico desde la vereda que no se entusiasma para movilizar, el jefe de UPCN, Andrés Rodríguez, consideró en la víspera que la protesta “nunca fue enfocada desde un punto político sino como una exteriorización de una realidad bastante acuciante en vastos sectores de la población”. Los críticos al líder de estatales consideran que “cada paso de la CGT es político, agrade o no” y respecto a alineamientos pasados consideran que está a la vista que hubo movilización y huelga contra el impuesto al sueldo y en la comparación advierten “que la situación hoy es peor de lo peor”. Infieren allí los despidos, suspensiones, “intentos para disciplinar a los trabajadores” y otras cuitas.
Uno de los datos de color en la previa al encuentro lo deslizó un histórico dirigente al considerar que “para el debate que habrá sería prudente sacar los ceniceros y los cuadros”, del recinto.