La CGT define su conducción en medio de tensiones internas

Reforma laboral en puerta y puja de poder en la CGT: dialoguistas y combativos miden fuerzas. La definición se juega en horas

 

 

La CGT llega este miércoles a uno de sus congresos más determinantes de los últimos años. Desde las 9, en el club Obras Sanitarias, comenzará la acreditación de congresales para renovar autoridades en un clima de disputas, negociaciones contra reloj y advertencias públicas. Todos hablan de unidad, pero lo que está en discusión es qué tipo de unidad y bajo qué estrategia se enfrentará al gobierno de Javier Milei, que impulsa una reforma laboral con impacto directo sobre salarios, condiciones de trabajo y representatividad sindical.

 

Debate sobre el rumbo de la central

El eje de la discusión interna está en el perfil de la futura conducción. Los sectores dialoguistas, encabezados por los gremios más numerosos —los llamados Gordos y los Independientes— sostienen que la CGT debe mantener canales abiertos con la Casa Rosada. Su peso numérico les da ventaja en una posible votación.

Del otro lado, los espacios combativos reclaman que la unidad no puede ser sólo administrada desde la negociación. Plantean que la reforma laboral obliga a recuperar capacidad de confrontación para “defender derechos básicos”.

 

La pelea por el triunvirato

En principio, el formato con mayor consenso sigue siendo el triunvirato. Entre los nombres que circulan están Jorge Sola (Seguros) y Cristian Jerónimo (Vidrios), impulsados por los sectores mayoritarios. El debate se concentra en la tercera silla.

 

La disputa por el lugar del moyanismo

Hugo Moyano presiona para mantener presencia en la conducción y busca que Octavio Argüello continúe. Ese movimiento podría dejar afuera a Maia Volcovinsky, dirigente judicial y una de las impulsadas por sectores que reclaman mayor representación femenina.

 

La postura de los sectores combativos

Los dirigentes de perfil más confrontativo advierten que el contexto exige un mensaje claro hacia la sociedad. “El diálogo sin fuerza detrás no alcanza. Nadie negocia con débiles”, afirmó el titular de APLA, Pablo Biró.

En la misma línea, Mario “Paco” Manrique (Smata) advirtió que la CGT “hace años no tiene un liderazgo definido” y que un mensaje ambiguo puede debilitar su rol histórico.

Sergio Palazzo (La Bancaria) fue más lejos: sostuvo que la etapa del triunvirato “ya cumplió su ciclo” y que la conducción debería volver a un secretario general único.

 

El programa que reclaman los metalúrgicos

La UOM insiste en que la nueva CGT debe contar con un programa de acción. Abel Furlán plantea que la prioridad es defender el salario, garantizar paritarias libres y revisar el peso de la deuda externa, que considera un obstáculo para cualquier estrategia de desarrollo industrial.

“Sin un plan, se hipotecan generaciones enteras”, sostuvo en los pasillos de Azopardo.

 

Un cierre que se define en horas

Con negociaciones abiertas y llamadas hasta la madrugada, nadie se anima a dar por cerrado ningún acuerdo. En la CGT todos coinciden en que la unidad es el objetivo, pero también reconocen que no sería la primera vez que una falta de consenso derive en fractura.

El resultado se conocerá con la acreditación sobre la mesa. Y una vez definida la conducción, comenzará el verdadero desafío: enfrentar la reforma laboral que el Gobierno se prepara para presentar.

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