Efecto Ficha Limpia: Milei se beneficia al polarizar con Cristina pero podría perder apoyo macrista en el Congreso

El gobierno critica al kirchnerismo, pero desde el PRO señalan el “principio de revelación” contra Milei, a quien acusan de organizar el fracaso de la ley

 

 

Los adictos a las novelas y series policiales saben que todo buen investigador comienza por preguntarse quién se beneficia del crimen. Y en la “muerte” del proyecto Ficha Limpia, los ganadores son claros y obvios: el kirchnerismo y el sector de Javier Milei, que aspiran a que en las próximas elecciones legislativas el escenario político se polarice entre esas dos fuerzas.

En estas horas abundan las quejas del oficialismo por el fracaso del proyecto, que resultó rechazado por el Senado. Toda la plana mayor de La Libertad Avanza, empezando por el propio Milei, continuando con ministros de alto perfil como Patricia Bullrich y Toto Caputo y terminando con el candidato a legislador porteño Manuel Adorni, todos se refirieron al nuevo “principio de revelación”.

Pero esta vez ese principio corre el riesgo de transformarse en un efecto boomerang. Después de todo, esos mismos senadores, cuya actitud, según el comunicado oficial, “el presidente aborrece, porque han optado por priorizar la defensa de sus intereses partidarios y personales por encima de las demandas del pueblo al que dicen representar”, son los mismos que impidieron la creación de la comisión investigadora sobre la estafa de la criptomoneda Libra.

Lo cierto es que si se veían las reacciones post votación, el enojo de los macristas del PRO no estaba dirigido al bloque de senadores kirchneristas, sino al propio Milei, al que veían como responsable de haber coreografiado el rechazo a la ley. La más explícita al respecto fue Silvia Lospennato, quien recordó que los dos senadores que cambiaron la votación representan a Misiones, casualmente la provincia que recibió más adelantos del Tesoro nacional.

En otras palabras, para el sector macrista, lo ocurrido también implica un “principio de revelación”, pero que no deja expuesto al kirchnerismo -cuya actitud no sorprendió a nadie- sino al propio sector de Milei.

“Qué lástima esto, porque traicionar al gobierno que más ATN te dio debe ser jorobado, no? Supongo que ahora tendrán una penalización y no recibirán más ayuda, por su traición”, dijo con indisimulado tono sarcástico la dirigente del PRO, que es además la candidata en la elección porteña.

 

Un “principio de revelación” para el PRO

Lo cierto es que, desde el punto de vista electoral, Milei ha demostrado que le preocupa mucho más la eventual pérdida de votos hacia el espacio “liberal light” del macrismo que los que le pueda robar el peronismo.

Y su estrategia política es clara: plantear que un voto que vaya para el macrismo es, indirectamente, una forma de ayudar al kirchnerismo. De hecho, toda la campaña proselitista por la candidatura de Manuel Adorni a la legislatura porteña ha estado centrada en ese concepto.

El propio Milei, al retuitear un video en el que se hace un repaso a los peores momentos de la última gestión peronista, sostiene que “desarmar la motosierra es volver al pasado”. Una alusión directa a declaraciones que habían sostenido Lospennato y el jefe de gobierno, Jorge Macri, en el que hacían la salvedad de que en la ciudad no se aplicaría el criterio de recorte drástico de servicios.

“O es más orden, educación, salud y obras públicas o la mosotierra indiscriminada. No pongamos en riesgo lo que tenemos”, había sido la frase de campaña de Lospennato.

Fue uno de los puntos más atacados por la tropa de cibermilitantes oficialistas, que se encargaron de instalar la idea de que el PRO es un espacio de “Kukas de buenos modales”. Tuvieron una ayuda invaluable para impulsar esa campaña: Leandro Santoro, el candidato del peronismo, también hizo su spot publicitario centrado en la figura de la motosierra.

Esto dio el pie para que desde el gobierno se intente una equiparación entre lo que hace el PRO en la Ciudad y lo que ha hecho el peronismo en la nación y en las provincias que gobierna: es decir, proteger los “negocios de la casta” al negarse a recortar el gasto en servicios estatales.

De esa manera, lo que se está viendo en estos días, fuera y dentro del Congreso, es una carrera entre La Libertad Avanza y el PRO por ganar la medalla de ser el garante contra la vuelta del kirchnerismo.

No por casualidad, en plena campaña por la legislatura porteña, Milei dejó este mensaje ambiguo: “Kirchnerismo o libertad. ¿Alguien quiere volver al pasado? ¿Alguien quiere detener el cambio? ¿Alguien odia la libertad?”. Era un tuit contra Cristina Kirchner, claro, pero sobre todo era una alusión a la campaña electoral del macrismo en Buenos Aires.

 

Del “efecto Bolsonaro” a la pelea con Macri

¿Quién sale mejor parado de esta pelea? Para empezar, obviamente, el kirchnerismo, que no solamente celebra el rechazo a “los intentos de proscripción de Cristina” sino que, además, ve cómo se consolida y profundiza la división entre Macri y Mauricio Macri, a quien se nota cada vez más incómodo en su alianza política.

De todas formas, la palabra final la tendrán las urnas. De momento, las últimas encuestas muestran a Lospennato recuperando posiciones y ya peleando el liderazgo con Santoro, un escenario que podría intensificarse en los próximos días si tiene éxito la estrategia del PRO por instalar la idea de que, en el fondo, Milei nunca quiso que Ficha Limpia saliera aprobada.

En otras palabras, los porteños podrían pasar a percibir que la polarización en la que deben arbitrar no es la de Milei contra Cristina Kirchner, sino la de Macri contra el peronismo.

Hay, por cierto, una larga historia que avala esa postura. En noviembre del año pasado fue el primer intento por hacer aprobar Ficha Limpia, y sorpresivamente hubo ocho ausencias del espacio LLA que el presidente de la Cámara, Martín Menem, se apresuró a dar por caída la sesión.

En aquel momento, igual que ahora, el discurso oficial del gobierno es que había voluntad para impulsar la iniciativa. Pero ya, de manera informal, varios de los militantes más connotados admitieron que el proyecto no generaba entusiasmo porque se lo veía como un arma de doble filo.

El argumento era que, tal como estaba presentado, el proyecto que hoy dejaría fuera de carrera a Cristina Kirchner -en ese momento acababa de recibir una confirmación de su condena en la Cámara de Casación por la causa Vialidad- no era impensable que en el futuro se produjera un efecto boomerang que afectara al propio Milei o a sus funcionarios.

No había ocurrido aun el escándalo Libra, pero los libertarios miraban con atención el antecedente de Brasil: allí, el proyecto de Ficha Limpia terminó volviéndose en contra de todos los que, en su momento, celebraron su aprobación.

Lo sufrió en su momento Lula Da Silva, pero ahora también lo padece Jair Bolsonaro. En el país vecino, donde la corrupción política es un tema de primer nivel en la agenda de preocupación ciudadana, el proyecto “Ficha Limpa” se impulsó en 2010 durante el segundo mandato del Partido de los Trabajadores. El propio Lula apoyó el proyecto en el plano legislativo, e irónicamente fue su primera víctima, tras recibir una condena en primera instancia por corrupción en 2017, que fue ratificada en segunda instancia un año más tarde. Lula, que pasó un año y medio en prisión tras una tercera condena por el tribunal supremo, quedó libre luego de que su causa fuera anulada por vicios procesales

En cambio, quien padece ahora la “proscripción” fue alguien que en su momento celebró las condenas a Lula: su archienemigo Jair Bolsonaro, a quien el Tribunal Superior Electoral encontró culpable de haber atentado contra el normal desarrollo de los comicios de 2023, al usar su posición de jefe de Estado para “degradar el ambiente electoral” y crear un estado de “paranoia colectiva”.

 

Cristina celebra, ¿y Macri?

Desde aquel momento, el espacio macrista y el mileísta negociaron cambios en texto de la ley. En cualquier caso, si se hubiese aprobado, el efecto inmediato habría sido la prohibición de que Cristina Kirchner pudiera postularse como candidata en las legislativas de octubre.

Desde el punto de Cristina, cualquiera hubiese sido la votación, habría resultado funcional a su discurso político. Desde que tuvo que declarar en 2016, por primera vez, en Comodoro Py por una causa de corrupción, está sosteniendo el discurso del lawfare como método para perseguir judicialmente y proscribir a líderes de gobiernos populares.

Ahora, con el proyecto Ficha Limpia caído -y sin chances de volver a ser tratado hasta el año próximo-, la ex mandataria cuenta con la posibilidad de regresar al Congreso por cuatro años. Y, desde su banca, no sólo articular el discurso opositor sino también recuperar influencia en la interna peronista, donde ha debido hacer concesiones ante el avance de Axel Kicillof.

Por su parte, para Macri una aprobación de la ley habría significado una victoria en el campo donde aspira a fortalecer su liderazgo: el de los valores republicanos y la “tolerancia cero” a la corrupción. Habría sido una victoria que lo reconciliaría con su electorado de clase media que rechaza el estilo agresivo de Milei.

Claro que la de Macri es una postura que, más allá del fracaso de la ley, igualmente puede ser utilizada con fines electorales: el solo hecho de haber impulsado Ficha Limpia supondría un regreso a los tiempos en que junto a Lilita Carrió se levantaba la bandera de la transparencia. La duda, en este contexto, es si el electorado asignará más valor a esa postura principista que a la fría razón de los números de la economía.

 

Milei y un festejo con riesgo

Y, por cierto, Milei habría sido el gran perdedor si Cristina hubiese quedado fuera de carrera. Su principal discurso de campaña habría quedado debilitado, dado que el gobierno está justificando sus medidas políticas -incluyendo sus excesos verbales contra periodistas y empresarios- en la necesidad de impedir el regreso del kirchnerismo.

Ahora, tal como quedaron las cosas, está claro quién ganó y quién perdió. Para Milei, hay doble motivo de festejo: puede seguir criticando al kirchnerismo pero, al mismo tiempo, manteniendo la seguridad de que con Cristina en campaña, su estrategia de polarización electoral está asegurada.

Queda, de todas maneras, un riesgo para Milei: perder el apoyo del macrismo en el Congreso. Si bien algunas instancias importantes ya están superadas -como el DNU que permitió el acuerdo con el FMI- todavía hay una lista de medidas económicas que necesitarían apoyo legislativo. Entre ellas, destacan la reforma impositiva y la monetización de la economía con los “dólares del colchón”.

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