El informe anual de Reporteros sin Fronteras informó una caída de 47 lugares, en el ranking global entre 180 países
Por segundo año consecutivo, la Argentina registró una profunda caída en el índice global de libertad de prensa: descendió en total 47 lugares durante el gobierno de Javier Milei. La información surge de un informe de Reporteros sin Fronteras (RSF) que ubica al país en el puesto 87 de un total de 180.
El informe anterior de la organización, que abarcaba los primeros meses del mandato de Javier Milei, ya había reflejado una baja significativa: Argentina pasó del puesto 40° al 66°. En ese momento, RSF advirtió que “la llegada al poder de Javier Milei, abiertamente hostil con la prensa, marca un nuevo y preocupante punto de inflexión para la garantía del derecho a la información en el país”.
El informe de este año se muestra particularmente crítico con el Presidente argentino, al señalar que el país experimentó uno de los desplomes más pronunciados a nivel global, con una caída de 21 puestos, superado solo por Samoa (22) y Kirguistán (24). “Los retrocesos más significativos en la región americana también se explican por los giros autoritarios. En Argentina, el presidente Javier Milei estigmatizó a los periodistas, desmanteló los medios públicos y utilizó la publicidad estatal como arma política”, señala el reporte.
También se destaca a la Argentina como “uno de los países donde el cierre de medios es constante, por la persistencia de dificultades económicas”, una situación que, según el documento, afecta a casi un tercio de los 180 países evaluados.
La libertad de prensa a nivel mundial alcanza un nivel crítico sin precedentes
En el informe, RSF también expresa su preocupación por la situación de la libertad de prensa a nivel mundial. “El indicador económico de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa sigue cayendo en 2025 y alcanza un nivel crítico sin precedentes. Como consecuencia, y por primera vez en la historia del ranking, la situación de la libertad de prensa se vuelve “difícil” a escala mundial”.
De los cinco indicadores globales analizados —seguridad, entorno sociocultural, marco legislativo, contexto político y situación económica—, el que más se deterioró en el último año fue el que evalúa las presiones económicas sobre los medios y la estabilidad financiera del periodismo.
“Cuando los medios de comunicación son económicamente frágiles, se ven arrastrados a la carrera por la audiencia, a costa de la calidad, y pueden convertirse en presa de los oligarcas o de responsables políticos que los instrumentalizan”, señaló la directora editorial de RSF Anne Bocandé.
“Los medios se encuentran actualmente atrapados entre la garantía de su independencia y su supervivencia financiera”, concluye el informe.
La situación de la prensa se agravó en Estados Unidos
El reporte hace hincapié en la situación de los Estados Unidos desde el regreso de Donald Trump al poder y advierte que “regiones extensas se están convirtiendo en desiertos informativos”. Además, señalan que hay un uso de “argumentos económicos infundados para ejercer control sobre la prensa”.
“El periodismo local paga un alto precio por la recesión económica: más del 60 % de los periodistas y expertos en medios encuestados por RSF en Arizona, Florida, Nevada y Pensilvania coinciden en que es ‘difícil ganarse la vida como periodista´ y el 75 % afirma que ‘la viabilidad económica de un medio de tamaño mediano es compleja´”, indica el reporte.
“Un ejemplo de ello fue la interrupción del financiamiento a varios medios por parte de la Agencia de Estados Unidos para los Medios de Comunicación Globales (USAGM), entre ellos Voice of America y Radio Free Europe/Radio Liberty, lo que dejó a más de 400 millones de personas en todo el mundo sin acceso inmediato a información confiable”, señalan.
Y remarcan las consecuencias de la nueva política de Estados Unidos hacia otros países del mundo. “La paralización de los fondos de cooperación administrados por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sumió a cientos de medios en una situación económica crítica, llevando al cierre de varios de ellos, especialmente en Ucrania”.