Lo que dejaron de comprar y hacer los niveles socioeconómicos C2 y C3 para poder llegar a fin de mes
La clase media argentina modelo 2024 ajustó sus gastos para poder llegar a fin de mes. Entre los principales sacrificios el 80% redujo la frecuencia o eliminó los asados con amigos/familiares; el 80% mermó o ya no va a tomar un café o un helado y la lista de restricciones sigue, según un estudio de Moiguer Consultora de Estrategia. Pero lo que más angustia causa, es el cambio de hábitos de encuentros con gente querida.
El estudio puso bajo la lupa a la clase media (ingreso del hogar mensual neto promedio familiar C2: $1.760.092 y C3: $881.748) que representa el 39% de la pirámide socioeconómica, según la consultora. La pregunta exacta fue que gastos generales tuvo que recortar o eliminar en 2024 vs 2023. El 91% respondió tomarme un taxi o auto de aplicación; 85% salidas en pareja/familiares; 83% compra de primeras marcas de alimentos; 75% actividades deportivas y 68% servicios de streaming. A la hora de profundizar en el estudio se detectó que el 66% recortó o eliminó el uso de auto/moto; 59% servicio de celular; 55% medicina prepaga y hasta un 54% redujo el uso del transporte público por la suba del precio de los pasajes.
Un 49% de la Clase media ajustó los gastos de internet; 48% mermó o dejó de comprar medicamentos y 41% disminuyó o eliminó gastos en los colegios de sus hijos (o lo cambió de colegio privado a uno más económico o directamente lo pasó a una escuela pública).
Chau al asado
Al mirar en detalle a ese 80% que redujo o eliminó los asados con amigos o familiares, se ve que el 43% redujo la frecuencia y el 37% directamente decidió no gastar más en esos encuentros para ahorrar. La consultora de Fernando Moiguer realizó el estudio en AMBA, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Salta en personas de clase media de 16 a 75 años en el mes de julio y agosto 2024.
“Por sueldo, mucha clase media cayó en la pobreza. Hay muchos hogares que no les alcanza el presupuesto para cubrir todos los gastos. Culturalmente la definición de clase media se construye por el nivel de estudio y tipo de empleo del principal sostén del hogar, aún sigue teniendo un pensamiento distinto al de la clase baja. La clase media es el sector más afectado por el cambio de modelo. Cuando profundizamos el estudio surge la pregunta ‘seguimos siendo clase media o ya no’”, señaló Martín Eandi, director del área de investigación de Moiguer Consultora de Estrategia.
El 45% de la clase media no puede mantener el auto
Otra parte del estudio puso la lupa en los consumos clásicos de la clase media. Le preguntaron a los entrevistados de los niveles socioeconómicos C2 y C3: Considerando tu presupuesto actual, ¿Dirías que podes realizar los siguientes gastos? Y las respuestas fueron preocupantes. El 17% respondió que no puede comprar carne para comer al menos dos veces por semana; 36 % no puede afrontar un gasto imprevisto de $30.000; 45% de la clase media respondió que no puede mantener los gastos de un auto; el 55% no puede pedir comida por delivery ni una vez a la semana, el 70% no puede comprar o reponer un electrodoméstico (ejemplo lavarropas).
Desde la consultora señalaron “hace dos años que hacemos este monitoreo, notamos que el cambio de modelo político y económico impactó muy fuerte en la economía doméstica. El 52% de los hogares dice que su capacidad de consumo está peor o mucho peor que la del año pasado. El 52% tiene deudas, el 55% usó sus ahorros para gastos del presupuesto cotidiano”, señaló Eandi.
En el estudio se preguntó a la hora de hacer las compras para hacer rendir mejor el presupuesto en qué productos se redujo la frecuencia de consumo o directamente se eliminó. En el primer puesto, el 48% redujo o dejó de comprar carne; el 41% los snacks y papas fritas; 41% postrecitos o helados; 40% yogures; 39% aceite de oliva y chocolates;38% golosinas y 37% gaseosas.
Adiós al agua mineral, bienvenida el agua de la canilla
La otra pregunta fue que productos compran o usan para hacer rendir mejor el presupuesto y poder llegar a fin de mes. El ranking lo encabezan con 37% los productos de limpieza sueltos; 33% carne de pollo; 32% aceites económicos; 31% frutas y verduras de estación; 30% arroz blanco común; 29% fideos y pastas secas; 28% agua de la canilla y 26% polenta.
Los argentinos están atravesando un momento de ajuste, con nuevos hábitos de conducta, viven una era en la que se reinventan para que la plata alcance. El 74% de los hogares argentinos admite que debió restringir algún gusto para achicar el presupuesto. El primer gusto que redujeron y abandonaron es el “hacer asado”, seguido por “comprarme ropa” y “salir a comer afuera”.
“Tengo un grupo de amigos que somos del mismo complejo y le decimos la juntada del rejunte. Porque vemos lo que tenemos huevo, queso, vamos viendo, sacamos del freezer lo que va quedando y a lo sumo compramos algo que falte. Hemos implementado mucho el tapeo, que es la tostada con lo que encuentres arriba”, testimonian jóvenes cordobeses en el estudio de la consultora de Fernando Moiguer.
El disfrute se resignifica, hay que encontrarle “la vuelta” al ajuste para poder sobrellevarlo, para que no sea tan duro y angustiante. Los hábitos cambiaron: “se prefieren reuniones pequeñas en una casa, en lugar de salir a cenar o visitar bares. Se recupera la comida casera: pizzas o pastas para ahorrar costos. Elección de segundas marcas: sobre todo en categorías no esenciales relacionadas a los gustos. Se recortan las actividades: se elige una actividad recreativa para mantener el espacio de ocio. Por ejemplo: mantener el gimnasio y no salir tanto a comer afuera. El ajuste se ve en todas las áreas del presupuesto, hace que también en lo que se refiere al disfrute se ponga el valor en la simplificación. De alguna manera, esa necesidad de minimizar adquiere una dimensión menos negativa que ayuda a amortiguar”, explicó el estudio.